Un PGE que privilegia al independentismo y sectores improductivos

Los partidos secesionistas catalanes -ERC y Juntos por Cataluña-, vascos -PNV y Bildu-, navarros, donde gobiernan PSOE Bildu, y valencianos -Compromís- nacieron para destruir la unidad de España. Son en esencia antiespañoles. Si los Presupuestos Generales del Estado, presentados por el Gobierno, resultasen estupendos para la nación, los partidos separatistas nunca los aprobarían. Por lo tanto, colígese que los PGE 2023 son muy malos para España, para las autonomías que se sienten españolas, es decir: Galicia, Asturias, Cantabria, Aragón, Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Valencia, Extremadura, Andalucía, Murcia, Baleares, La Canarias, Ceuta y Melilla y Madrid. Traduzco, para unos 40 millones de españoles estos presupuestos, como todos los que se aprueben con el favor de independentistas, serán horrendos para la España democrática. Sencillo silogismo. Claras premisas. Lógica.

Estos Presupuestos, pues, elaborados por el Gobierno sanchista y los niños, niñas, niñes de Podemos, sirven a los intereses de la minoría reaccionaria, independentista, golpista y racista. Y pagan la campaña electoral de Sánchez.

Acudo, de nuevo a la lógica: si Zamora sigue, de momento, siendo España y sintiéndose los zamoranos españoles, los Presupuestos Generales del Estado 2023 también los juzgaré infames para nuestra provincia. Y no me vengan los socialistas con ese argumento de los 20 millones para Monte la Reina, que deben ser los mismos, no gastados, del año 2022. Y lo de la autovía a Portugal desde la capital de la provincia tampoco lo veo claro. Me temo que Zamora ciudad carecerá de conexión por medio de una carretera moderna al menos en la próxima década. Quizá se construya cuando el occidente zamorano sea ya un desierto demográfico, una selva de lobos, jabalíes, zorros, ciervos, corzos; un paraíso para los cazadores de otras comunidades y provincias ricas.

Añado que estos presupuestos se dedican a las regiones más desarrolladas, como Cataluña, para que los separatistas abran más embajadas en el extranjero y así realicen proselitismo sobre su independencia; para seguir progresando en la persecución de los niños y jóvenes que tienen el español como primera lengua, para hacer de los catalanes españoles los nazis con los judíos. Pero Sánchez vive en La Moncloa por sus amigos separatistas. Sin ellos y el podemismo eclesiástico el sanchismo desaparecería.

Presupuestos, por otra parte, que nacen muertos, porque se construyen sobre unos cimientos falsos: crecimiento del PIB, según Montero, de 2,1%, cuando el Banco de España lo ha corregido hasta llegar solo al 1,4%. Traduzco: se crecerá menos, luego se recaudará menos, no se creará empleo y, por ende, aumentará el paro. Corolario: menos ingresos, por lo tanto, en pura lógica, el gasto público disminuiría. Imposible. Sánchez necesita caridad del Estado para que las clases más necesitadas reciban limosnas, que no las sacarán de pobres, pero le darán votos. Y si no hay dinero, más y más impuestos.

Otro dato: el 50% del PGE se lo llevan pensiones, funcionarios y servicio de deuda. No conforme con esto, el presidente y su Gobierno se suben el 4% sus salarios, más que los funcionarios en 2023.

Presupuesto en contra de los trabajadores y de los pequeños empresarios, que privilegian a los grandes empresarios amigos del ejecutivo, empleados públicos y sindicatos. Sánchez sigue dividiendo a España: la de los buenos y demócratas, que lidera él, y la de los malos los fachas, el resto. Zamora, a la que han hecho pobre tantos ejecutivos, tirios y troyanos, y la Junta de Castilla y León, debemos ser de los peores. Empírico.

Eugenio-Jesús de Ávila