ENERGÍA
Propuestas para otro modelo energético en las montañas del noroeste ibérico
CRIOSANABRIA se suma a la carta abierta que la Comunidad Cientifica y académica (https://sinexcusa.org/) para pedir a la s a las Instituciones Europeas y a los ministros de energía de la Unión Europea que no reduzcan los controles existentes de la protección de la biodiversidad, ni siquiera para acelerar el despliegue de las energías renovables.
La normativa actual prohíbe el deterioro de las especies, los hábitats y lugares de la red Natura 2000, así como el estado de las aguas superficiales y subterráneas. Prohibiciones que tienen unas contadas y estrictas excepciones (artículo 6.4 Directiva 92/43 y artículo 9.1.a Directiva 2009/147 y artículo 4.7 Directiva 2000/60).
Una de las condiciones de estas excepciones es que los proyectos a los que se les permitirá deteriorar ecosistemas deben de demostrar un «interés público superior» de manera específica y suficiente. La nueva propuesta de la Comisión reduce esta exigencia al establecer que los planes y proyectos de producción de energía con fuentes renovables se presumirá, de forma generalizada, que son «de interés público superior y contribuyen a la salud y la seguridad públicas», eximiendo así a los promotores de acreditar dicho interés y contribución en cada caso particular.
Esta presunción rompe el carácter estricto que estas excepciones tienen y por tanto facilita el deterioro de los ecosistemas a través de la ficción jurídica de presumir una realidad sin necesidad de probarla.
La principal razón que desaconseja esta medida es que la ciencia ha demostrado que, incluso con las medidas de protección existentes, no se ha logrado detener el deterioro en términos de destrucción masiva de biodiversidad (ipbes.net y eea.europa.eu). Necesitamos aplicar de manera estricta la prohibición del deterioro y ampliar la protección con nuevas medidas adicionales.
Hay además muchas otras razones que impiden apoyar esta propuesta (informe jurídico), destacando entre ellas que su adopción contradice la obligación de integrar de manera completa las exigencias de protección de la biodiversidad en la definición y en la realización de la política de energía (artículo 11 TFUE y artículo 37 de la Carta de Derechos Fundamentales).
Las personas que trabajan para aumentar el conocimiento científico y aplicarlo en las políticas públicas quieren llamar la atención sobre la responsabilidad intergeneracional que tenemos como sociedad y la necesidad imperiosa de no dar ningún paso atrás en la protección de la biodiversidad, ni siquiera para el despliegue de las energías renovables. No debemos proteger un bien dañando otro ya que el grado de avance de una sociedad no solo se mide por lo que construye, también por lo que es capaz de no destruir. La implantación de las energías renovables, a pequeña escala y cerca de los consumidores o en áreas antropizadas, puede llevarse a cabo sin poner en peligro la biodiversidad.
El estudio “Renovables Aquí Sí” de la Alianza Energía y Territorio y desarrollado por EL Observatorio de la Sostenibilidad constata que en España existen superficies antropizadas (tejados, cubiertas, zonas industriales, vertederos ,escombreras, minas abandonadas, autovías, autopistas, vías férreas, canales, invernaderos,etc) suficientes para instalar 181 GW, que producirían más de 272.037 GWh/año en energía fotovoltaica, unas cifras que son superiores al consumo anual que se produjo en España en el año 2021, de 259.905 GWh. El informe revela que existen más de 300 mil hectáreas de superficie antropizadas en España.
Así, no es necesaria la instalación de estos polígonos industriales en espacios sensibles ambientalmente de La Carballeda y Sanabria.Si en realidad el objetivo es frenar el cambio climático, deberíamos escuchar al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), principal organización a nivel mundial sobre Cambio Climático, que indica que la solución es la reducción en el consumo de energía y en la renaturalización de nuestro territorio manteniendo ecosistemas vivos que fijen carbono. Además estos macroproyectos se instalan en áreas comunales en las que tienen que decidir los vecinos de esos montes y muchas veces no se cuenta con ellos, en un contexto en el que el cambio de uso de suelo industrial para poder poner instalaciones le puede salir más caro a los propietarios que el posible ingreso, que no es seguro, que pudieran recibir.
Por lo tanto tampoco es necesario sacrificar zonas agrícolas que nos producen alimentos (en un contexto de alza de precio de alimentos y dependencia del exterior); pastos donde se alimenta nuestra ganadería extensiva de calidad, forestales donde existen aprovechamientos tradicionales de la madera como las "suertes" o micológicos; naturales, como son los últimos espacios sin alterar por el ser humano como las montañas; y paisajes, que son el reflejo de nuestra interacción en el territorio y muestran nuestro respeto por el. Todo ello solo por mantener el sistema actual de concentración de la producción de energía para que grandes empresas sigan monopolizándolo y fijando su alto precio generando situaciones de pobreza energética.
Sí es posible un modelo distribuido de renovables usando suelo antropizado, con ahorro, eficiencia, autoconsumo y comunidades energéticas donde los pequeños productores de energía se benefician directamente.
