PUNTO DE INFLEXIÓN
Viernes, 18 de noviembre de 2022, a las 20.30 horas, Zamora debe alzar su voz
Elvira Velasco, diputada por Zamora en el Congreso, ha denunciado que el deniega a nuestra provincia que goce de una fiscalidad diferenciada. A un servidor, no le sorprende. Cuando Requejo anunció la manifestación de pasado mañana, los chicos del PSOE por estos pagos se quejaron, que no es momento de protestas contra el ejecutivo sanchista. Las izquierdas nos quieren mansos, porque, si leyeron el Sermón de la Montaña, nosotros poseeremos la tierra. Se supone, según la actual deriva de nuestra provincia, que la tierra que heredemos no será más que un desierto demográfico…merced a la inmensa labor sectaria y política del PSOE, principal inculpado, y PP, su sombra, un sucedáneo.
Estoy convencido, tras las lecturas de los Presupuestos Generales del Estado y de la Junta, que estamos apartados al este del Edén. Nos quieren convertir en una especie de reserva de palurdos, ancianos y gente cobarde. Lo he escrito con reiteración: los males de nuestra provincia comenzaron con la democracia, a los pocos años, cuando el felipismo se hizo con el poder. Entonces se tomaron una serie de medidas que descargaron a Zamora de organismos, infraestructuras e instituciones públicas. No voy a describir los daños de nuevo. El PP, desde la Junta, se quedó con dinero nuestro, proveniente de Europa, para dedicarlo a Valladolid y Burgos, donde viven los dueños de las comunicaciones y de la construcción, los que mandan de verdad en el ejecutivo autonómico ahora, con Mañueco, y antes con Lucas y Herrera.
El PSOE sigue en deuda con Zamora desde los años 80. Piensan sus vicarios en la provincia que con lo de Monte la Reina, que no lo acabo de ver, ya se cancela el debito. Mentira. No olvido. Los zamoranos deben tener memoria. Piensa Mañueco que lo del Museo de Semana Santa nuestra cerebro no retendrá los de los incendios de la Culebra y la falta de inversiones productivas en nuestra ciudad. Ni museos, ni Centro Cívico, ni Parque de Bomberos, ni Conservatorio impulsan el PIB provincial. Son migajas. Mientras en Castilla descargan polígonos tecnológicos e industriales. A nosotros se nos margina. Somos, lo que comenté con anterioridad, una reserva, no sé si de apaches zamoranos, o espiritual, porque aquello de la Semana Santa y tantas celebraciones religiosas.
Recuerdo que las principales calles de la capital de la provincia se conocen por los siguientes nombres: Santa Clara, San Torcuato, San Andrés, San Pablo, la Amargura, Tres Cruces, y barrios como San Lázaro, San José Obrero, San Lorenzo. Zamora huele a santidad. Y se sabe que los cristianos creen que el paraíso no se encuentra en este mundo, sino más allá. Nunca, personalmente, he sabido dónde. Los comunistas, que también hay por esta penillanura, muy pocos, pero con más fe en su profetas, Lenin, Stalin, Castro, Maduro, Pablo Iglesias, que las damas de la Soledad en Su Virgen, imaginan un paraíso en la tierra. No creo que en Zamora.
Desde la década de los 80 perdí toda fe en dioses, vírgenes, santos y sacerdotes, y el comunismo y todas sus sectas. Me derribó el caballo. Hasta Joaquín Sabina alcanzó la cordura con la edad, como todo hombre inteligente, intelectual, sensible y leído: "El fracaso del comunismo ha sido feroz…Ahora ya no soy tanto de izquierdas porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver las cosas que están pasando. Y es muy triste”. Sobre todo para los que murieron, decenas de millones, por adjurar de esa religión anacrónica, como todas.
Besteiro lo apreció en plena Guerra Civil: “Estamos derrotados nacionalmente —escribió— por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos. La política internacional rusa en manos de Stalin, y tal vez como reacción contra un estado de fracaso interior, se ha convertido en un crimen monstruoso”. Todavía aquí se reverencia a uno de los mayores genocidas de la Historia.
Abandono la historia en un recodo, para recordar que a Zamora le debe importar su presente, porque, si no es así, nunca alcanzará el futuro. El viernes, a partir de las 20.30 horas, todo zamorano bien nacido, que esté harto de las humillaciones, agravios, afrentas y perjuicios, tendría que estar en esa manifestación. Los que vivan del PSOE y del PP absténgase. Podría perder el cargo, el sillón, la poltrona, que diría García, don José María.
