La política del pin, pan, pun

Desconozco las urdimbres políticas de este gobierno porque, como ciudadana de a pie, nos dan las cosas hechas, sin posibilidad de enmienda, tan solo con el recurso del pataleo o del cabreo más absoluto, cuando vemos como se ningunean instituciones que deberían ser sagradas y se utilizan a la carta para brindar a los socios sanchistas todo aquello que le exigen, sea lo que sea, sin criba ninguna, hasta llegar a la descomposición política y social de España.

No sé si este presidente en algún momento, quizá al apoyar la cabeza en la blandura de la almohada antes de dormir, a solas consigo mismo, si tendrá una miejita de remordimiento o de vergüenza por lo que está haciendo con el objetivo único de seguir siendo presidente; porque no todo vale, cuando no hay remordimiento por acciones que destruyen, por leyes que se modifican al gusto o por magistrados que se colocan a dedo y sin consenso.

La democracia es, según la RAE, “un sistema político en el cual la soberanía reside en el pueblo, que la ejerce directamente o por medio de representantes”; pero ¿qué hacer cuando esos que nos representan se alían con el diablo para tener mayoría en la Cámara y blindar, de ese modo, sus actos, por muy innobles y anticonstitucionales que sean, sin posibilidad alguna para que la oposición ejerza su autoridad y les impida seguir con esta escalada absurda que no se ha visto en la historia de la democracia española, cuando un presidente hace y deshace a su antojo, como el señorito cortijero que tanto han denostado siempre?. Estos autodenominados “progresistas” se están comportando como los carcas e impositores que constantemente denigran, pero ya se conoce el dicho: “la izquierda es solo una derecha que no ha llegado” y no me refiero a esa izquierda que ejemplificaba el gran Anguita, político cabal donde los haya; sino a este totum revolutum de jovenzuelos que salieron indignados de la puerta del Sol, en vaqueros, desgreñados y camisas de cuadros y que ahora han probado el gusto por los tacones y la ropa de diseño y aparecen maquilladas y peluqueadas –ellas-, encantados todos de conocerse y gozando de una vida que siempre pusieron en la picota porque no podían soñar con tenerla un día.

La incoherencia que demuestra este presidente es palmaria y ahí está la hemeroteca para su vergüenza cuando dijo una cosa e hizo otra; a estas incoherencias nos tiene acostumbrados; desde aquello de que "no dormiría tranquilo si aceptara la coalición con Pablo Iglesias”, hasta que no pactaría con independentistas…la lista es larga; sin embargo, la memoria es frágil y la del presidente muy quebradiza.

Espero que los ciudadanos demuestren en las urnas el hartazgo que sienten y voten en consecuencia para que estas situaciones no se repitan, para que se elijan representantes políticos de altura, de los que nos sintamos orgullosos y no avergonzados; personas de nivel que cuando lleguen al poder cuenten con las mejores ideas, vengan del partido que vengan, con el fin único de mejorar nuestro país y no servirse de él para sus ambiciones personales.

En unos meses tendremos la oportunidad de hacer algo que repercuta en que la política cambie, que el gobierno central, los locales y los autonómicos utilicen los recursos que tienen para mejorar a los ciudadanos, para mejorar los pueblos y las ciudades, para que no haya desigualdad, para evitar la pobreza, para llevar a sus ayuntamientos o juntas, lo que Madrid decida descentralizar, que todos tengan opciones para acceder a los fondos europeos, que se tenga en cuenta la pérdida de población en muchos territorios y no se les abandone a su suerte, que se dote de recursos a las provincias más necesitadas…. y, sobre todo, que tengamos mucho tino en elegir a quienes nos representen para no repetir situaciones bochornosas por las que no queremos volver a pasar.

Mª Soledad Martín Turiño