ESPAÑA
Ineptocracia, política y sociedad
Nunca nuestra democracia conoció un gobierno de fanáticos anacrónicos y narcisistas políticos como el de Sánchez, ni una oposición tan cándida, atontada y acobardada, que recuerda al presidente Alcalá- Zamora en sus peores momentos. Con estos remeros, la barca se hundirá. Si añadimos que los secesionistas, los que gobiernan la nación en realidad, los que han confesado que se quieren ir de España, porque no se sienten españoles, han olido debilidad, cobardía, miseria política, aprovecharán estos momentos traumáticos, de división entre los partidos españoles para alcanzar sus objetivos. Ya no necesitan golpes de estado esperpénticos para lograr su independencia, porque ahora les saldría gratis merced al chantaje aceptado por el presidente del Gobierno y, además, podrían emplear todo el dinero público que fueran capaces de reunir para gastarlo en ese propósito, porque el delito de malversación para los políticos dejará de existir porque así lo ha querido ese hombre, Sánchez, postrado de hinojos, ante el líder de un partido como ERC, fascista en su origen, que ya lleva dados tres golpes de Estado desde que se creó.
Dicen los voceros del ejecutivo que Cataluña se ha pacificado gracias a este Gobierno. Nos jodió. Se ha permitido a la Generalidad que los niños españoles solo reciban un 25% de sus clases en castellano; que la bandera nacional haya desaparecido de los ayuntamientos de aquella región, que los Presupuestos Generales del Estado dediquen las mayores inversiones a ese territorio; que Rufián, un charnego, putee al ejecutivo en el Congreso de los Diputados; que desde todas las televisiones catalanas se azuce, zahiera, vilipendie a todo lo que representa a la nación más antigua de Europa. Este gobierno es un chollo para los independentistas de Cataluña y País Vasco. Nunca un presidente obtuvo tan escasos valores electorales, 122 diputados, en la historia de esta democracia. Extrema flojedad y endeblez política. El monstruo separatista se está comiendo a España, con la aquiescencia de todo quisque, de una sociedad civil desarmada, apesebrada y pusilánime.
Se acabaría con todos estos chantajes de los enemigos de España si los grandes partidos nacionales pactaran una nueva Ley Electoral, que dejara de primar a las formaciones secesionistas vascas y catalanas. Pero ni PP ni PSOE abordan tema de tan extraordinaria necesidad. La actual Ley Electoral es esencialmente falsa e injusta.
Y más. Políticos “fascistas” como Alfonso Guerra, José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero, César Antonio Molina, García Vargas, Sáenz de Cosculluela; el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, y el diputado Nicolás Redondo, más otras 300 personas de la vida política e intelectual española, han constituido la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición. En su primer documento asegura que: “Esta perversión del derecho penal mediante una ley particular para unas pocas personas y una sumisión a las pretensiones independentistas, que obedecen a la necesidad de contar con los votos de ERC y Bildu para los Presupuestos y quién sabe para qué más, no puede contar con nuestro silencio". Y reclaman: "La urgente tipificación de un delito contra la Constitución con las penas regidas en los códigos penales de las naciones europeas más avanzadas para evitar un vacío legal que pueda dividir más la convivencia democrática entre los españoles".
Periodista tan derechista como Juan Luis Cebrián, tantos años director de El País, escribía anteayer un excelente artículo. He aquí uno de sus párrafos, cargado de ironía: “Convendría que el PSOE, facción Sánchez, explicara a sus electores cómo puede defenderse el Estado aliándose con quienes perpetraron un golpe contra su unidad territorial, proclamaron la declaración unilateral de independencia y han prometido hasta el aburrimiento que volverán a hacerlo”. Pues por este páramo zamorano hay personajes que se ríen de estas reflexiones e insultan a quién los escribe. Gente demócrata.
Y, en concluyendo, regreso a Guerra, otro hombre de extrema derecha, que analiza estos momentos críticos que vive la patria: ““Apoyé sus decisiones cuando dijo que no podía dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno, cuando dijo que lo del 2017 no era sedición que era rebelión, cuando dijo que agravaría las penas, cuando dijo que tipificará el delito de convocatoria de referéndum, cuando dijo que no habrá indultos, y no digamos cómo le apoyé cuando dijo que nunca habría pacto con Bildu. Ahora, cuando apenas quedan unos días para que termine 2022, nada queda de sus palabras, sus gestos y actuaciones han demostrado justo todo lo contrario”.
No obstante, adelanto que las próximas legislativas de diciembre de 2023 las ganará, de nuevo, el sanchismo. ¿Por qué? Porque no hay memoria –la historia nunca es memoria-, y durante el próximo año, con mucho dinero para manejar, Pedro Sánchez se dedicará a hacer caridad de Estado con los más humildes, que pensarán que él los alimenta, los viste y les tiene presente en sus oraciones. Las izquierdas y el cristianismo necesitan desheredados de la fortuna, parias, famélicas legiones para ocupar y disfrutar del poder.
Sánchez me parece un genuino producto de una España en quiebra moral y ética, donde la ineptocracia se apoderó de la política y la sociedad. El pensador francés Jean d’Ormesson lo expresó de manera esclarecedora: “La ineptocracia es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y la riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una política populista y demagoga que predica teorías que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que sabe que son idiotas.”
Eugenio-Jesús de Ávila
PD: Jean d’Ormesson fue acádemico de la lengua -decano de la Academia Francesa tras la muerte de Claude Lévi-Strauss en 2009- de gran prestigio en su país y poco conocido entre nosotros.
