POLÍTICA
Las cuitas del PP de Zamora ante los comicios municipales
Hete aquí que ya conocemos el nombre y apellido de los dos cabezas de lista por nuestra ciudad de los dos partidos nacionales más importantes: David Gago Ruiz (PSOE) y Jesús María Prada Saavedra (PP). Nuestro periódico, que es chiquitín, un barquito de papel y digital, fue el primero en dar la noticia, vox populi, de que el actual vicepresidente 2º de la Diputación y edil en el Ayuntamiento de la capital sería el candidato a la Alcaldía de la capital de la provincia del partido conservador. Al día siguiente, se le entrevistaba en el periódico amigo.
Gago, buen chico, muy pendiente de hermosear Zamora, religioso, nada radical, buen conversador, no deja de ser un hombre de Antidio Fagúndez, y ambos de Demetrio Madrid, que sigue mandando en el socialismo zamorano desde que se inventó esto de la democracia.
Prada fue funcionario del PP, hombre de confianza de Martínez-Maíllo, de García Carnero y de Barrios. Después de la gerencia, decidió mancharse en el frente de combate de la res pública. Concejal en Zamora y diputado en la Institución Provincial, el número 2 de los populares, tras Barrios. Su nombramiento no ha desatado la euforia entre, al menos, la mitad de los que medran en Víctor Gallego. Hay división, la misma que en la Diputación: seis contra seis. Como en el PP no existe ideología de ningún tipo, sino intereses particulares, cada cual aspira a lo máximo. Y si ahora Prada Saavedra ocupó un puesto que gustaba a otro u otra, se inician los dimes y diretes en su contra, con el objetivo de minarlo, de disminuirlo y destruirlo.
En el PP, porque es historia, empírico, cuando en el horizonte se dibujan elecciones municipales, se conspira más que nunca. Enemigos pactan, como cuando Luis Cid y su gente se aliaron con García Carnero para acabar con J. Antolín Martín, ante un peligro común de esas dos familias políticas. Sucedió en las elecciones a presidente provincial del PP.
Recuerdo también que José Bahamonde, candidato del PP a las municipales, perdió la Alcaldía por poco más de cien votos, debido a un sector del partido, minoritario, no le votó. Segundo mandato, en minoría, de Andrés Luis Calvo. Años 1991.
Clara San Damián también se quedó en la oposición, porque se equivocó en la elaboración de la lista al Ayuntamiento, al prescindir de casi la totalidad de los ediles que gobernaron con Rosa Valdeón, que no la votaron.
Me temo que esta nueva fractura interna, doméstica, condenará al PP a seguir siendo oposición en la Casa de las Panaderas entre 2023-2027. Y resultará paradójico que suceda mientras su líder nacional, Feijóo sube en las encuestas. Pero en Zamora todavía sigue ejerciendo poderes el dúo Maíllo-Carnero y su vicario Barrios. Porque Miano, enviado por Casado, careció del poder y del tiempo suficiente para realizar una catarsis en Víctor Gallego. De ahí, la guerra interna actual.
De este combate personalista en el seno de los populares zamoranos, se aprovechará fuerzas como Vox. No obstante, sería el momento idóneo para crear una formación zamorana, interclasista que recoja los votos de aquellos zamoranos que aman a su tierra por encima de las ideologías, desde la derecha a la izquierda moderada. No obstante, todavía restan siete meses para que se abran las urnas. Todo es posible en Zamora, ciudad y provincia, mientras los partidos sean solo agencias de colocación.
Eugenio-Jesús de Ávila
Hete aquí que ya conocemos el nombre y apellido de los dos cabezas de lista por nuestra ciudad de los dos partidos nacionales más importantes: David Gago Ruiz (PSOE) y Jesús María Prada Saavedra (PP). Nuestro periódico, que es chiquitín, un barquito de papel y digital, fue el primero en dar la noticia, vox populi, de que el actual vicepresidente 2º de la Diputación y edil en el Ayuntamiento de la capital sería el candidato a la Alcaldía de la capital de la provincia del partido conservador. Al día siguiente, se le entrevistaba en el periódico amigo.
Gago, buen chico, muy pendiente de hermosear Zamora, religioso, nada radical, buen conversador, no deja de ser un hombre de Antidio Fagúndez, y ambos de Demetrio Madrid, que sigue mandando en el socialismo zamorano desde que se inventó esto de la democracia.
Prada fue funcionario del PP, hombre de confianza de Martínez-Maíllo, de García Carnero y de Barrios. Después de la gerencia, decidió mancharse en el frente de combate de la res pública. Concejal en Zamora y diputado en la Institución Provincial, el número 2 de los populares, tras Barrios. Su nombramiento no ha desatado la euforia entre, al menos, la mitad de los que medran en Víctor Gallego. Hay división, la misma que en la Diputación: seis contra seis. Como en el PP no existe ideología de ningún tipo, sino intereses particulares, cada cual aspira a lo máximo. Y si ahora Prada Saavedra ocupó un puesto que gustaba a otro u otra, se inician los dimes y diretes en su contra, con el objetivo de minarlo, de disminuirlo y destruirlo.
En el PP, porque es historia, empírico, cuando en el horizonte se dibujan elecciones municipales, se conspira más que nunca. Enemigos pactan, como cuando Luis Cid y su gente se aliaron con García Carnero para acabar con J. Antolín Martín, ante un peligro común de esas dos familias políticas. Sucedió en las elecciones a presidente provincial del PP.
Recuerdo también que José Bahamonde, candidato del PP a las municipales, perdió la Alcaldía por poco más de cien votos, debido a un sector del partido, minoritario, no le votó. Segundo mandato, en minoría, de Andrés Luis Calvo. Años 1991.
Clara San Damián también se quedó en la oposición, porque se equivocó en la elaboración de la lista al Ayuntamiento, al prescindir de casi la totalidad de los ediles que gobernaron con Rosa Valdeón, que no la votaron.
Me temo que esta nueva fractura interna, doméstica, condenará al PP a seguir siendo oposición en la Casa de las Panaderas entre 2023-2027. Y resultará paradójico que suceda mientras su líder nacional, Feijóo sube en las encuestas. Pero en Zamora todavía sigue ejerciendo poderes el dúo Maíllo-Carnero y su vicario Barrios. Porque Miano, enviado por Casado, careció del poder y del tiempo suficiente para realizar una catarsis en Víctor Gallego. De ahí, la guerra interna actual.
De este combate personalista en el seno de los populares zamoranos, se aprovechará fuerzas como Vox. No obstante, sería el momento idóneo para crear una formación zamorana, interclasista que recoja los votos de aquellos zamoranos que aman a su tierra por encima de las ideologías, desde la derecha a la izquierda moderada. No obstante, todavía restan siete meses para que se abran las urnas. Todo es posible en Zamora, ciudad y provincia, mientras los partidos sean solo agencias de colocación.
Eugenio-Jesús de Ávila
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