El amor independiente, pero de qué o quién

En política hay personas que se declaran y confiesan independientes. En el amor, también. Conozco mujeres y hombres que, tras apasionadas noches, madrugadas y amaneceres, al día siguiente, a la postura del sol, afirman que se siente muy libres y que nunca perderán su libertad por su amante.

Quién se confiesa independiente en el amor no es más que un ególatra. Este tipo de gente solo quiere que otros u otras dependan de sus caprichos, de sus necesidades sexuales. Si amas de verdad, no hay sentimiento más hermoso que permanecer siempre, ojo avizor, dependiente de la persona que deseas, anhelas, quieres. Si solo te amas a ti mismo, seas varón o fémina, declaras por doquier tu independencia.

Los independientes son gente pusilánime, que tema amar por aquello de que un día quizá se le acabe a su pareja su amor y le toque sufrir, perder unas cuantas lágrimas y padecer una depresión.

Hay que amar con todas las consecuencias, con el alma al descubierto. Si piensas, después de besar por primera vez los labios de la persona que amas, que esta pasión tendrá un final, jamás querrás ni te querrán. Eso sí, podrás considerarte, en tu enorme soledad, que eres una persona independiente, pero mucho…hasta que te dejen de amar. Los independientes, sin duda, siempre dependen de algún malandrín o de cierta hetera. Allá  llantos.

Eugenio-Jesús de Ávila