NOCTURNOS
La dama a la que amo
La mujer que más querré siempre será la que me acompañe en ese momento. Me olvido de aquellas damas que ocuparon mi tiempo, de las que fui su sombra, agua bendita o verónica de violeta. Ya, ni tan si quiera recuerdo a esas chicas que amé.
Me siento ridículo cuando viajo al pasado a través del túnel del tiempo de mi memoria. No voy a encontrar nada. Deformaré lo que fue y ya no es ni será. Los recuerdos solo devuelven cuitas. Toda remembranza causa tristeza, porque se la devoró Cronos con la mandíbula de los años. Y si conociste el amor, pero ya se escanció en la copa de la vida, si te lo bebiste y te emborrachó, no ha lugar para regresar.
Ni un beso más a la mujer que ocupó tu mente cuando todavía creías en el amor, cuando la pasión traicionaba la razón, cuando confundías el sexo con un verso y la cópula con una rima de poeta de pueblo.
Yo soy un fue que amó, un es que no debe amar y un será que se morirá amando a la mujer que comparta conmigo madrugadas y amaneceres, viandas y licores, delicias y deleites, palabras y anhelos, sueños y realidades y amor hasta que cruce la laguna Estigia.
Eugenio-Jesús de Ávila
La mujer que más querré siempre será la que me acompañe en ese momento. Me olvido de aquellas damas que ocuparon mi tiempo, de las que fui su sombra, agua bendita o verónica de violeta. Ya, ni tan si quiera recuerdo a esas chicas que amé.
Me siento ridículo cuando viajo al pasado a través del túnel del tiempo de mi memoria. No voy a encontrar nada. Deformaré lo que fue y ya no es ni será. Los recuerdos solo devuelven cuitas. Toda remembranza causa tristeza, porque se la devoró Cronos con la mandíbula de los años. Y si conociste el amor, pero ya se escanció en la copa de la vida, si te lo bebiste y te emborrachó, no ha lugar para regresar.
Ni un beso más a la mujer que ocupó tu mente cuando todavía creías en el amor, cuando la pasión traicionaba la razón, cuando confundías el sexo con un verso y la cópula con una rima de poeta de pueblo.
Yo soy un fue que amó, un es que no debe amar y un será que se morirá amando a la mujer que comparta conmigo madrugadas y amaneceres, viandas y licores, delicias y deleites, palabras y anhelos, sueños y realidades y amor hasta que cruce la laguna Estigia.
Eugenio-Jesús de Ávila

















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