Daniel Boyano Sotillo,
CRIOSANABRIA se suma a la carta abierta que la Comunidad Cientifica y académica (https://sinexcusa.org/) para pedir a la s a las Instituciones Europeas y a los ministros de energía de la Unión Europea que no reduzcan los controles existentes de la protección de la biodiversidad, ni siquiera para acelerar el despliegue de las energías renovables.
La normativa actual prohíbe el deterioro de las especies, los hábitats y lugares de la red Natura 2000, así como el estado de las aguas superficiales y subterráneas. Prohibiciones que tienen unas contadas y estrictas excepciones (artículo 6.4 Directiva 92/43 y artículo 9.1.a Directiva 2009/147 y artículo 4.7 Directiva 2000/60).
Una de las condiciones de estas excepciones es que los proyectos a los que se les permitirá deteriorar ecosistemas deben de demostrar un «interés público superior» de manera específica y suficiente. La nueva propuesta de la Comisión reduce esta exigencia al establecer que los planes y proyectos de producción de energía con fuentes renovables se presumirá, de forma generalizada, que son «de interés público superior y contribuyen a la salud y la seguridad públicas», eximiendo así a los promotores de acreditar dicho interés y contribución en cada caso particular.
Esta presunción rompe el carácter estricto que estas excepciones tienen y por tanto facilita el deterioro de los ecosistemas a través de la ficción jurídica de presumir una realidad sin necesidad de probarla.
La principal razón que desaconseja esta medida es que la ciencia ha demostrado que, incluso con las medidas de protección existentes, no se ha logrado detener el deterioro en términos de destrucción masiva de biodiversidad (ipbes.net y eea.europa.eu). Necesitamos aplicar de manera estricta la prohibición del deterioro y ampliar la protección con nuevas medidas adicionales.
Hay además muchas otras razones que impiden apoyar esta propuesta (informe jurídico), destacando entre ellas que su adopción contradice la obligación de integrar de manera completa las exigencias de protección de la biodiversidad en la definición y en la realización de la política de energía (artículo 11 TFUE y artículo 37 de la Carta de Derechos Fundamentales).
Las personas que trabajan para aumentar el conocimiento científico y aplicarlo en las políticas públicas quieren llamar la atención sobre la responsabilidad intergeneracional que tenemos como sociedad y la necesidad imperiosa de no dar ningún paso atrás en la protección de la biodiversidad, ni siquiera para el despliegue de las energías renovables. No debemos proteger un bien dañando otro ya que el grado de avance de una sociedad no solo se mide por lo que construye, también por lo que es capaz de no destruir. La implantación de las energías renovables, a pequeña escala y cerca de los consumidores o en áreas antropizadas, puede llevarse a cabo sin poner en peligro la biodiversidad.
El estudio “Renovables Aquí Sí” de la Alianza Energía y Territorio y desarrollado por EL Observatorio de la Sostenibilidad constata que en España existen superficies antropizadas (tejados, cubiertas, zonas industriales, vertederos ,escombreras, minas abandonadas, autovías, autopistas, vías férreas, canales, invernaderos,etc) suficientes para instalar 181 GW, que producirían más de 272.037 GWh/año en energía fotovoltaica, unas cifras que son superiores al consumo anual que se produjo en España en el año 2021, de 259.905 GWh. El informe revela que existen más de 300 mil hectáreas de superficie antropizadas en España.
Así, no es necesaria la instalación de estos polígonos industriales en espacios sensibles ambientalmente de La Carballeda y Sanabria.Si en realidad el objetivo es frenar el cambio climático, deberíamos escuchar al Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), principal organización a nivel mundial sobre Cambio Climático, que indica que la solución es la reducción en el consumo de energía y en la renaturalización de nuestro territorio manteniendo ecosistemas vivos que fijen carbono. Además estos macroproyectos se instalan en áreas comunales en las que tienen que decidir los vecinos de esos montes y muchas veces no se cuenta con ellos, en un contexto en el que el cambio de uso de suelo industrial para poder poner instalaciones le puede salir más caro a los propietarios que el posible ingreso, que no es seguro, que pudieran recibir.
Por lo tanto tampoco es necesario sacrificar zonas agrícolas que nos producen alimentos (en un contexto de alza de precio de alimentos y dependencia del exterior); pastos donde se alimenta nuestra ganadería extensiva de calidad, forestales donde existen aprovechamientos tradicionales de la madera como las "suertes" o micológicos; naturales, como son los últimos espacios sin alterar por el ser humano como las montañas; y paisajes, que son el reflejo de nuestra interacción en el territorio y muestran nuestro respeto por el. Todo ello solo por mantener el sistema actual de concentración de la producción de energía para que grandes empresas sigan monopolizándolo y fijando su alto precio generando situaciones de pobreza energética.
Sí es posible un modelo distribuido de renovables usando suelo antropizado, con ahorro, eficiencia, autoconsumo y comunidades energéticas donde los pequeños productores de energía se benefician directamente.
Daniel Boyano Sotillo,




















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