ZAMORANA
El ocaso de la Sanidad española
Tras dos años de pandemia que han sido una prueba de fuego para los sanitarios, a quienes no se les ha premiado debidamente por un trabajo continuado, doblando turnos, ofreciéndose voluntarios muchos de los que ya estaban jubilados, no disfrutando vacaciones, trabajando con medios precarios, poniéndose en riesgo tanto ellos como sus familias; ahora que parece que todo había pasado, vuelve otra ola; llevamos tantas que son ya una marejada, así que ni me molesto en saber qué número hace esta.
Repunta el Covid en este otoño voluble, que aún cuela días veraniegos un tanto atípicos, con las lluvias y nubarrones propios de la estación. De aquí en adelante se prevé un incremento de contagios, si bien estarán más atenuados por el efecto de las vacunas; sin embargo, ahora que nos piden vacunarnos contra gripe y Covid siguiendo los tramos de edad que marca el Ministerio de Sanidad, me encuentro con un problema que, no por conocido, deja de ser preocupante. Resulta casi imposible comunicar con el centro de salud para solicitar la tan anhelada cita; ni siquiera topamos con un call center, sino con un servicio automático de respuesta interactiva que, en la mayoría de los casos, nos despacha tras haber seguido los pasos recomendados: número de DNI, fecha de nacimiento, nombre de usuario etc. con un: “todas nuestras líneas están ocupadas, llame pasados unos minutos”.
Las llamadas se suceden, transcurren minutos e incluso horas y la comunicación resulta imposible; da igual que se trate de un asunto menor, como de vital apremio, porque el modo de comunicación con el centro sanitario es el mismo. Este servicio, que no está pensado para toda la población, ni siquiera para atender una urgencia, topa con otro problema y es que las personas mayores no saben utilizarlo y quienes lo hacen se desesperan ante tanta espera inútil y en muchas ocasiones, abandonan. Pienso en la gente de los pueblos, personas en su mayoría de edad avanzada, que cuando solicitan cita para ir al médico o para que les visiten en su casa, es porque se trata de un caso grave; porque ellos huyen de una situación baladí, y se topan con un problema de comunicación que puede tener consecuencias graves.
Todos sabemos que la Atención Primaria está en crisis, saturada, con profesionales mal pagados y con contratos vergonzantes; esto lo conoce el Ministerio, lo sabe la Administración y lo sabe el gobierno. ¿Por qué no hacen nada al respecto, cuando se está jugando con la salud de los españoles? Sanidad precisa de una fuerte inversión para que no se repitan situaciones tan caóticas como que los propios sanitarios fabricaran sus EPIs con bolsas de basura, como ya ocurrió en pandemia, que fuimos la vergüenza del mundo.
Es el momento de dar un paso al frente y distribuir los fondos en ayudas económicas a colectivos imprescindibles, dejando de lado las fruslerías a que nos tiene acostumbrado este gobierno que ahorra minutos y desperdicia horas, que destina ayudas sociales a jóvenes a los que debería incentivar ofreciéndoles un puesto de trabajo para que vivieran dignamente y no sobrevivir a base de paguitas del papá Estado.
Es necesario recuperar aquella sanidad universal y de calidad de la que una vez nos sentimos orgullosos; hay que acercarla a la gente que la necesita, facilitando la burocracia, aumentando plantillas, dignificando la profesión y evitando que los profesionales se vayan a otros países europeos donde les triplican el sueldo, además de reconocerles el enorme mérito de haber estudiado y aprendido en nuestro país, que es un sello de calidad añadido.
Espero que antes de que aumenten las cifras de fallecidos e ingresos en UVI a causa del Covid, a alguna mente preclara y poderosa de esta España nuestra, se le ocurra desatascar la Atención Primaria para hacerla llegar a todos los usuarios como fue su premisa inicial cuando se concibió.
Mª Soledad Martín Turiño
Tras dos años de pandemia que han sido una prueba de fuego para los sanitarios, a quienes no se les ha premiado debidamente por un trabajo continuado, doblando turnos, ofreciéndose voluntarios muchos de los que ya estaban jubilados, no disfrutando vacaciones, trabajando con medios precarios, poniéndose en riesgo tanto ellos como sus familias; ahora que parece que todo había pasado, vuelve otra ola; llevamos tantas que son ya una marejada, así que ni me molesto en saber qué número hace esta.
Repunta el Covid en este otoño voluble, que aún cuela días veraniegos un tanto atípicos, con las lluvias y nubarrones propios de la estación. De aquí en adelante se prevé un incremento de contagios, si bien estarán más atenuados por el efecto de las vacunas; sin embargo, ahora que nos piden vacunarnos contra gripe y Covid siguiendo los tramos de edad que marca el Ministerio de Sanidad, me encuentro con un problema que, no por conocido, deja de ser preocupante. Resulta casi imposible comunicar con el centro de salud para solicitar la tan anhelada cita; ni siquiera topamos con un call center, sino con un servicio automático de respuesta interactiva que, en la mayoría de los casos, nos despacha tras haber seguido los pasos recomendados: número de DNI, fecha de nacimiento, nombre de usuario etc. con un: “todas nuestras líneas están ocupadas, llame pasados unos minutos”.
Las llamadas se suceden, transcurren minutos e incluso horas y la comunicación resulta imposible; da igual que se trate de un asunto menor, como de vital apremio, porque el modo de comunicación con el centro sanitario es el mismo. Este servicio, que no está pensado para toda la población, ni siquiera para atender una urgencia, topa con otro problema y es que las personas mayores no saben utilizarlo y quienes lo hacen se desesperan ante tanta espera inútil y en muchas ocasiones, abandonan. Pienso en la gente de los pueblos, personas en su mayoría de edad avanzada, que cuando solicitan cita para ir al médico o para que les visiten en su casa, es porque se trata de un caso grave; porque ellos huyen de una situación baladí, y se topan con un problema de comunicación que puede tener consecuencias graves.
Todos sabemos que la Atención Primaria está en crisis, saturada, con profesionales mal pagados y con contratos vergonzantes; esto lo conoce el Ministerio, lo sabe la Administración y lo sabe el gobierno. ¿Por qué no hacen nada al respecto, cuando se está jugando con la salud de los españoles? Sanidad precisa de una fuerte inversión para que no se repitan situaciones tan caóticas como que los propios sanitarios fabricaran sus EPIs con bolsas de basura, como ya ocurrió en pandemia, que fuimos la vergüenza del mundo.
Es el momento de dar un paso al frente y distribuir los fondos en ayudas económicas a colectivos imprescindibles, dejando de lado las fruslerías a que nos tiene acostumbrado este gobierno que ahorra minutos y desperdicia horas, que destina ayudas sociales a jóvenes a los que debería incentivar ofreciéndoles un puesto de trabajo para que vivieran dignamente y no sobrevivir a base de paguitas del papá Estado.
Es necesario recuperar aquella sanidad universal y de calidad de la que una vez nos sentimos orgullosos; hay que acercarla a la gente que la necesita, facilitando la burocracia, aumentando plantillas, dignificando la profesión y evitando que los profesionales se vayan a otros países europeos donde les triplican el sueldo, además de reconocerles el enorme mérito de haber estudiado y aprendido en nuestro país, que es un sello de calidad añadido.
Espero que antes de que aumenten las cifras de fallecidos e ingresos en UVI a causa del Covid, a alguna mente preclara y poderosa de esta España nuestra, se le ocurra desatascar la Atención Primaria para hacerla llegar a todos los usuarios como fue su premisa inicial cuando se concibió.
Mª Soledad Martín Turiño



















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