Sábado, 01 de Noviembre de 2025

Francisco Iglesias Carreño
Domingo, 06 de Noviembre de 2022
IEZ FLORIÁN D'OCAMPO

Diablos: ¡Qué es España!

[Img #71514]Un tan y tanto alejados del mundanal ambiente y añadido ruido de sus contornos, por y en atención a razones de situación/ubicación/localización geográfica del convivencial hábitat, donde aún parecen que llegan, a veces,  algunas de aquellas noticiables formulaciones que se postulan por el mundo adelante,tan atiborradas con multitud de hipótesis en todas las esferas del saber y que son, así es si así parece, establecidas con un sinfín de elucubraciones, en las más variadas y prolíficas conjeturas, por un cuasi ambiental doquier, parece que, como matiz que añadimos, posiblemente se pueden percibir, en una opinión que circunstancialismo, un tanto algo mejor, con una presumible mejor claridad y pudiera ser que, hasta incluso, con algo más de nitidez, como fluyen ,y se nos acercan, a la consideración cognitiva las situaciones básicas y umbrales y hasta puede que, cuasi osmóticamente, las emociones de nuestro derredor.


En más de una ocasión, en lugar y acomodo, tanto decidida como soslayadamente, y en varios y versátiles foros, ya hemos hablado de todo aquello que, en nuestras particulares provisiones, concierne a la acepción del vocablo “España” y el como, lógicamente desde nuestro parecer singular, tal y tan concreta locución [para y por uno mismo] se asume e instrumentaliza interaccionalmente y además, ¡ y a la vez!, se procedimenta socialmente [desde los circunloquios familiares, vecinales y profesionales] sin que ello sea causa, en modo alguno, de ningún tipo de imposición y/o de catequización apostillante y/o de impostante axiomatización recurrente.


La locución “España”, que obviamente, y en nuestra estimación hasta implicativamente, se adscribe, como otras muchas contextualizaciones de indicaciones locucionales análogas [-.- no tiene, y en principio, que ser objeto de una discrimanación asignataria creada “ad hoc” -.-], a su formulación etimológica -.- donde los profesionales, estudiosos y eruditos de  tal materia temática, y desde su variedad de enfoques, nos pueden alumbrar, ¡y a todos!, el camino con sus saberes -.-, y nos pudiera situar, más bien ya parece, en algo pretérito,  dándonos la situación, ya de cara, más que ancestral y, a todas luces, como que no es una cosa reciente, como del encetado hoy, para pasar a enmarcarse como algo que tiene el ayer su raigambre e hilo aducente conductor.


Lo precedentemente matizado, sobre el vocablo “España”, y con todas y cada una de sus salvedades [-.- donde en forma enteramente lógica, igualmente natural y hasta desde el propio posicionamiento humano, puede existir otras formulaciones -.-], nos ubica en un presunto, ¡ y hasta más que posible!, sistema referenciador multipolar, así es sí así parece, donde también juegan otras locuciones análogas, lo cual presumiblemente se podría traducir, al menos como posibilidad concreta, en que nos movemos, tanto uno como otros, dentro de un entramado más amplio [-.- escénicamente mensurable -.-], más alambicado [-.- donde podrían, en una aproximación que apuntamos, entremezclarse muchas variables -.-] y tal vez más enjundioso  que la propia singularización de tal escueta voz.


Esa posibilidad actuante, en lo de  caracterizar el vocablo “España”, dentro de un contexto y/o marco más amplio, de mayor amplitud y no necesariamente exclusivista, no la podemos dejar en el dique seco, ya que pudiera ser, y entre dentro de lo presumible, nos puede salir/aparecer/encontrar de forma inopia por cualquier estimación, pero es que además, ¡ y a la vez”, pudiera servir de apoyatura e igualmente, por ende, de estimable  ayuda, ¡y en sobremanera!, a lo que podría ser, por ampliar el foco, toda una tónica general paneuropea [-.- ¿ acaso universalizada?-.-] del tratamiento de tales sujetos y/o locuciones.


Tratar por tanto, y en atención a lo auspìciado previamente, el vocablo “España”, no es ir, así lo entendemos desde nuestra particular observancia y sostenido criterio, como el que va a ponerse, cual improvisado comensal, sin más ni más, a encetar un melón (-.- planta anual minoica -.-), de más o menos [-.- en su baya pepónide -.-] rugosidad en la piel, que puede denotar su clase, al ser objetivable externamente con sus tonalidades cromáticas, donde al tacto se columbra su madurez, con detectable presión interna más o menos intensa, en hacerlo al solo objeto tan solo, y pudiera ser que exclusiva finalidad, de intencionar una satisfacción “sui generis” para atisbar tanto olfativamente el aroma de su interior, como constatar la cremosidad y pigmento de su pulpa o, ¡ y a la vez!, especificar descriptivamente las características  de sus semillas/pepitas.


Ir hacia el vocablo “España”, pudiera ser un buen camino iniciático para todos, tanto desde la visión interior como desde la exterior, que nos ubique, desde una parametrización previa y conocida, por ende de aplicación más bien universalizada [-.- o sea que se puede aplicar contrastadamente en otras latitudes -.-] que nos de todas las pautas procedimentales y este, en la medida de lo posible e incluso de lo deseable, alejada de las improvisaciones por una parte y de las estigmatizaciones apriorísticas por otro lado.


