ATENEO
Turkía, democracia en peligro
Se celebraron el día 14 de mayo Elecciones Presidenciales en Turquía, con un resultado que no ha permitido que saliera en primera vuelta un Presidente, como consecuencia que ningún candidato lograra más del 50% de los votos requeridos para poder ser declarado Presidente en primera ronda. Por lo cual tendrán que concurrir 28 de mayo a una segunda vuelta. De nuevo el Presidente actual Recep Tayyip Erdogan, que lleva en el cargo 20 años en este periodo ha consolidada una dictadura que está permitiendo aplastar cualquier oposición que sea contraria a sus intereses personales. Y el segundo más votado en este caso el centro izquierdista Kemal Kilicdaroglu, que ha conseguido aglutinar a su alrededor a los principales partidos de la oposición.
No pongo en duda que la alianza gubernamental por el Partido Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, el MHP de extrema derecha, así como varias formaciones de tendencia fundamentalista, hayan realizado como denuncia la oposición a la alianza gubernamental, practicas que hayan autorizado un bloqueo a la voluntad del electorado mediante objeciones a las actas, cierre de urnas antes de finalizar el recuento para favorecer a Erdogan, así como los interventores del grupo gubernamental han puesto quejas e impugnaciones en las urnas donde el candidato opositor había ganado.
Turquía no tiene experiencia en segundas vueltas, ya que solo se ha elegido popularmente al Presidente en dos ocasiones (2014 y 2018) y en las dos Erdogan las gano en primera vuelta. Por lo tanto, no es de dudar que en esta ocasión el Partido Gubernamental realice actividades encaminadas a amedrantar a los votantes y sobre todo a la oposición. En otras ocasiones los observadores internacionales han definido los comicios como “limpios, pero injustos” ya que durante la campaña se han realizado usos abusivos de recursos del Estado, de Grupos Económicos favorables al Poder y sobre todos medios de comunicación al servicio del partido gobernante ya sea por intereses o por coacciones.
En General en Turquía, la participación a las elecciones suele ser muy alta, ya que el voto es obligatorio y el no concurrir a votar trae consigo una penalización económica. Tenemos que conocer que el censo de Turquía es de 64 millones, más 3 millones en el exterior. Ante el temor a un posible fraude y las encuestas prevean un resultado muy ajustado la oposición con apoyo de asociaciones independientes han desplegado a cientos de observadores para cubrir todo el país.
Erdogan firma días antes de las Elecciones Presidenciales, un decreto presidencial según el cual cerca de 4000 cargos por el designados seguirán recibiendo un sueldo público durante dos años, o hasta que accedan a un nuevo puesto de trabajo estable.
La polarización que vive hoy Turquía no presagia nada bueno, con un gobierno autoritario impuesto por Erdogan, con una oposición divida y fragmentada. Turquía en los últimos años del gobierno de Erdogan ha disipado su espíritu reformista que gozo en la primera década.
Los nuevos votantes que no han conocido otra cosa que Erdogan y le han mantenido en el poder hoy le han abandonado, ante la deriva totalitaria y autoritaria de sus últimos mandatos y una constante persecución de periodistas, críticos y políticos de la oposición. Que decir de los cierres de las Universidades, implantación obligatoria del velo en las Universidades y centros Oficiales.
El líder kurdo Selahattin Demirtas está en prisión desde 2016, aunque el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo exige su liberación desde hace cinco años y el popular alcalde de Estambul, Imamoglu, fue condenado da una pena de dos años de cárcel y a la inhabilitación política por llamar “estúpidos” a los miembros de la Comisión Electoral. Una condena que está pendiente de recurso.
Se celebraron el día 14 de mayo Elecciones Presidenciales en Turquía, con un resultado que no ha permitido que saliera en primera vuelta un Presidente, como consecuencia que ningún candidato lograra más del 50% de los votos requeridos para poder ser declarado Presidente en primera ronda. Por lo cual tendrán que concurrir 28 de mayo a una segunda vuelta. De nuevo el Presidente actual Recep Tayyip Erdogan, que lleva en el cargo 20 años en este periodo ha consolidada una dictadura que está permitiendo aplastar cualquier oposición que sea contraria a sus intereses personales. Y el segundo más votado en este caso el centro izquierdista Kemal Kilicdaroglu, que ha conseguido aglutinar a su alrededor a los principales partidos de la oposición.
No pongo en duda que la alianza gubernamental por el Partido Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, el MHP de extrema derecha, así como varias formaciones de tendencia fundamentalista, hayan realizado como denuncia la oposición a la alianza gubernamental, practicas que hayan autorizado un bloqueo a la voluntad del electorado mediante objeciones a las actas, cierre de urnas antes de finalizar el recuento para favorecer a Erdogan, así como los interventores del grupo gubernamental han puesto quejas e impugnaciones en las urnas donde el candidato opositor había ganado.
Turquía no tiene experiencia en segundas vueltas, ya que solo se ha elegido popularmente al Presidente en dos ocasiones (2014 y 2018) y en las dos Erdogan las gano en primera vuelta. Por lo tanto, no es de dudar que en esta ocasión el Partido Gubernamental realice actividades encaminadas a amedrantar a los votantes y sobre todo a la oposición. En otras ocasiones los observadores internacionales han definido los comicios como “limpios, pero injustos” ya que durante la campaña se han realizado usos abusivos de recursos del Estado, de Grupos Económicos favorables al Poder y sobre todos medios de comunicación al servicio del partido gobernante ya sea por intereses o por coacciones.
En General en Turquía, la participación a las elecciones suele ser muy alta, ya que el voto es obligatorio y el no concurrir a votar trae consigo una penalización económica. Tenemos que conocer que el censo de Turquía es de 64 millones, más 3 millones en el exterior. Ante el temor a un posible fraude y las encuestas prevean un resultado muy ajustado la oposición con apoyo de asociaciones independientes han desplegado a cientos de observadores para cubrir todo el país.
Erdogan firma días antes de las Elecciones Presidenciales, un decreto presidencial según el cual cerca de 4000 cargos por el designados seguirán recibiendo un sueldo público durante dos años, o hasta que accedan a un nuevo puesto de trabajo estable.
La polarización que vive hoy Turquía no presagia nada bueno, con un gobierno autoritario impuesto por Erdogan, con una oposición divida y fragmentada. Turquía en los últimos años del gobierno de Erdogan ha disipado su espíritu reformista que gozo en la primera década.
Los nuevos votantes que no han conocido otra cosa que Erdogan y le han mantenido en el poder hoy le han abandonado, ante la deriva totalitaria y autoritaria de sus últimos mandatos y una constante persecución de periodistas, críticos y políticos de la oposición. Que decir de los cierres de las Universidades, implantación obligatoria del velo en las Universidades y centros Oficiales.
El líder kurdo Selahattin Demirtas está en prisión desde 2016, aunque el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo exige su liberación desde hace cinco años y el popular alcalde de Estambul, Imamoglu, fue condenado da una pena de dos años de cárcel y a la inhabilitación política por llamar “estúpidos” a los miembros de la Comisión Electoral. Una condena que está pendiente de recurso.



















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