DENUNCIAS
Los tropiezos en la feria del queso
Faltó el adecentamiento requerido para tan magno evento.
Más que días, semanas llevaban unas losas rotas y completamente sueltas en la misma Plaza Mayor, frente al cuartel de la policía, que lleva años esperando su traslado. El peligro de tropezones incluso caídas era evidente.
Un día apareció sobre ellas uno de esos conos indicadores de peligro, que no tardo en desaparecer. Quedaban pocas jornadas para el comienzo de la feria del queso, así la hemos traducido en Zamora. Las carpas iban ocupando su lugar, la que estaba frente a la casa de las panaderas, ya hacía notar su presencia. Las piedras seguían sin reparase. No había tiempo, la ciudad empezaba ya a vivir la esperada muestra. El numeroso ir y venir de personas, no permitía la convivencia con obras, aunque fueran menores. Un particular remiendo, bastante mejorable, rejuntando las piezas con pasta de relleno chapucero, más propio del tente mientas cobro, intento salvar en el último minuto la situación.
No es el único tropiezo, que encontraron zamoranos y visitantes, los primeros acostumbrados a tener cuidado al caminar por las calles, ya que conocen la situación, los llegados de fuera ignoran la desidia que soportamos los de aquí. Evidentemente no es la imagen más grata, para una ciudad que pretende ser un referente turístico. El ayuntamiento, una vez más no estuvo a la altura. Si bien llegando la semana de pasión, y aunque sea en el casco antiguo, se realizan esos remiendos, que los vecinos agradecemos porque es la única manera de conseguir que sean reparados para disfrute del resto del año, para este evento no se realizó nada de nada.
Sería interminable señalar el número de desperfectos encontrados en las calles, aun tratándose tan solo de aquellas vías y plazas donde había algo que visitar de la feria. Baldosas rotas y sueltas por toda la ciudad, que se perpetúan en ese estado sin que llegue el momento de su reparación. Resultando especialmente vergonzoso, que los comensales de las mesas asentadas sobre la superficie de madera del parque de San Martín, tuvieran que pisar sobre innumerables tablas rotas y con los niños jugando por allí. No lejos, sigue esperando su reparación a pesar del peligro de desprendimiento que presenta, el muro del mismo parque donde afectada tanto la zona del acceso al aparcamiento subterráneo como el lateral, este ostentosamente señalado por el peligro que representa, para evitar males mayores. Casos reseñables que sumados hacen un conjunto de una ciudad descuidada, que ha sido referente para el queso mundial.
Manuel Herrero Alonso
Más que días, semanas llevaban unas losas rotas y completamente sueltas en la misma Plaza Mayor, frente al cuartel de la policía, que lleva años esperando su traslado. El peligro de tropezones incluso caídas era evidente.
Un día apareció sobre ellas uno de esos conos indicadores de peligro, que no tardo en desaparecer. Quedaban pocas jornadas para el comienzo de la feria del queso, así la hemos traducido en Zamora. Las carpas iban ocupando su lugar, la que estaba frente a la casa de las panaderas, ya hacía notar su presencia. Las piedras seguían sin reparase. No había tiempo, la ciudad empezaba ya a vivir la esperada muestra. El numeroso ir y venir de personas, no permitía la convivencia con obras, aunque fueran menores. Un particular remiendo, bastante mejorable, rejuntando las piezas con pasta de relleno chapucero, más propio del tente mientas cobro, intento salvar en el último minuto la situación.
No es el único tropiezo, que encontraron zamoranos y visitantes, los primeros acostumbrados a tener cuidado al caminar por las calles, ya que conocen la situación, los llegados de fuera ignoran la desidia que soportamos los de aquí. Evidentemente no es la imagen más grata, para una ciudad que pretende ser un referente turístico. El ayuntamiento, una vez más no estuvo a la altura. Si bien llegando la semana de pasión, y aunque sea en el casco antiguo, se realizan esos remiendos, que los vecinos agradecemos porque es la única manera de conseguir que sean reparados para disfrute del resto del año, para este evento no se realizó nada de nada.
Sería interminable señalar el número de desperfectos encontrados en las calles, aun tratándose tan solo de aquellas vías y plazas donde había algo que visitar de la feria. Baldosas rotas y sueltas por toda la ciudad, que se perpetúan en ese estado sin que llegue el momento de su reparación. Resultando especialmente vergonzoso, que los comensales de las mesas asentadas sobre la superficie de madera del parque de San Martín, tuvieran que pisar sobre innumerables tablas rotas y con los niños jugando por allí. No lejos, sigue esperando su reparación a pesar del peligro de desprendimiento que presenta, el muro del mismo parque donde afectada tanto la zona del acceso al aparcamiento subterráneo como el lateral, este ostentosamente señalado por el peligro que representa, para evitar males mayores. Casos reseñables que sumados hacen un conjunto de una ciudad descuidada, que ha sido referente para el queso mundial.
Manuel Herrero Alonso
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