HABLEMOS
El PSOE es el problema
Desde Zamora
Lo noticiado del “tiito Berni” invita a reflexionar sobre la herencia de corrupción, mendacidad y manipulación del partido con mayor poder durante la transición, desde una vocación bananera tipo PRI, paradigma de todo lo que el enésimo escándalo nos ofrece bajo mandato del Sánchez turista y gran timonel. El inconveniente para López y palmeros de la última andanza es que quienes vivieron desde el comienzo el apaño de la transición: cortijo felipista-sanchista de principio a fin, tienen noticia del Roldán de la Guardia Civil, de Malesa y Filesa, también de lo de Guerra y el Mystere sumado a lo de “mienmano” con cafelito en dependencias oficiales. Si no bastara, también se tiene noticia del GAL y los cientos de millones de los ERE, sin olvidar lo pendiente en Venezuela añadido a lo que pueda ir saliendo de la era Zapatero. ¡Ay, ay, Canarias!, islas afortunadas.
No es preciso ir muy atrás en la historia, a fin de constatar aquello que el PSOE representa en la vida pública española. Junto a episodios sonrojantes, lo crucial estriba en que el partido felipista-sanchista parece chantajear políticamente a la sociedad española, dado que ésta, para salvar una “democracia” indecorosa, habría de permitirle todo pues él, con bula eterna, encarna desde una añorada y mitificada República las esencias democráticas del país.
Lo importante del asunto es que lo ampliamente difundido confirma la dudosa posibilidad de que el partido mejor organizado hace décadas acepte las reglas éticas además de políticas que en teoría, pues a la larga está por ver sesgo y querencia, conlleva el modelo socialdemócrata de acuerdo con un patrón moderno y europeo. Si el PSOE, vista su trayectoria, es incapaz de adoptar ese patrón mínimamente respetuoso en lo ético y lo político, no sólo él sino España tiene un gravísimo problema, a resultas de la deriva bananera, castrista y bolivariana a que aboca nuestro socialismo por la lógica de las cosas, movido por una irrefrenable ambición de poder. Vamos, que ni el felipismo/guerrismo ni el zapaterismo/sanchismo se quedan con sus escándalos en irrelevante anécdota. Más bien lo contrario, con miras a un futuro de estabilidad y normalidad dentro del Estado de derecho.
Lo noticiado del “tiito Berni” invita a reflexionar sobre la herencia de corrupción, mendacidad y manipulación del partido con mayor poder durante la transición, desde una vocación bananera tipo PRI, paradigma de todo lo que el enésimo escándalo nos ofrece bajo mandato del Sánchez turista y gran timonel. El inconveniente para López y palmeros de la última andanza es que quienes vivieron desde el comienzo el apaño de la transición: cortijo felipista-sanchista de principio a fin, tienen noticia del Roldán de la Guardia Civil, de Malesa y Filesa, también de lo de Guerra y el Mystere sumado a lo de “mienmano” con cafelito en dependencias oficiales. Si no bastara, también se tiene noticia del GAL y los cientos de millones de los ERE, sin olvidar lo pendiente en Venezuela añadido a lo que pueda ir saliendo de la era Zapatero. ¡Ay, ay, Canarias!, islas afortunadas.
No es preciso ir muy atrás en la historia, a fin de constatar aquello que el PSOE representa en la vida pública española. Junto a episodios sonrojantes, lo crucial estriba en que el partido felipista-sanchista parece chantajear políticamente a la sociedad española, dado que ésta, para salvar una “democracia” indecorosa, habría de permitirle todo pues él, con bula eterna, encarna desde una añorada y mitificada República las esencias democráticas del país.
Lo importante del asunto es que lo ampliamente difundido confirma la dudosa posibilidad de que el partido mejor organizado hace décadas acepte las reglas éticas además de políticas que en teoría, pues a la larga está por ver sesgo y querencia, conlleva el modelo socialdemócrata de acuerdo con un patrón moderno y europeo. Si el PSOE, vista su trayectoria, es incapaz de adoptar ese patrón mínimamente respetuoso en lo ético y lo político, no sólo él sino España tiene un gravísimo problema, a resultas de la deriva bananera, castrista y bolivariana a que aboca nuestro socialismo por la lógica de las cosas, movido por una irrefrenable ambición de poder. Vamos, que ni el felipismo/guerrismo ni el zapaterismo/sanchismo se quedan con sus escándalos en irrelevante anécdota. Más bien lo contrario, con miras a un futuro de estabilidad y normalidad dentro del Estado de derecho.
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