Redacción
Miércoles, 15 de Febrero de 2023
HABLEMOS

Moción de censura, ¿de quién contra quién?

Carlos Domínguez

[Img #75064]   No es fácil entender la estrategia de Vox con esta última ocurrencia de la moción de censura, atolladero si no ciénaga en que se ha empantanado el partido de Abascal. Sin posibilidad de éxito, lo único a conseguir es, en primer lugar, facilitar a Sánchez una vía de escape por medio del telediario y la propaganda a los problemas de la izquierda de cara a los próximos comicios, que salvo catástrofe responsabilidad de las dos fuerzas de la derecha, y no la descarten a tenor de los hechos, supondrán para PSOE y coaligados un descalabro notable. En segundo lugar, la ocurrencia pondría de manifiesto de forma gratuita la división entre PP y Vox, con discrepancias de las que tomará buena nota el electorado, en perjuicio de ambos así como de unos futuros y necesarios pactos de gobierno.

 

   Pero si la moción de censura constituye un error por sí misma, aquello que raya lo delirante es buscar, y se tiene la impresión que mendigar, la candidatura de uno de los santones de la transición como Ramón Tamames, economista e intelectual mediocre al margen de su habilidad para el autobombo a remolque de la politización de la Universidad española. Pero esencialmente alguien que, dentro de un arribismo proverbial, militó al par de un fructífero currículo en el antiguo PCE, con todo lo que éste nunca dejó de representar. O sea, estalinismo de soviet, checa y gulag.

 

   La opinión pública, incluidos simpatizantes y votantes de Vox, se pregunta por la razón del despropósito en cuanto a la coherencia de ideario y programa, aunque igualmente respecto al lugar en que Tamames dejaría al propio Abascal en el Congreso, tanto por la previsible imagen  a causa de la edad, como por la posibilidad de que el candidato salga políticamente rana, en enésimo y sonado ya por lo postrero viraje de oportunidad hacia aquello que siempre fue y proclamó. Pues, a fin de cuentas, a Tamames le importa Tamames, y es difícil que se proponga pasar a la historia, o más bien historieta de la bendita transición, como vanguardia y apóstol del Vox a quienes los herederos del invento tildan sin descanso de ultraderechista, facha y franquista. En definitiva, moción de censura: ¿de quién contra quién? Probablemente de Vox contra sí mismo y, por extensión, contra las opciones de la derecha en su inevitable convergencia.

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