No se puede seguir votando a nuestros verdugos políticos

Zamora, ciudad y provincia, no tiene nada que agradecerles a los dos grandes partidos nacionales, o lo que sea el PSOE ahora; en todo caso, deberíamos echarles en cara sus expolios, en particular el del socialismo felipista, con su, permítaseme el término, desestatilización: cierre líneas férreas, de la Prisión Provincial, del traslado a Salamanca del Regimiento Toledo, desaparición de la Universidad Laboral, adiós de Campsa. Añado la sutil, silente, pero demoledora reconversión agropecuaria, que destrozó al sector primario de la provincia.

No son solo palabras lo que expreso en ese primer párrafo, porque detrás de las oraciones existen número, cuentas, economía. Brindo la idea a cualquier economista zamorano para una tesis doctoral: investigar cómo repercutió económica y socialmente la desaparición de todos estas instituciones y organismos del Estado. Datos: mil reclutas vivían en Zamora y unos 300 oficiales y suboficiales. Unos 400 internos cumplían sentencias en la cárcel, vigilados por unos 200 funcionarios de prisiones. Unos 1.000 alumnos residían en la Universidad Laboral. Unos 1.000 ferroviarios trabajaban para Renfe en Zamora. Sumen: Alrededor de 5.000 personas que dejaron de comer, comprar, ir al cine, de cañas, de tomar cafés o chorizo en la calle de Los Herreros, por poner un ejemplo. Y pequeños empresarios zamoranos servían viandas para alimentar a todos ellos. Yo no sé de cuentas. Pero, sin duda, las pérdidas en el PIB provincial tuvieron que ser extraordinarias. Y desconozco lo que supuso el cierre de cerca de 3.000 establos de vacas de leche, las tierras que se quedaron sin sembrar y la marcha de numerosos jóvenes lejos de sus lares.

Y Zamora se quedó sin apenas nada. Funcionarios, ancianos, comercios, que empezaron a declinar y unos cuantos almacenes y grandes firmas que dejaron de serlo hasta cerrar. Y el Estado se cruzó de brazos y se olvidó de la afrenta. Ni se realizaron otras inversiones, ni se intentó suturar heridas económicas. Mientras, los parlamentarios zamoranos del PP y del PSOE guardaron silencio. Querían seguir ocupando sillón en Congreso de los Diputados y Senado. Tras el felipismo, llegó Aznar. Más de lo mismo. No nos quitó nada, pero tampoco nos dio. Quizá la autovía entre Zamora y Tordesillas. Pero no volvió en tren, como profetizó, ni nada de nada. ¡Para qué! Aquí siempre ganaba el PP. Zapatero, más de lo mismo, sus tonterías, propias de un tipo tan genial como él. Y Rajoy, pese a que Maíllo lo nacieron en Zamora, si te he visto o me acuerdo. Y ahora Pedro Sánchez, el guapo político oficial, que nos habló en su día de Monte la Reina y se dedicaron 20 millones de euros en el PGE de 2022 que no se gastaron, y, por segundo año consecutivo, se repite ese mismo montante. No me creo nada.  

Zamora se halla desamparada. Los PGE para el 2023 me parecen rácanos, hipócritas y falaces. Lo de Benavente y su Puerta del Oeste, lógico, porque hay alcalde socialista, uno de los pocos que quedan en esta provincia. Lo de la restauración de las murallas de la capital, otro parche. Lo de la instalación militar en Monte la Reina, lo mismo que el año pasado. El tema de la autovía Zamora-Frontera lusa, pues las cosas de palacio van despacio.

Y lo peor de todo es que, si los populares regresaran al poder, nada se haría al respecto. Ni Monte la Reina, ni autovía, ni murallas, ni nada de nada.

Quedan unos cuantos meses para las elecciones municipales. Los zamoranos debemos tener memoria y sentir más a nuestra tierra y castigar a los que nos vejaron, humillaron y olvidaron. Necesitamos un partido de aquí, nuestro, propio, interclasista. Las izquierdas los tienen en IU y Ahora Zamora; pero no exista una formación esencialmente zamorana, de centro izquierda hasta la derecha, sin vínculos con Valladolid y Madrid. De acuerdo.

Y he criticado a los presidentes que pasaron por La Moncloa. Pero la Junta, siempre en manos del PP, con pactos, Ciudadanos y ahora Vox, desde Aznar y pasando con Lucas, nos obvió, impidió que todo el dinero que enviaba Europa para homogeneizar las nueve provincias de la comunidad de Castilla y León, un auténtico despropósito de autonomía, llegará aquí, y eligió a Valladolid y Burgos para convertirse en dos grandes ciudades y provincias, mientras Zamora perdía población y actividad económica.

No nos dejamos engañar ya con zarandajas y cuentos infantiles. Seamos adultos y más zamoranos que liberales, si es que queda alguno, o izquierdistas de este o aquel partido.

Hay que pelear. No nos queda tiempo. Es mejor morir de pie que seguir viviendo de rodillas, en actitud menesterosa y seguir votando a nuestros verdugos como ciudad y provincia.

Eugenio-Jesús de Ávila