Martes, 02 de Diciembre de 2025

Eugenio de Ávila
Jueves, 17 de Noviembre de 2022
ANÁLISIS

El año 2023, decisivo para nuestra ciudad

Inda Álvarez CampanoSostengo, y no me apellido Pereira, que 2023 se definirá como un año decisivo para España y, para Zamora. Comicios municipales en mayo y legislativas en diciembre. A mí, como se sabe, me importa muchísimo Zamora, que es como un ano de la nación más antigua de Europa.

 

El equipo de Gobierno que administre nuestros impuestos desde la Casa de las Panaderas, este u otro, tendrá cuatro años, hasta la primavera de 2027, para transformar esta ciudad. Exijo al partido o partidos que manden en el Ayuntamiento, además de embellecer Zamora, capacidad para atraer empresas a nuestra ciudad. No podemos seguir languideciendo, dormitando, perdiendo habitantes, cerrando comercios y ya hasta cafeterías, una de las imágenes esclarecedores de la decadencia de cualquier urbe. Si en los locales aparecen carteles con las leyendas de “se alquila” y “se traspasa”, nos indican que existe una metástasis económica y social gravísima.

 

Zamora, al decir de los proyectos actuales, que cuente en 2027 con un Parque de Bomberos acorde a este final de la tercera década del siglo XXI; un Centro Cívico, un Conservatorio, un Cuartel de Policía Municipal y el Museo de Semana Santa. Ojo avizor: Siempre que se construye alguna infraestructura en nuestra ciudad cruzo los dedos, pues o se paralizan las obras o la empresa quiebra o la deja. Hay ejemplos desde la época de Antonio Vázquez.

 

Y, acudo a mi experiencia y conocimientos para escribir al respecto, sospecho que en 2027 todavía seguiré reclamando que la N-122 entre la capital y la frontera lusa no se habrá construido. Con este gobierno social-podemita, todo va más allá o acá de la utopía. Con el PP, lo dudo. Recuerdo a Mariano Rajoy, su mayoría absoluta y al “Commendatore” Maíllo. Nada por la izquierda y nada por la derecha. Y mientras no se transforme esa peligrosísima vía, la capital zamorana se hallará huérfana de una comunicación moderna y necesaria con Portugal, nación decisiva para la reactivación económica de nuestra provincia.

 

Respecto a Monte la Reina, quizá funcione. Supongo que si sigue el sanchismo en el poder, hacia 2027 ya desempeñen sus labores militares españoles en esas hectáreas del municipio toresano. Pero ya no me fío. Pedro Sánchez es primo de Pinocho.

 

Prosigo: Esos servicios urbanos vendrán muy bien a una ciudad que ya habrá perdido población hasta llegar a menos de 60.000 habitantes y contará con más personas mayores de 65 años, lo que traducido significa que habrá más gente ociosa que trabajadora viviendo en la vieja ciudad del Romancero. Para cambiar esa dinámica hacia la nada no queda otra que el Ayuntamiento de Zamora se mueva, que forme un equipo de técnicos y ediles con el objetivo de que salgan de sus respectivos despachos para viajar por toda España y, si es posible, por embajadas extranjeras en la capital del Reino, para “vender” las bonanzas de nuestra tierra como excelente espacio para inversiones empresariales.

 

Y el resto del equipo municipal, durante esos cuatro años, deberá trabajar a fondo para reformar el casco antiguo y acabar con los solares, además de arrancar las piedras que causan tanto molestias en el paseo entre la Plaza Mayor y la Catedral; exigir al Ministerio de Cultura que todo el recinto amurallado se restaure; conseguir, en contra de la actual jefa de Servicio de Patrimonio de la Junta, que el puente de piedra recupere sus dos maravillosas torres; que, ¡por fin!, el ágora principal de la ciudad deje de ser la más fea de España. Hay que realizar un concurso de ideas para que Zamora pueda presumir de una bonita Plaza Mayor. La actual me causa vergüenza, como el estado del edificio de la Mariano Benlliure, rodeado de andamios, construido en 1917, y del inicio de Fabriciano Cid, paredón abandonado donde todo cartel tiene su espacio, y limpiar las fachadas laterales del Ayuntamiento, que dan un aspecto cochino a la Casa de las Panaderas.

 

Y no me olvido de dos plazas que hay que transformar: la de San Gil, que debe mostrar los restos de la iglesia románica que le da nombre, un bonito jardín y una coqueta fuente, y, un poco más allá, la de la Constitución, secarral horrendo. Y me tiene sin cuidado que en ese espacio se concentren manifestaciones de tirios y troyanos. La Marina, que también merece su reforma, cuenta con metros cuadrados suficientes para que el personal que proteste se concentre.

 

Corolario: Nuestra ciudad se juega su futuro en mayo de 2023. El Ayuntamiento, dirigido por IU o por otras formaciones, tiene por delante un gran trabajo, intenso, febril, pero hermoso. Zamora merece un cambio profundo, laboral y estético. De no ser así, cuando se inicie la cuarta década de la actual centuria, se habrá convertido en un poblachón leonés, parodiando a Azorín,  perdido en el último tramo del Duero antes de nacionalizarse portugués.

 

Postdata: En próximos artículos, escribiré más pormenorizadamente sobre los cambios estéticos que Zamora demanda.

 

Eugenio-Jesús de Ávila

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