Nunca nuestra democracia conoció un gobierno de fanáticos anacrónicos y narcisistas políticos como el de Sánchez, ni una oposición tan cándida, atontada y acobardada, que recuerda al presidente Alcalá- Zamora en sus peores momentos. Con estos remeros, la barca se hundirá. Si añadimos que los secesionistas, los que gobiernan la nación en realidad, los que han confesado que se quieren ir de España, porque no se sienten españoles, han olido debilidad, cobardía, miseria política, aprovecharán estos momentos traumáticos, de división entre los partidos españoles para alcanzar sus objetivos. Ya no necesitan golpes de estado esperpénticos para lograr su independencia, porque ahora les saldría gratis merced al chantaje aceptado por el presidente del Gobierno y, además, podrían emplear todo el dinero público que fueran capaces de reunir para gastarlo en ese propósito, porque el delito de malversación para los políticos dejará de existir porque así lo ha querido ese hombre, Sánchez, postrado de hinojos, ante el líder de un partido como ERC, fascista en su origen, que ya lleva dados tres golpes de Estado desde que se creó.
Dicen los voceros del ejecutivo que Cataluña se ha pacificado gracias a este Gobierno. Nos jodió. Se ha permitido a la Generalidad que los niños españoles solo reciban un 25% de sus clases en castellano; que la bandera nacional haya desaparecido de los ayuntamientos de aquella región, que los Presupuestos Generales del Estado dediquen las mayores inversiones a ese territorio; que Rufián, un charnego, putee al ejecutivo en el Congreso de los Diputados; que desde todas las televisiones catalanas se azuce, zahiera, vilipendie a todo lo que representa a la nación más antigua de Europa. Este gobierno es un chollo para los independentistas de Cataluña y País Vasco. Nunca un presidente obtuvo tan escasos valores electorales, 122 diputados, en la historia de esta democracia. Extrema flojedad y endeblez política. El monstruo separatista se está comiendo a España, con la aquiescencia de todo quisque, de una sociedad civil desarmada, apesebrada y pusilánime.
Se acabaría con todos estos chantajes de los enemigos de España si los grandes partidos nacionales pactaran una nueva Ley Electoral, que dejara de primar a las formaciones secesionistas vascas y catalanas. Pero ni PP ni PSOE abordan tema de tan extraordinaria necesidad. La actual Ley Electoral es esencialmente falsa e injusta.
Y más. Políticos “fascistas” como Alfonso Guerra, José Luis Corcuera, Virgilio Zapatero, César Antonio Molina, García Vargas, Sáenz de Cosculluela; el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Leguina, y el diputado Nicolás Redondo, más otras 300 personas de la vida política e intelectual española, han constituido la Asociación para la Defensa de los Valores de la Transición. En su primer documento asegura que: “Esta perversión del derecho penal mediante una ley particular para unas pocas personas y una sumisión a las pretensiones independentistas, que obedecen a la necesidad de contar con los votos de ERC y Bildu para los Presupuestos y quién sabe para qué más, no puede contar con nuestro silencio". Y reclaman: "La urgente tipificación de un delito contra la Constitución con las penas regidas en los códigos penales de las naciones europeas más avanzadas para evitar un vacío legal que pueda dividir más la convivencia democrática entre los españoles".
Periodista tan derechista como Juan Luis Cebrián, tantos años director de El País, escribía anteayer un excelente artículo. He aquí uno de sus párrafos, cargado de ironía: “Convendría que el PSOE, facción Sánchez, explicara a sus electores cómo puede defenderse el Estado aliándose con quienes perpetraron un golpe contra su unidad territorial, proclamaron la declaración unilateral de independencia y han prometido hasta el aburrimiento que volverán a hacerlo”. Pues por este páramo zamorano hay personajes que se ríen de estas reflexiones e insultan a quién los escribe. Gente demócrata.
Y, en concluyendo, regreso a Guerra, otro hombre de extrema derecha, que analiza estos momentos críticos que vive la patria: ““Apoyé sus decisiones cuando dijo que no podía dormir tranquilo con Podemos en el Gobierno, cuando dijo que lo del 2017 no era sedición que era rebelión, cuando dijo que agravaría las penas, cuando dijo que tipificará el delito de convocatoria de referéndum, cuando dijo que no habrá indultos, y no digamos cómo le apoyé cuando dijo que nunca habría pacto con Bildu. Ahora, cuando apenas quedan unos días para que termine 2022, nada queda de sus palabras, sus gestos y actuaciones han demostrado justo todo lo contrario”.
No obstante, adelanto que las próximas legislativas de diciembre de 2023 las ganará, de nuevo, el sanchismo. ¿Por qué? Porque no hay memoria –la historia nunca es memoria-, y durante el próximo año, con mucho dinero para manejar, Pedro Sánchez se dedicará a hacer caridad de Estado con los más humildes, que pensarán que él los alimenta, los viste y les tiene presente en sus oraciones. Las izquierdas y el cristianismo necesitan desheredados de la fortuna, parias, famélicas legiones para ocupar y disfrutar del poder.
Sánchez me parece un genuino producto de una España en quiebra moral y ética, donde la ineptocracia se apoderó de la política y la sociedad. El pensador francés Jean d’Ormesson lo expresó de manera esclarecedora: “La ineptocracia es el sistema de gobierno en el que los menos preparados para gobernar son elegidos por los menos preparados para producir, y los menos preparados para procurarse su sustento son regalados con bienes y servicios pagados con los impuestos confiscatorios sobre el trabajo y la riqueza de unos productores en número descendente, y todo ello promovido por una política populista y demagoga que predica teorías que sabe que han fracasado allí donde se han aplicado, a unas personas que sabe que son idiotas.”
Eugenio-Jesús de Ávila
PD: Jean d’Ormesson fue acádemico de la lengua -decano de la Academia Francesa tras la muerte de Claude Lévi-Strauss en 2009- de gran prestigio en su país y poco conocido entre nosotros.


















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