ZAMORANA
El final de una etapa
Mº Soledad Martín Turiño
Resulta difícil empezar este artículo; es, tal vez, el que más me ha costado escribir, porque termina una etapa en “El Día de Zamora”, con su director, Eugenio de Ávila, a la cabeza. Me niego a creer que este hombre, amante de Zamora, crítico con quienes no la ayudan, con los que la ignoran o la ningunean; tan amigo de denunciar las carencias de la capital, como de apostar por proyectos que la revitalicen, sacándola de ese ostracismo en el que lleva anclada demasiado tiempo, nos prive de su verbo, su palabra escrita, sus ideas…
Eugenio ha creado un periódico icónico, muy en su línea: sencillo, elegante, fácil de leer, sin anuncios publicitarios que se superpongan a la lectura y nos bombardeen con flashes y eslóganes; un periódico para todo el mundo, sin necesidad de registrare a la hora de leer una noticia, porque su contenido está a disposición de todos.
A Eugenio, le gusta comparar a Zamora con una ancianita elegante, a la que es preciso, de vez en cuando, retocar su estética, para que luzca aún más hermosa; y, en esa línea, ha dirigido su vida durante mucho tiempo.
Espero que siga paseando a diario por esa ciudad que tan bien conoce, y deseo de todo corazón que, en esta nueva etapa, liberado ya de las presiones que impone el trabajo, goce de la felicidad de poseer algo que nos dan con cuentagotas: el tiempo.
Siempre serás uno de los grandes de esta Zamora que tanto amamos. ¡No dejes de escribir, no nos dejes huérfanos de tu palabra!
Resulta difícil empezar este artículo; es, tal vez, el que más me ha costado escribir, porque termina una etapa en “El Día de Zamora”, con su director, Eugenio de Ávila, a la cabeza. Me niego a creer que este hombre, amante de Zamora, crítico con quienes no la ayudan, con los que la ignoran o la ningunean; tan amigo de denunciar las carencias de la capital, como de apostar por proyectos que la revitalicen, sacándola de ese ostracismo en el que lleva anclada demasiado tiempo, nos prive de su verbo, su palabra escrita, sus ideas…
Eugenio ha creado un periódico icónico, muy en su línea: sencillo, elegante, fácil de leer, sin anuncios publicitarios que se superpongan a la lectura y nos bombardeen con flashes y eslóganes; un periódico para todo el mundo, sin necesidad de registrare a la hora de leer una noticia, porque su contenido está a disposición de todos.
A Eugenio, le gusta comparar a Zamora con una ancianita elegante, a la que es preciso, de vez en cuando, retocar su estética, para que luzca aún más hermosa; y, en esa línea, ha dirigido su vida durante mucho tiempo.
Espero que siga paseando a diario por esa ciudad que tan bien conoce, y deseo de todo corazón que, en esta nueva etapa, liberado ya de las presiones que impone el trabajo, goce de la felicidad de poseer algo que nos dan con cuentagotas: el tiempo.
Siempre serás uno de los grandes de esta Zamora que tanto amamos. ¡No dejes de escribir, no nos dejes huérfanos de tu palabra!



















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