Eugenio de Ávila
Domingo, 25 de Septiembre de 2022
2ª RFEF

Dolorosa derrota, por la mínima (1-0), del Zamora CF en Luanco, ante el Marino

Los rojiblancos, de nuevo, no supieron jugar en un campo irregular, sin mordiente, ni agresividad, y ante un equipo poderoso en lo físico y muy disciplinao en defensa, que marcó el gol en el minuto 86

ZCFLa Segunda RFEF no es categoría para jugar fútbol bonito como el que le gusta transmitir a sus equipos Yago Iglesias. Los terrenos de juego, irregulares, con calvas, cuando no de césped artificial, merman las cualidades técnicas y potencian las físicas. El campo del Marino permite escasas florituras, porque exige más juego directo, más batalla aérea y balones a seguir. Un Zamora, con sus señas de identidad actuales, jamás puede ganar en campos como el de Luanco, porque no se ha construido para la brega, la labor obrera, el trabajo a destajo, sino para combinar a la primera, sacar la pelota jugada desde la defensa y buscar las bandas para hacer daño a la defensa rival.

El equipo inicial rojiblanco de este último domingo de septiembre no tenía nada que ver con el de la temporada anterior, pues ni un solo jugador de los once formó parte de la plantilla de la Primera RFEF. Dani Hernández y Juanan se quedaron en el banquillo. Yago prefirió jugar con Theo como medio defensivo, mientras Caballé debería combinar con las bandas, para Miguélez y Viana, y los dos hombres puntas: Pana, de vuelta tras la sanción, y Altube. Y en la banda derecha, en lugar de Silva, lesionado, Amez.

ZCFSi exceptuamos un ataque inicial del Marino, el cuadro rojiblanco tuvo el balón durante casi toda la primera mitad, pero se limitó a tocar en horizontal sin profundizar. De hecho, solo disparo una vez a puerta. Los locales, un equipo con veteranos, con gente grande y que sabe amoldarse a su tipo de terreno de juego, apenas se acercaron al área visitante, salvo cuando hubo un mal control en defensa que no supo concreta el jugador de Luanco.

Esa primera entrega resultó anodina, pero muy tranquila para el Zamora. No obstante, los rojiblancos necesitaban sumar tres puntos, pero apenas se notó en su juego. Mucho manoseo del cuero, pero, como digo, tedio y exceso de control. Hubo una oportunidad clara de marcar, a la salida de un córner, en el minuto 40, pero, como suele suceder, el disparo fue más un ensayo de rugby que de fútbol.

ZCFLa segunda mitad se inició con un cambio en el Marino, que salió de otra manera, como queriendo disputar la pelota al Zamora, absoluto dominador en la primera mitad. Y lo logró, pero tampoco profundizó, como si esperase al fútbol estático para marcar su gol. Me parecía claro que el equipo que se adelantase en el marcador se llevaría el partido.

Como Yago empezó a ver que Caballé no generaba juego en la medular y que el cuadro local llegaba con más claridad a las inmediaciones del área rojiblanca, realizó, en el minuto 60, dos cambios: Caballé y Pau Miguélez, que apenas aparecieron en el partido, entrasen Juanan y Sancho, que se fue al exterior diestro, mientras el charro haría pareja en la medular con Theo.

ZCFMeléndez, el técnico asturiano, cinco minutos después, hizo lo propio y inyecto nuevas fuerzas en su equipo con un doble cambio. Tampoco el técnico gallego del Zamora parecía satisfecho con el juego, carente de agresividad y falta de profundidad de los suyos, por lo que introdujo otros dos cambios, uno forzado, por lesión de Prada, y el otro por decisión táctica. Ribeiro y Dani Hernández entraron en el terreno de juego. Con la entrada del capitán, de media punta, se animaron las bandas, pero los centros, cuando los hubo, no se concretaron en nada, porque carecieron de temple y dirección para ser rematados.

Todo parecía decidido para el reparto de puntos, porque allí nadie hizo méritos para sumar tres de golpe. Pero hete aquí que una falta en la medular, zona izquierda, del Zamora, la lanzaba el Marino al área, donde el gigante Fagir superó, con su 1,94, a la zaga zamorana y a Irizíbar que llegó a tocar el esférico, para marcar el gol de la victoria.

Dolorosa derrota rojiblanca en otro campo propio de esta categoría, donde no supo jugar ni amoldarse al terreno de juego. Quizá Víctor de Aldama tome medidas. Tres puntos de doce posibles, paupérrimo bagaje para un equipo que aspiraba al ascenso director. Quo vadis, Zamora?

 

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