Te amaría... si quisieras

Cuando estoy enamorado apenas tengo ganas de escribir. Todo mi tiempo lo dedico a pensar en esa mujer que me secuestra el alma. Buscó cómo satisfacerla, cómo enamorarla más cada día, cómo amarla mejor. No me conformo con quererla mañana como ayer y hoy como dentro dos días.

Siento insatisfacción, malestar, enfado si mi amor se acomoda, si se adapta y se vulgariza. Cada amanecer, dispongo mis manos para que siembre semillas de pasión en el alma de la mujer que deseo, la que ocupa mi mente, a la que le he concedido mi tiempo para que lo distribuya, lo emplee, lo venda al placer.

Solo cesa mi amor cuando me entrego a Morfeo. Mientras pienso en libertad, amo. No empiezo a amar al alba y me desenamoro cuando el sol se baña los pies en el Atlántico. Amo incluso más allá del amor, de su finiquito, del adiós.

 Y amo, cada vez más, a aquellas féminas, pocas, que me podrían haber enamorado, pero Eros se mostró esquivo con esas ucronías eróticas. Pero las he besado en sueños, las he acariciado y hecho el amor. Solo pronuncié que las deseo, que las anhelo, que las amaría si pudiera, si…quisieran, con el lenguaje de mi mirada

Eugenio-Jesús de Ávila