DENUNCIAS
Quién asume los desperfectos en aceras de vados
Con doble impuesto, vado y circulación, queda suficientemente pagado el mantenimiento de ese tramo de acera, pero no arreglado
Quien tiene un vehículo tiene un impuesto que grava solamente la tenencia, con diferencia de cuantía, dependiendo del modelo que cada cual se pueda permitir. La cantidad, para muchos abusiva, llevó a buscar alternativas para evitar el pago, como son el empadronamiento en el pueblo de donde procede buena parte de residentes en la capital, abonando así bastante menos. El resultado es que, aun incrementando el gravamen impositivo, la recaudación para las arcas municipales es menor.
Si bien, con el cargo por rodaje, que se decía antes, se supone satisfacer parte, al menos, de los gastos que ocasiona el desplazamiento del coche por la ciudad, habrá quien no vea que ese dinero llega donde debería. Así, los tramos de acera por donde acceden los vehículos a los garajes en muchos casos se encuentran muy deteriorados, con el perjuicio para todos los peatones, que transitan por ellas. Los vehículos son los causantes, cierto, pero habría que considerar que también es consecuencia de que la calidad del pavimento no es la adecuada.
Roturas que sufren los peatones, que somos todos y que deben repararse, simplemente por deber administrativo de mantener las zonas peatonales en buen estado. Pero: ¿quién debe asumir el mantenimiento del tramo de acera del vado, por el que transitan los vehículos? Aunque en alguna normativa, como la del Ayuntamiento de Badajoz, queda claro, en la de Zamora, no lo es tanto, estando sujeta a la interpretación y a la exigencia de su cumplimiento. La polémica está servida, habrá quien opine que ya se paga suficiente, porque el vado tampoco es que sea barato para quien tiene ese indicativo a la puerta. Si bien, con esa deferencia municipal de evitar, por razones obvias, que nadie estacione en la puerta, los garajes particulares consiguen liberar a la calle de muchos vehículos, lo que supone muchas plazas de estacionamiento.
Dos impuestos, amén de otros por uso, por tener coche y garaje, que nisiquiera sirven para que se repare esos tres, cuatro como mucho, metros de acera que hay en la puerta de los garajes con baldosas hundidas, movidas, rotas o desaparecidas y que son la causa de tropezones, caídas en el peor de los casos, de los peatones, víctimas inocentes de tener que caminar por una acera. Para el caminante, el susto del coche saliendo queda solo en eso.
Manuel Herrero Alonso
Quien tiene un vehículo tiene un impuesto que grava solamente la tenencia, con diferencia de cuantía, dependiendo del modelo que cada cual se pueda permitir. La cantidad, para muchos abusiva, llevó a buscar alternativas para evitar el pago, como son el empadronamiento en el pueblo de donde procede buena parte de residentes en la capital, abonando así bastante menos. El resultado es que, aun incrementando el gravamen impositivo, la recaudación para las arcas municipales es menor.
Si bien, con el cargo por rodaje, que se decía antes, se supone satisfacer parte, al menos, de los gastos que ocasiona el desplazamiento del coche por la ciudad, habrá quien no vea que ese dinero llega donde debería. Así, los tramos de acera por donde acceden los vehículos a los garajes en muchos casos se encuentran muy deteriorados, con el perjuicio para todos los peatones, que transitan por ellas. Los vehículos son los causantes, cierto, pero habría que considerar que también es consecuencia de que la calidad del pavimento no es la adecuada.
Roturas que sufren los peatones, que somos todos y que deben repararse, simplemente por deber administrativo de mantener las zonas peatonales en buen estado. Pero: ¿quién debe asumir el mantenimiento del tramo de acera del vado, por el que transitan los vehículos? Aunque en alguna normativa, como la del Ayuntamiento de Badajoz, queda claro, en la de Zamora, no lo es tanto, estando sujeta a la interpretación y a la exigencia de su cumplimiento. La polémica está servida, habrá quien opine que ya se paga suficiente, porque el vado tampoco es que sea barato para quien tiene ese indicativo a la puerta. Si bien, con esa deferencia municipal de evitar, por razones obvias, que nadie estacione en la puerta, los garajes particulares consiguen liberar a la calle de muchos vehículos, lo que supone muchas plazas de estacionamiento.
Dos impuestos, amén de otros por uso, por tener coche y garaje, que nisiquiera sirven para que se repare esos tres, cuatro como mucho, metros de acera que hay en la puerta de los garajes con baldosas hundidas, movidas, rotas o desaparecidas y que son la causa de tropezones, caídas en el peor de los casos, de los peatones, víctimas inocentes de tener que caminar por una acera. Para el caminante, el susto del coche saliendo queda solo en eso.
Manuel Herrero Alonso



























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