Pedro Sánchez se olvida de Zamora y apoya a los empresarios de Soria, Cuenca y Teruel

Yo, como zamorano y español, como persona más cercana las tierras y a los hombres sencillos y humildes, apruebo que las provincias de Soria, Cuenca y Teruel reciban un tratamiento de discriminación positiva para que las empresas que inviertan en sus geografías reciban todo tipo de ayudas económicas y fiscales. Lo que me parece obsceno y amoral es que el presidente del Gobierno se olvidase hoy, por la mañana, en el Congreso de los Diputados, de Zamora, de nuestra tierra, que debió ser incluida entre las anteriormente mencionadas.

Recuerdo que Francisco J. Requejo, presidente de la Diputación, ha tiempo que venía exigiendo ese trato cariñoso y tierno de La Moncloa hacia Zamora. Pues ni puto caso. ¡Qué nos den! Como somos pocos y cándidos, pusilánimes y ancianos, más unos cuantos caciques, políticos y empresariales, no pasa nada.

Sánchez, como escribía en el primer párrafo, para ser exacto, manifestó lo que sigue en el Parlamento: “Vamos a desplegar ayudas de funcionamiento de las tres provincias con menor densidad de población. Me refiero a Soria, a Teruel y a Cuenca, que como saben fueron incluidas por la Comisión Europea en el nuevo Mapa de Ayudas de Finalidad Regional. Estas nuevas ayudas nos van a permitir una reducción de las cotizaciones empresariales en los contratos indefinidos ya existentes y en los nuevos contratos indefinidos que se firmen”.

Y continuó: “Por tanto, vamos a fortalecer el tejido productivo creando nuevas oportunidades en estos pequeños municipios, porque, al fin y al cabo, señorías, la despoblación no es un fenómeno irreversible y no es un problema sin solución. Se trata de garantizar empleos dignos, servicios públicos de calidad en todo el territorio, y esa es la apuesta y el compromiso del Gobierno de España”.

Después de esta nueva afrenta, pregunto, con candidez, sin acritud: ¿Un zamorano podría votar al PSOE?  Un servidor, si el ejecutivo sanchista no se desdice, definiré como felones a los paisanos que voten esa opción política en las elecciones municipales y legislativas. Como lo han venido siendo los populares zamoranos en la Junta de Castilla y León, desde el gobierno de Aznar, pasando por Lucas y Herrera, el bondadoso y cándido, y ahora Mañueco. Y no me olvido, de momento, de los diputados y senadores del PP por Zamora durante el Gobierno de Rajoy, con especial memoria de Maíllo, mano derecha, izquierda o ambidiestra del gallego presidente, que ayer se apareció en el acto de la Festividad de la Guardia Civil, acontecimiento al que no acudió ningún representante socialista, excepción del siempre elegante Ángel Blanco.

La decisión política de Pedro Sánchez hacía esas tres provincias hermanas en el Congreso de los Diputados exige que Zamora se levante, pero no en armas, sino en las urnas en los comicios municipales y en las elecciones legislativas. Pero necesitamos una formación -de izquierdas, locales ya existen dos, la IU de Guarido, que va a su aire, y Ahora Decide, socialdemócrata- que abarque desde el centro izquierda a la derecha, para los que se sientan más zamoranos que comunistas, socialistas, centristas, conservadores o de ultraderecha. Y no quiero más partidos locales creados ad hoc, que quitan votos, pocos, que no sirven nada más que para hacer daño a nuestra tierra. Lejos de Zamora las vanidades políticas, los jetas de la res pública, los malandrines profesionales que toman asiento en parlamentos nacionales y regionales.

Zamora votó al PP, siempre, en las Cortes de Castilla y León. Así bendijo a su verdugo antes de que la guillotina cercenase su cabeza económica y social. Hartos de unos y de otras. ¡No os dejéis engañar, zamoranos, por enésima vez! El futuro de nuestra tierra depende de vuestros votos. Queda poco. Mayo, el mes de las flores y el mes de la libertad de estos de partidos nacionales, cacos de los votos, ladrones de voluntades, profetas de las mentiras.