Urge remodelar el casco histórico durante el próximo mandato municipal: 2023-2027

Si mis últimos artículos los dediqué a una Zamora que saliese fuera de las murallas para seducir y conquistar inversiones foráneas, hoy protagonizará mi carta al próximo alcalde la estética de la ciudad: ¿Qué hacer para embellecer Zamora? La pregunta la considero esencial para atraer el conocido como turismo cultural. Voy a ello.

La reforma del casco antiguo de Antonio Vázquez me pareció pacata y chapucera. Hubo detalles extraordinarios. Verbigracia: en vez de adquirir granito de Sayago de 8 centímetros, se prefirió el chino, menos grueso,  de solo 6. Para ahorrarse dinero, supongo. Por otra parte, demasiado canto, también más barato, que condiciona el paseo entre la Plaza Mayor y la plaza de la Catedral. ¡Cómo perjudicará al transeúnte este tipo de calzada que la gente toma la zona de granito para evitar un mal paso!

Por lo tanto, el equipo de gobierno que administre, este, el de Guarido, u otro, la Casa de las Panaderas entre 2023 y 2027 debería realizar un nuevo proyecto que corrija errores, amplíe el espacio de granito, a ser posible zamorano; acabe con los solares, negociando con sus propietarios.

Pero voy por partes. El parque del Castillo, demasiado sobrio, sin una solo fuente de agua, necesita más árboles y, por supuesto, una gran fuente ornamental. El interior de la fortaleza y el foso claman por una atención constante de limpieza de vegetación y restos de papeles y plásticos.

El jardín de Antonio del Águila me parece uno de los más hermosos y coquetos de Zamora junto al de la plaza de Zorrilla. Considero que deberían crearse otros similares en otras zonas de la ciudad.

Si dejamos la plaza de la Catedral y no dirigimos hacia oriente, entramos en la Rúa de los Notarios, con una casa maravillosa a la derecha, abierta menos de un año como pub, y, un poquito más allá, un muro de cuatro metros de altura y unos 20 metros de largo, inclinado de arriba abajo, que podría desmoronarse en cualquier momento, con el consiguiente peligro para los peatones. Dentro, un solar. Otra vergüenza en la parte noble de la ciudad.

Frente a este muro, el convento de las Concepcionistas, sin habitar. ¿Qué piensa hacer el Obispado con esta propiedad? Actualmente, su exterior da cierto aspecto de abandono.

Otra fachada con balcones y sin nada detrás afea más esa misma calle. Después el esquinazo, tras doblar esa rúa, nos muestra otro horror.

Nada qué decir de la plaza de los Cientos. Continúo hasta llegar a San Martín, plaza en la que ayuntamientos del PP invirtieron muchísimo dinero para convertirlo en un pedregal, con el mismo material que las calles del casco histórico. Solo es aprovechable el parque infantil. El resto, de pena. Constrúyase una fuente, un jardín bonito e incluso otro templete, que se aprovechase para conciertos durante las noches de verano.

Me planto en la plaza de Viriato. El adoquín, que hace bonito, invita a evitarlo. Encuentro más canto rodado, un martirio para los pies pisarlo. Ahí un jardín y una fuente, en el centro de la plaza, con granito en vez ese tipo de adoquín, embellecería la que podría ser uno de los espacios más hermosos de Zamora, con el Hospital de la Encarnación y Parador, como principales edificios.

Al lado mismo, la plaza de Claudio Moyano, circundada por la Biblioteca Pública del Estado, la fachada oeste del Parador y la iglesia de San Cipriano, también merece otro suelo, otro tipo de baldosas. Hace cuatro o cinco centurias las plazas eran de tierra, no había esos cantos, una idea estúpida de la modernidad. Si se quiere que el turista disfrute de la ciudad no le pongamos trabas, obstáculos, incomodidades durante sus visitas. Granito como material y, por supuesto, más jardines, más fuentes. Punto.

Y detengo mi camino para un próximo artículo, en el que abordaré, por enésima vez, la transformación de la Plaza Mayor y otros espacios del centro de la ciudad. Lo de la muralla y las torres del puente de piedra tendrá su capítulo.

Critico aspectos estéticos y propongo ideas para embellecer Zamora. Creo, no destruyo.

Eugenio-Jesús de Ávila