EL CONSENSO
Invierno en Europa
Pedro Calzada
El invierno está llegando. La tan famosa frase de la serie Juego de Tronos cobra un sentido especial este año. Desde que comenzó el conflicto en Ucrania, Europa teme la llegada de los meses fríos en el hemisferio norte dado que la dependencia del gas ruso aporta al Kremlin una poderosa arma de chantaje.
La pregunta es la siguiente: ¿cómo reaccionarán las acomodadas sociedades europeas a restricciones en un aspecto tan esencial de su bienestar como la temperatura de su hogar? ¿aceptaremos todos estoicamente la situación? Lo cierto es que ninguno de nosotros puede imaginar cómo sería un invierno con escasez energética dado que (afortunadamente) no lo hemos vivido nunca.
La amenaza es tan grande que no hay que ponerse en el caso más extremo para predecir que se avecinan meses complicados. Aunque el suministro de gas natural no se corte totalmente y se compense con la aportación de otras energías, los precios pueden llegar a ser tan desorbitados que la calefacción puede llegar a convertirse en un artículo de lujo a la vez que esencial. Ningún escenario invita al optimismo.
Si bien el gas almacenado durante estos meses y la cada vez mayor capacidad de las energías renovables nos otorgan una salida, la situación que se avecina será compleja.
Es tarea de los Estados Miembro actuar de manera coordinada y solidaria para procurar que todos salgamos bien parados de esta encrucijada.
El invierno está llegando. La tan famosa frase de la serie Juego de Tronos cobra un sentido especial este año. Desde que comenzó el conflicto en Ucrania, Europa teme la llegada de los meses fríos en el hemisferio norte dado que la dependencia del gas ruso aporta al Kremlin una poderosa arma de chantaje.
La pregunta es la siguiente: ¿cómo reaccionarán las acomodadas sociedades europeas a restricciones en un aspecto tan esencial de su bienestar como la temperatura de su hogar? ¿aceptaremos todos estoicamente la situación? Lo cierto es que ninguno de nosotros puede imaginar cómo sería un invierno con escasez energética dado que (afortunadamente) no lo hemos vivido nunca.
La amenaza es tan grande que no hay que ponerse en el caso más extremo para predecir que se avecinan meses complicados. Aunque el suministro de gas natural no se corte totalmente y se compense con la aportación de otras energías, los precios pueden llegar a ser tan desorbitados que la calefacción puede llegar a convertirse en un artículo de lujo a la vez que esencial. Ningún escenario invita al optimismo.
Si bien el gas almacenado durante estos meses y la cada vez mayor capacidad de las energías renovables nos otorgan una salida, la situación que se avecina será compleja.
Es tarea de los Estados Miembro actuar de manera coordinada y solidaria para procurar que todos salgamos bien parados de esta encrucijada.
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