HABLEMOS
La partitocracia pasa frío
Desde Zamora
Ha ocurrido en Madrid, baluarte y trinchera liberal según alardean corifeos de la derecha. Mas da exactamente igual que se trate de una demagoga lanzando soflamas incompatibles con un mínimo de altura parlamentaria, o bien de quien ostenta nada menos que la condición de vicepresidente de la Comunidad. Si me apuran, mayor reproche por éste dado cargo y representación, en cuanto al muy legal disfrute del bono energético a favor de pobres, vulnerables y numerosos, percibiendo para infinito descrédito latisueldos públicos de decenas si no cientos de miles de euros. A cargo de los impuestos del pueblo llano, nada distinto a las clases activas y propietarias. O sea, ciudadano, paga, paga y paga con apremio e intereses de demora, para que la partitocracia: ¡cuantísimo frío!, ande calentita con familia pobre, pobre y pobre, en su acogedor iglú de inmueble o urbanización de alto estandin capitalino.
¡Que no, que no, ciudadano, y no seas malpensado, como sueles! Respecto a los políticos, magros salarios y a lo que se cuenta insuficientes para alimentar el humilde brasero de cisco bajo las faldillas de una proletaria mesa camilla, en chabola de cualquier barriada a la Celsa. ¡Pobre pobre, y paupérrima! La partitocracia, casta impresentable sin distinción de siglas ni militancia, ignora a hilo y panoplia de excusas engañabobos: ¡ha sido un error, no lo sabía, fue el inocente del cónyuge….!, que la política como servicio público es precisamente cosa de ética y estética, siquiera por aquello tan clásico de la mujer del césar y el parecerlo. Aquí y a lo que se estila, lo que parece es todo menos la probidad como guía de conductas ejemplares, debidas por lo poco a una sufrida y expoliada ciudadanía.
Ha ocurrido en Madrid, baluarte y trinchera liberal según alardean corifeos de la derecha. Mas da exactamente igual que se trate de una demagoga lanzando soflamas incompatibles con un mínimo de altura parlamentaria, o bien de quien ostenta nada menos que la condición de vicepresidente de la Comunidad. Si me apuran, mayor reproche por éste dado cargo y representación, en cuanto al muy legal disfrute del bono energético a favor de pobres, vulnerables y numerosos, percibiendo para infinito descrédito latisueldos públicos de decenas si no cientos de miles de euros. A cargo de los impuestos del pueblo llano, nada distinto a las clases activas y propietarias. O sea, ciudadano, paga, paga y paga con apremio e intereses de demora, para que la partitocracia: ¡cuantísimo frío!, ande calentita con familia pobre, pobre y pobre, en su acogedor iglú de inmueble o urbanización de alto estandin capitalino.
¡Que no, que no, ciudadano, y no seas malpensado, como sueles! Respecto a los políticos, magros salarios y a lo que se cuenta insuficientes para alimentar el humilde brasero de cisco bajo las faldillas de una proletaria mesa camilla, en chabola de cualquier barriada a la Celsa. ¡Pobre pobre, y paupérrima! La partitocracia, casta impresentable sin distinción de siglas ni militancia, ignora a hilo y panoplia de excusas engañabobos: ¡ha sido un error, no lo sabía, fue el inocente del cónyuge….!, que la política como servicio público es precisamente cosa de ética y estética, siquiera por aquello tan clásico de la mujer del césar y el parecerlo. Aquí y a lo que se estila, lo que parece es todo menos la probidad como guía de conductas ejemplares, debidas por lo poco a una sufrida y expoliada ciudadanía.
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