¿Qué podría suceder si Requejo entregara el acta a Ciudadanos?

Ser o no ser…esa es la cuestión para Zamora en las próximas elecciones municipales. Ser y no estar, dos verbos copulativos que podría conjugar Francisco José Requejo, presidente de la Diputación todavía, si quisiera putear la Institución Provincial. ¿Cómo? Muy sencillo. Además de cesar como militante de Ciudadanos, devolver el acta y dimitir con máxima autoridad de la institución. ¿Qué sucedería? Pues que su puesto, que no cargo, lo ocuparía, como diputada provincial, Lina Santos, persona que discutió a Requejo el puesto de diputado.

En ese momento, los 25 diputados, incluyendo a la antes mencionada, deberían ponerse de acuerdo para elegir a un presidente de la institución. Por lo tanto, se abriría un periodo de tiempo para llegar a acuerdos, como sucedió en 2019. Lina Santos negociaría con las izquierdas, PSOE e Izquierda Unida, y también con las huestes del PP, muy divididas, por cierto. Quizá socialistas y Laura Rivera aceptasen apoyar en la investidura a la diputada de Ciudadanos para desalojar a los populares de la Diputación. Solo serían tres meses, pero meterían el miedo en el cuerpo a Barrios y compañía que ya no podrían utilizar la institución durante la campaña electoral.

Me encanta la política, pero no ejercerla. Estudié unos años Ciencias Políticas y Sociología. Ahora bien, estos enredos, propios de un sistema electoral injusto, en el que el concejal, diputado provincial o nacional, senador y procurador deben someterse al dictado del partido, me apasionan. Aquí no existirían ni tránsfugas ni esas tonterías, si el pueblo, como sucede en Inglaterra, eligiera a sus representantes. En España, en Zamora, por ende, los cargos son de los partidos, de sus dictaduras miserables.

Todo cambiaría, para bien, si los ciudadanos fueran libres para elegir a sus candidatos, porque en España solo rubrican lo que imponen los partidos, sus jerarquías: ahora Sánchez, Feijóo o Abascal. Recuerde el lector: “Él que se mueve no sale en la fotografía”. Alfonso Guerra, cuando mandaba en el PSOE felipista.

Eugenio-Jesús de Ávila