ZAMORANA
Como una moto
Mª Soledad Martín Turiño
Decía Unamuno: “me duele España”, frase lapidaria que más tarde utilizaría Ramón Tamames como título para su libro, y que no pasa de moda, ya que asistimos a un futuro incierto con expectación, hastío, incomodidad, apatía y desinterés, que no ocultan una indignación y rabia contenidas porque los gobernantes no favorecen un estado de calma y sosiego para el pueblo; a pesar de que este presidente, sobrado de ego y falto de humildad, presuma en cada acto político, mitin o declaración, lo bien que va España, los datos económicos que deberían enorgullecernos, el ranquin dentro de la Unión Europea... etc., plasmando el resumen en una frase que quedará para la historia: “España va como una moto”. Según él: todo perfecto.
Sin embargo, la gente de a pie, que somos todos, seguimos sufriendo la carestía de los alimentos, de todos los alimentos; sigue habiendo una descomunal cifra de parados (y aquí incluyo esos eufemísticos “fijos discontinuos”, que no trabajan más que unos pocos meses, de forma intermitente); continúan las interminables y vergonzosas “colas del hambre” con unos bancos de alimentos cada vez más vacíos; los jóvenes no pueden aspirar a una vivienda debido a unos precios de alquiler abusivos; existe un gravísimo problema de propietarios de viviendas que han visto como se les han metido en casa unos okupas que tienen más derechos que los propios dueños; continúa una falta absoluta de interés por colectivos imprescindibles de la sociedad: justicia, sanidad y educación que llevan manifestándose por un salario y condiciones dignas de trabajo sin que nadie les escuche; no se ha hecho nada para frenar la gravosa despoblación que está dejando desierta una parte del país; no hay nacimientos porque los jóvenes carecen de estabilidad laboral para traer hijos al mundo… y así seguiría enumerando una lista tan larga como para sonrojar a los más optimistas.
Por si fuera poco, asistimos a una esperpentada de politiqueos a los que nos ha abocado el sr. Sánchez convocando elecciones generales a pocos días de las autonómicas y municipales, lo que conlleva una inestabilidad y un parón del país, centrado más en cómo han de perpetuarse los políticos en sus escaños, que en el bien social y general de la población.
Creo que queda mucho trabajo por delante como para autorregodearse con algunos logros, máxime cuando una mayoría de la población está afectada por problemas que marcarán su vida y con ellos la de todo el país. Por tanto, antes de vanagloriarse con los éxitos, a ver si se instala un poco de humildad y autocrítica sincera en las mentes de los políticos y se ponen a trabajar de verdad en favor de las necesidades de los españoles, porque esas sí son reales, de obligada respuesta y pronta y efectiva resolución.
Decía Unamuno: “me duele España”, frase lapidaria que más tarde utilizaría Ramón Tamames como título para su libro, y que no pasa de moda, ya que asistimos a un futuro incierto con expectación, hastío, incomodidad, apatía y desinterés, que no ocultan una indignación y rabia contenidas porque los gobernantes no favorecen un estado de calma y sosiego para el pueblo; a pesar de que este presidente, sobrado de ego y falto de humildad, presuma en cada acto político, mitin o declaración, lo bien que va España, los datos económicos que deberían enorgullecernos, el ranquin dentro de la Unión Europea... etc., plasmando el resumen en una frase que quedará para la historia: “España va como una moto”. Según él: todo perfecto.
Sin embargo, la gente de a pie, que somos todos, seguimos sufriendo la carestía de los alimentos, de todos los alimentos; sigue habiendo una descomunal cifra de parados (y aquí incluyo esos eufemísticos “fijos discontinuos”, que no trabajan más que unos pocos meses, de forma intermitente); continúan las interminables y vergonzosas “colas del hambre” con unos bancos de alimentos cada vez más vacíos; los jóvenes no pueden aspirar a una vivienda debido a unos precios de alquiler abusivos; existe un gravísimo problema de propietarios de viviendas que han visto como se les han metido en casa unos okupas que tienen más derechos que los propios dueños; continúa una falta absoluta de interés por colectivos imprescindibles de la sociedad: justicia, sanidad y educación que llevan manifestándose por un salario y condiciones dignas de trabajo sin que nadie les escuche; no se ha hecho nada para frenar la gravosa despoblación que está dejando desierta una parte del país; no hay nacimientos porque los jóvenes carecen de estabilidad laboral para traer hijos al mundo… y así seguiría enumerando una lista tan larga como para sonrojar a los más optimistas.
Por si fuera poco, asistimos a una esperpentada de politiqueos a los que nos ha abocado el sr. Sánchez convocando elecciones generales a pocos días de las autonómicas y municipales, lo que conlleva una inestabilidad y un parón del país, centrado más en cómo han de perpetuarse los políticos en sus escaños, que en el bien social y general de la población.
Creo que queda mucho trabajo por delante como para autorregodearse con algunos logros, máxime cuando una mayoría de la población está afectada por problemas que marcarán su vida y con ellos la de todo el país. Por tanto, antes de vanagloriarse con los éxitos, a ver si se instala un poco de humildad y autocrítica sincera en las mentes de los políticos y se ponen a trabajar de verdad en favor de las necesidades de los españoles, porque esas sí son reales, de obligada respuesta y pronta y efectiva resolución.




















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