TRADICIONES
El domingo de "piñata"
Cuando todos creemos que los festejos del Carnaval concluyen con el “entierro de la sardina”, resulta que, desde los tiempos de Marco Polo, a finales del siglo XIII, se celebraba en Italia el “gioco della pignatta”. El domingo de Piñata, primer domingo de Cuaresma, es una tradición que el viajero veneciano trajo de Oriente.
En el siglo XVI, cuando España dominaba Nápoles y Milán, se extendió a nuestro país el juego o costumbre de la piñata. También se difundió por América y lo utilizaban los misioneros españoles como instrumento evangelizador dándole simbolismo religioso. La olla con los confites es la metáfora de la tentación, de los placeres y pecados capitales (avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza, soberbia) que se ofrecen a la humanidad para su perdición; la persona que se venda los ojos encarna la fe, porque la fe es ciega, la vara es la virtud y el hecho de romper la olla implica la destrucción del pecado y el demonio. Lo que cae de la olla rota son los dones del cielo otorgados por Dios al mundo.
De ahí que sea muy conocida la piñata de los siete picos, que significan los siete pecados capitales y los dulces que caen al romperla representan las bendiciones generadas al romper los pecados.
Todo este juego significaba el triunfo del bien sobre el mal. En América inicialmente se utilizaba en las fiestas de la Navidad, pero andando el tiempo pasó a celebraciones familiares en cualquier ocasión festiva.
En España los bailes públicos de piñata se iniciaron en Cádiz, conociéndose popularmente como DOMINGO DE PIÑATA el primer domingo de Cuaresma. Ya en el siglo XIX el festejo se extendió al resto de España.
En A Coruña, hay datos de que en 1843 se celebraba el baile de Piñata con fines benéficos a favor del Hospital de Caridad; para atraer al mayor número de asistentes se rifaban cubiertos de plata y la olla se llenaba de dulces, monedas, etc. . Se colgaba balanceando de un cordón, en medio de una sala. Con los ojos tapados, los participantes en el juego, con un bastón o palo, intentaban romper la olla, provocando la natural diversión de los asistentes.
En Zamora, tengo en la memoria que, a comienzos del pasado siglo XX, en el popular “trinquete pequeño”, lugar conocido por el juego de pelota, situado detrás del Teatro Principal, se celebraban bailes y festejos, habiendo alguna referencia al domingo de Piñata con el juego de romper la olla que en ocasiones sorprendía a los concurrentes con su contenido de agua u otras cosas nada agradables.
Balbino Lozano
Cuando todos creemos que los festejos del Carnaval concluyen con el “entierro de la sardina”, resulta que, desde los tiempos de Marco Polo, a finales del siglo XIII, se celebraba en Italia el “gioco della pignatta”. El domingo de Piñata, primer domingo de Cuaresma, es una tradición que el viajero veneciano trajo de Oriente.
En el siglo XVI, cuando España dominaba Nápoles y Milán, se extendió a nuestro país el juego o costumbre de la piñata. También se difundió por América y lo utilizaban los misioneros españoles como instrumento evangelizador dándole simbolismo religioso. La olla con los confites es la metáfora de la tentación, de los placeres y pecados capitales (avaricia, envidia, gula, ira, lujuria, pereza, soberbia) que se ofrecen a la humanidad para su perdición; la persona que se venda los ojos encarna la fe, porque la fe es ciega, la vara es la virtud y el hecho de romper la olla implica la destrucción del pecado y el demonio. Lo que cae de la olla rota son los dones del cielo otorgados por Dios al mundo.
De ahí que sea muy conocida la piñata de los siete picos, que significan los siete pecados capitales y los dulces que caen al romperla representan las bendiciones generadas al romper los pecados.
Todo este juego significaba el triunfo del bien sobre el mal. En América inicialmente se utilizaba en las fiestas de la Navidad, pero andando el tiempo pasó a celebraciones familiares en cualquier ocasión festiva.
En España los bailes públicos de piñata se iniciaron en Cádiz, conociéndose popularmente como DOMINGO DE PIÑATA el primer domingo de Cuaresma. Ya en el siglo XIX el festejo se extendió al resto de España.
En A Coruña, hay datos de que en 1843 se celebraba el baile de Piñata con fines benéficos a favor del Hospital de Caridad; para atraer al mayor número de asistentes se rifaban cubiertos de plata y la olla se llenaba de dulces, monedas, etc. . Se colgaba balanceando de un cordón, en medio de una sala. Con los ojos tapados, los participantes en el juego, con un bastón o palo, intentaban romper la olla, provocando la natural diversión de los asistentes.
En Zamora, tengo en la memoria que, a comienzos del pasado siglo XX, en el popular “trinquete pequeño”, lugar conocido por el juego de pelota, situado detrás del Teatro Principal, se celebraban bailes y festejos, habiendo alguna referencia al domingo de Piñata con el juego de romper la olla que en ocasiones sorprendía a los concurrentes con su contenido de agua u otras cosas nada agradables.
Balbino Lozano
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