NOCTURNOS
El amor siempre vive en presente
No amo el pasado. Al tiempo pretérito se le da tierra, se le reza un responso y se olvida. Si quieres devolverlo a la vida, utilizas la memoria, que es la madre de los recuerdos. Y nada más. No hay amores que quiera revivir. Fueron. Yo también soy un fue. Mientras existieron, los disfrute, los exprimí hasta extraerles todo su jugo; libé su néctar para quedarme con lo mejor. Pero aquellos frutos ya no existen y las flores del almendro se secaron en primavera.
Yo amo ahora o anhelo amar ahora. He conocido mujeres enfermas de celos anacrónicos, como los que analizan el presente como si se editase ahora el Manifiesto Comunista. Amé. Amo y desearía amar hasta el final de mi vida.
Creo que el amor se presenta, como la inspiración, de repente, sin advertirlo, sin previo aviso. Yo siempre lo recibí sin ambages, a cuerpo gentil y con el alma sin pecado, abierta y desnuda. Cuando se fue, lo sentí. Nada más. De cuando en cuando, regresan besos, caricias, palabras y cópulas divinas.
No me arrepiento de ninguno de mis amores. Algunos más hermosos y apasionados, y otros, por circunstancias, disfrutados en la sombra, a escondidas. Lamento no haber amado a damas que me atrajeron y atraía. Mis ucronías eróticas. Nunca se sabe.
Yo siempre amo en presente. Y aspiro a amar mañana, en diciembre, en enero y hasta el final de mi tiempo en estas tres dimensiones y con lo que me va quedando de huesos y carne.
Eugenio-Jesús de Ávila
No amo el pasado. Al tiempo pretérito se le da tierra, se le reza un responso y se olvida. Si quieres devolverlo a la vida, utilizas la memoria, que es la madre de los recuerdos. Y nada más. No hay amores que quiera revivir. Fueron. Yo también soy un fue. Mientras existieron, los disfrute, los exprimí hasta extraerles todo su jugo; libé su néctar para quedarme con lo mejor. Pero aquellos frutos ya no existen y las flores del almendro se secaron en primavera.
Yo amo ahora o anhelo amar ahora. He conocido mujeres enfermas de celos anacrónicos, como los que analizan el presente como si se editase ahora el Manifiesto Comunista. Amé. Amo y desearía amar hasta el final de mi vida.
Creo que el amor se presenta, como la inspiración, de repente, sin advertirlo, sin previo aviso. Yo siempre lo recibí sin ambages, a cuerpo gentil y con el alma sin pecado, abierta y desnuda. Cuando se fue, lo sentí. Nada más. De cuando en cuando, regresan besos, caricias, palabras y cópulas divinas.
No me arrepiento de ninguno de mis amores. Algunos más hermosos y apasionados, y otros, por circunstancias, disfrutados en la sombra, a escondidas. Lamento no haber amado a damas que me atrajeron y atraía. Mis ucronías eróticas. Nunca se sabe.
Yo siempre amo en presente. Y aspiro a amar mañana, en diciembre, en enero y hasta el final de mi tiempo en estas tres dimensiones y con lo que me va quedando de huesos y carne.
Eugenio-Jesús de Ávila


















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