Carlos Domínguez
Martes, 27 de Septiembre de 2022
HABLEMOS

Las elecciones italianas y su alcance

[Img #70077]Aunque esporádica, se trata de una buena noticia. La ciudadanía italiana, como ya hiciera recientemente la sueca, ha puesto por una vez las cosas en su sitio, al anunciar la posibilidad, remota en cualquier caso, de recuperar una democracia secuestrada por socialismo y comunismo, viniendo igualmente a plantar cara a una eurocracia que lidera los programas de la izquierda, junto a los dogmas de la corrección política: ecología, inmigración, familia, propiedad. Cuestiones sin duda decisivas, frente a la agenda instrumentada por los poderes comunitarios al servicio de sus eternos amos, por medio de burocracias devenidas nuevas nomenclaturas, bajo forma de oligarquías tan sectarias como privilegiadas.

 

Sin embargo, no es un triunfo puntual lo único que se dirime con los comicios del país hermano, siquiera por latino y mediterráneo. Italia ha venido a demostrar que en la ciudadanía europea late instintivamente un sentido común al modo anglosajón de Paine y los otrora patriotas americanos, defensores del individualismo y la libertad como principios a conservar y proteger. Pero lo que es preciso elucidar es si ese sentimiento puede abrirse camino dentro de democracias adulteradas, que han trucado las reglas del juego a base de aparatos omnipresentes bajo excusa de lo social, para convertir al ciudadano en cliente del Estado que parte y reparte, desde una fiscalidad abusiva con miras a hacer de la sociedad masa dependiente de la dádiva pública.

 

Es difícil que el sentido común y el ansia de libertad, con arreglo a un sano espíritu en defensa del individuo y su propiedad, tengan cabida dentro de un juego amañado. En la actual coyuntura, los ciudadanos carecen de iniciativa y oportunidad, rehenes de la socialburocracia y sus clientelas, atentas a las inagotables prebendas del erario. Si bien se analiza, hace tiempo que la socialdemocracia rompió la baraja, para desvirtuar la democracia y sus mecanismos, entre ellos la contienda electoral. En definitiva, ante lo que no deja de ser ventajismo a cargo del presupuesto, aquello que reste de espíritu cívico y sentido común en la mejor tradición anglosajona, se halla ante un dilema parecido al del periodo de entreguerras del siglo pasado. La deslegitimación de la democracia por políticas de extrema izquierda que rompen el pacto constitucional como base del Estado de derecho y sus garantías, abre un peligrosísimo escenario en cuanto a preservar la convivencia y la paz civil. La baja participación de las elecciones italianas acredita la desafección hacia un sistema bloqueado en lo que tiene de gastada partitocracia, incapaz de abordar los problemas reales del ciudadano. Ahora bien, ¿cuál sería la alternativa, siempre desde la prevalencia de los valores democráticos?   

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