Miércoles, 15 de Octubre de 2025

Eugenio de Ávila
Sábado, 10 de Diciembre de 2022
CAINISMO

Guerra empresarial: morir en Zamora, patria de la felonía

Esteban PedrosaMientras el gobierno sanchista-comunista va demoliendo la Constitución con la mengua de los delitos de sedición y malversación y prepara la del referéndum para que Cataluña vote su independencia, transformando el artículo 92 de la Carta Magna de 1978, en Zamora la guerra entre organismos empresariales alcanza ya un nuevo escenario al decidir la Cámara de Comercio e Industria de Zamora, presidida por un jubilado, Enrique Oliveira,  firmar un convenio con una entidad de banca nacional con el objetivo de incentivar el autoempleo y, de tal manera, menospreciar a la Caja Rural de Zamora, la única que trabaja por el desarrollo de nuestra ciudad y provincia.

 

Pero esta felonía se preparó ha tiempo, desde que se crease Zamora 10, entonces dirigida por la entidad financiera Caja Rural. Desde el primer momento, la conjunción de la entonces presidenta de la Diputación, Mayte Martín Pozo, y el presidente de la Cámara de Comercio, antaño Manuel Vidal, más la CEOE, presidida ya por José María Esbec, intentaron poner todo tipo de obstáculos a esta Asociación para el Desarrollo de Zamora. Se trató de esa quinta columna de la que tantas veces escribí en este periódico, el único medio que se expresó con claridad sobre lo que venía sucediendo, sin ambages, sin miedos, con determinación, porque el resto quería seguir ordeñando en dos ubres económicas: la de la Diputación y la de la entidad que dirige Cipriano García Rodríguez. Casa con dos puertas, mala es de guardar.

 

En este 2022 conocimos, sin explicaciones de ningún tipo, casi con nocturnidad y alevosía, que CEOE y Cámara de Comercio,  sotto voce, dejaban Zamora 10 porque, según sus cerebros, ya estaba todo hecho, cuando nuestra tierra registraba una pérdida de población galopante, un envejecimiento extraordinario y una inactividad económica preocupante. Dijeron adiós cuando Zamora clamaba por una unión empresarial, social y política para salir de su estado de coma económico. Quizá haya empresas a las que, desde nuestra tierra, les vaya muy bien y reciban copiosos ingresos con sus negocios; pero la gran mayoría de los pequeños comerciantes, empresarios y autónomos zamoranos las pasa -perdón por la expresión- canutas para mantener sus negocios abiertos, abonar nóminas, pagar impuestos y abrir las tiendas todas las mañanas a primera hora.

 

Esta guerra cainita, propia de nuestra tierra, gestada por la envidia, conlleva que nunca, mientras sigan las mismas cabezas dirigiendo organismos económicos, habrá unidad empresarial para abordar el renacimiento de Zamora, de lo que se aprovecharán los políticos de turno para jugar con sus políticas fiscales en tiempos de máximas dificultades económicas, como los que se anuncian para el próximo año 2023.

 

Escribí en su día que Caín nació en Zamora o en algunas de sus comarcas. Abel es el pueblo, el zamorano que bastante tiene con pagar impuestos, llevar el pan a su casa todos los días o seguir cobrando la caridad del desempleo. Mientras, los jóvenes se van, los jubilados guardan silencio y nuestra tierra se convierte en un desierto demográfico. Aquí, a no tardar, ya no se podrá vivir, solo se vendrá a morir. Eso sí, el Duero, de momento, sigue discurriendo, manso, a través de la ciudad del Romancero. Quizá, cualquier día, se cansará y buscará un atajo para evitar pasar por la patria de la felonía.

Eugenio-Jesús de Ávila

 

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