NOCTURNOS
Ella ya es un fue
13 de noviembre de 2022. San Eugenio. Se fue. La recordaré siempre. Nunca olvido a las mujeres de mi vida, porque me dieron todo a cambio de muy poco. Cariño, ternura, sexo, inteligencia, talento, elegancia, cultura y…broncas, discusiones, pendencias.
Ahora me he quedado solo con mi soledad. No busco. Nunca. Siempre encontré. Si me buscas, me hallarás. Hablaremos de todo, desde filosofía a música, de esoterismo y exoterismo, de cine y literatura, y gozaremos de nuestros cuerpos en el lecho, entre sábanas y en presencia de la almohada, o en el agua, bajo la ducha o en la playa. Decía Manuel Machado, en célebres versos: “Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna… de cuando en cuando un beso y un nombre de mujer”.
Confieso que prefiero la caricia diaria de una dama, palpar su cuerpo, recorrer su epidermis, descubrir sus senos, enredar en su vientre, levitar de placer, subir al cielo, tocar la cuarta dimensión y regresar a la carne.
Ella ya es un fue, nunca un será y jamás olvido. Nos amamos un tiempo. Los recuerdos regresarán ya purgados de hedonismo, de culpas, de deberes y haberes. C’est fini. The End. Ahora mi esqueleto se parece al de la mariposa. Aguardo a la próxima niebla para sembrar de amor otro cuerpo femenino. El amor es eterno, cambia de alma, pero sigue cabalgando en el corcel del tiempo.
Eugenio-Jesús de Ávila
13 de noviembre de 2022. San Eugenio. Se fue. La recordaré siempre. Nunca olvido a las mujeres de mi vida, porque me dieron todo a cambio de muy poco. Cariño, ternura, sexo, inteligencia, talento, elegancia, cultura y…broncas, discusiones, pendencias.
Ahora me he quedado solo con mi soledad. No busco. Nunca. Siempre encontré. Si me buscas, me hallarás. Hablaremos de todo, desde filosofía a música, de esoterismo y exoterismo, de cine y literatura, y gozaremos de nuestros cuerpos en el lecho, entre sábanas y en presencia de la almohada, o en el agua, bajo la ducha o en la playa. Decía Manuel Machado, en célebres versos: “Mi ideal es tenderme, sin ilusión ninguna… de cuando en cuando un beso y un nombre de mujer”.
Confieso que prefiero la caricia diaria de una dama, palpar su cuerpo, recorrer su epidermis, descubrir sus senos, enredar en su vientre, levitar de placer, subir al cielo, tocar la cuarta dimensión y regresar a la carne.
Ella ya es un fue, nunca un será y jamás olvido. Nos amamos un tiempo. Los recuerdos regresarán ya purgados de hedonismo, de culpas, de deberes y haberes. C’est fini. The End. Ahora mi esqueleto se parece al de la mariposa. Aguardo a la próxima niebla para sembrar de amor otro cuerpo femenino. El amor es eterno, cambia de alma, pero sigue cabalgando en el corcel del tiempo.
Eugenio-Jesús de Ávila


















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