Eugenio-Jesús de Ávila
Elvira Velasco, diputada por Zamora en el Congreso, ha denunciado que el deniega a nuestra provincia que goce de una fiscalidad diferenciada. A un servidor, no le sorprende. Cuando Requejo anunció la manifestación de pasado mañana, los chicos del PSOE por estos pagos se quejaron, que no es momento de protestas contra el ejecutivo sanchista. Las izquierdas nos quieren mansos, porque, si leyeron el Sermón de la Montaña, nosotros poseeremos la tierra. Se supone, según la actual deriva de nuestra provincia, que la tierra que heredemos no será más que un desierto demográfico…merced a la inmensa labor sectaria y política del PSOE, principal inculpado, y PP, su sombra, un sucedáneo.
Estoy convencido, tras las lecturas de los Presupuestos Generales del Estado y de la Junta, que estamos apartados al este del Edén. Nos quieren convertir en una especie de reserva de palurdos, ancianos y gente cobarde. Lo he escrito con reiteración: los males de nuestra provincia comenzaron con la democracia, a los pocos años, cuando el felipismo se hizo con el poder. Entonces se tomaron una serie de medidas que descargaron a Zamora de organismos, infraestructuras e instituciones públicas. No voy a describir los daños de nuevo. El PP, desde la Junta, se quedó con dinero nuestro, proveniente de Europa, para dedicarlo a Valladolid y Burgos, donde viven los dueños de las comunicaciones y de la construcción, los que mandan de verdad en el ejecutivo autonómico ahora, con Mañueco, y antes con Lucas y Herrera.
El PSOE sigue en deuda con Zamora desde los años 80. Piensan sus vicarios en la provincia que con lo de Monte la Reina, que no lo acabo de ver, ya se cancela el debito. Mentira. No olvido. Los zamoranos deben tener memoria. Piensa Mañueco que lo del Museo de Semana Santa nuestra cerebro no retendrá los de los incendios de la Culebra y la falta de inversiones productivas en nuestra ciudad. Ni museos, ni Centro Cívico, ni Parque de Bomberos, ni Conservatorio impulsan el PIB provincial. Son migajas. Mientras en Castilla descargan polígonos tecnológicos e industriales. A nosotros se nos margina. Somos, lo que comenté con anterioridad, una reserva, no sé si de apaches zamoranos, o espiritual, porque aquello de la Semana Santa y tantas celebraciones religiosas.
Recuerdo que las principales calles de la capital de la provincia se conocen por los siguientes nombres: Santa Clara, San Torcuato, San Andrés, San Pablo, la Amargura, Tres Cruces, y barrios como San Lázaro, San José Obrero, San Lorenzo. Zamora huele a santidad. Y se sabe que los cristianos creen que el paraíso no se encuentra en este mundo, sino más allá. Nunca, personalmente, he sabido dónde. Los comunistas, que también hay por esta penillanura, muy pocos, pero con más fe en su profetas, Lenin, Stalin, Castro, Maduro, Pablo Iglesias, que las damas de la Soledad en Su Virgen, imaginan un paraíso en la tierra. No creo que en Zamora.
Desde la década de los 80 perdí toda fe en dioses, vírgenes, santos y sacerdotes, y el comunismo y todas sus sectas. Me derribó el caballo. Hasta Joaquín Sabina alcanzó la cordura con la edad, como todo hombre inteligente, intelectual, sensible y leído: "El fracaso del comunismo ha sido feroz…Ahora ya no soy tanto de izquierdas porque tengo ojos, oídos y cabeza para ver las cosas que están pasando. Y es muy triste”. Sobre todo para los que murieron, decenas de millones, por adjurar de esa religión anacrónica, como todas.
Besteiro lo apreció en plena Guerra Civil: “Estamos derrotados nacionalmente —escribió— por habernos dejado arrastrar a la línea bolchevique, que es la aberración política más grande que han conocido quizás los siglos. La política internacional rusa en manos de Stalin, y tal vez como reacción contra un estado de fracaso interior, se ha convertido en un crimen monstruoso”. Todavía aquí se reverencia a uno de los mayores genocidas de la Historia.
Abandono la historia en un recodo, para recordar que a Zamora le debe importar su presente, porque, si no es así, nunca alcanzará el futuro. El viernes, a partir de las 20.30 horas, todo zamorano bien nacido, que esté harto de las humillaciones, agravios, afrentas y perjuicios, tendría que estar en esa manifestación. Los que vivan del PSOE y del PP absténgase. Podría perder el cargo, el sillón, la poltrona, que diría García, don José María.
Eugenio-Jesús de Ávila






















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