Es histórico que el vocablo “España” ha concitado, ya en el pasado, documentados y ardorosos debates  entre los ciudadanos españoles [-.- que lo eran en sus respectivos momentos -.-], tanto dentro de las esferas llamadas más o menos intelectuales, como a otros niveles [-.- donde, y a priori, no se excluyen las motivaciones estrictamente políticas -.-], siendo tal vez uno de los más nombrados el que se estableció por dos próceres como fueron el Dr. Castro Quesada ( D. Américo) [-.- con su analítica composición de "la morada vital" y la elongación de "la vividura hispánica" -.- ] y el Dr. Sanchez Albornoz y Menduiña (D. Claudio) [-.- con la "esencia prerromana" y la "refundadora significación romana y visigoda" -.-].


Tales disquisiciones sobre el concepto del vocablo “España”, que fueron mantenidas por los dos intelectuales republicanos ya citados, después fueron acompañadas, en lo que se presume [-.- ya que aunque parezca que es sobre lo mismo, o sea el concepto de “España”, resulta que en nuestra consideración no profesionalizada no es así, ya que tal concepto se le adscribe, puede que por las necesidades del “guión de la época” a la gubernamentización política del tal y tan concreto vocablo objeto -.-], en otras esferas ideológicas posteriores, que se asentaban en la practicidad más inmediata y de cara a la escenificación futurible de una hipotética gubernamentalidad que aún no se veía por las raya del horizonte, ya signadas en dispar posicional motivación ideológica, en lo que fueron las intervenciones del Dr. Laín Entralgo (D. Pedro), el cual, y a su vez, parece que fue reconvenido por el Dr. Calvo Serer (D. Rafael).


Tenemos además y que, dicho sea de paso, ya también polemizó con el suscribiente el Dr. Sanchez Albornoz y Menduiña (D. Claudio), durante la (in)transición política, al valorar ambos, ¡y de forma dispar!, no el concepto del vocablo “España” (en donde pudiéramos estar un tanto próximos y puede que igualmente con el Dr. Castro y Quesada (D. Américo) -.- situándonos en una posición sumativa de ambas tendencias -.-, ambos próceres eran extraordinarios conocedores históricos de la Corona Leonesa) , y si el de los posicionamientos que debieran mantener tanto la Región Española de Castilla La Vieja (con sus ocho provincias) y la Región Española del Reino Leonés (con sus tres provincias), que para D. Claudio consistía básicamente en estar juntas y para el suscribiente significadas en distinción con sus respectiva configuración autonómica [-.- que ya se previó en la CE´193,  con  las quince regiones españolas plenamente descritas en la Ley del Tribunal de Garantías Constitucionales y el expreso reconocimiento de las mismas (y de sus correspondientes pueblos regionales) en la CE´1978 -.-].


Estos posicionamientos sobre el vocablo “España” en el Siglo XX, vienen interrelacionados todos ellos desde las plasmaciones atísbadas de un pasado, un tanto más que problemático, que comenzó a ser cuestionado/analizado/evaluando tras su inicial declive [-.- en lo que pudiera asimilarse a una variación en la acepción estimable del vocablo que se había asimilado a gobernabilidad -.-], con aquellos tan quevedescos sonoros versos: " No he de callar por más que con el dedo, ya tocando la boca o ya la frente, silencio avises o amenaces miedo.", lo cual, y lejos de menguar, va incrementándose a medida que se avanza hacia  la modernidad [tras una invasión francesa del año 1521, aguantada en Logroño] y la contemporaneidad [-.- nueva invasión francesa (con la dualidad de primero pactada y después enfrentada con la sublevación multipuntual de los subditos y/o ciudadanos autonacionalizados), con enfrentamientos tribales en las tres guerras carlistas, persecuciones religiosas y hostigamiento centralizado a los bienes mostrencos -.-] y en estando en esta [-.- con el decaimiento de la esfera de acción transcontinental tras del desastre de 1898 -.-].


Parece que, como opinión que postulamos,  conviene retrotraerse hacia aquellas situaciones en donde, y por encima o si se estima al casi margen de una gobernación concreta, podemos concretadamente situar el vocablo “España” ligado a las personas, ya que intuimos que no sólo, ¡y únicamente!, se trata de describir tal escueto vocablo y sí, ¡ y desde siempre!, suscribirlo en su significación más amplia.


Es por ello, y tras lo que antecede, que ese retrotraernos hacia tiempos pretéritos, tal cuales son los casos de ataques y/o invasiones contra la integridad corpórea que se muestra inherente a tal significante [-.- y el hacerlo antes de inmiscuirse de una interpretación política subsiguiente de los mismos -.-], no puedan ayudar, y puede que mucho, en tal descripción. Esa respuesta de los individuos aislados en sus demarcaciones convivenciales que se origina, como un automatismo que está insertado en ellos, ante la avalancha de una invasión, dice bastante más sobre el concepto del vocablo “España” que otras circunstancias que se ve, y de lejos, ligadas a la gobernación.


Es posible que, después de tanto debates sobre está temática, que ha habido en el pasado y los que, por variadas motivaciones y/o oportunidades, surjan de ahora en adelante, no se inicien con ningún tipo de interrogación qué, y por otra parte, ya no se contempla definitivamente en la propia CE´1978 [-. véase Art. 2:”.. que la integran…], y se pase abiertamente a otros que  alienten más positiva, afirmativa y hasta castizamente. Diablos: ¡¡¡ qué es España !!!.

 

Francisco Iglesias Carreño
Del Instituto de Estudios Zamoranos Florián D´Ocampo.

 


VALORIO 5-11-2022

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