HABLEMOS
Eficacia de una estrategia política
Desde Zamora
Vox es partido con enorme responsabilidad, en tanto personifica las esperanzas de una parte nada despreciable del electorado, adscrito por ideario a los valores de defensa de la nación, la familia, la propiedad, la ley y las instituciones. Ello frente al asalto de una izquierda socialcomunista que, junto al separatismo, ha campado a sus anchas bajo la égida progresista, o valdría PSOE en cualquiera de sus marcas. Desde la felipista-guerrista a la zapaterista, con su aventajado y al presente cateado alumno.
Vox se halla a punto de defraudar al electorado. Que las encuestas son fruto de la manipulación, es algo que no necesita mayor comentario. Sin embargo, guste o no Vox podría retroceder en votos y escaños, compitiendo con el Sumar comunista de Yolanda Díaz. Y de ocurrir, ¿qué fallaría en el partido de Abascal, más aún teniendo en cuenta la oportunidad que ofrecen un PSOE y un sanchismo en franca bancarrota?
Vox estaba y está llamado legítimamente a participar en coaliciones de gobierno con el PP líder de la derecha. Pero no se trata de entrar por entrar, buscando cargos y poltronas. Tampoco de estar por estar. La cuestión es entrar y estar no por la titularidad de dos o tres consejerías de apaño, sino hacerlo en base a un programa claro, sobre el que debería versar cualquier convergencia y negociación de las fuerzas conservadoras. De no ser así, probablemente lo oportuno fuera quedar al margen de gobiernos tanto municipales como autonómicos, al objeto de mantener una línea consecuente, a materializar desde criterios sólidos en una labor de oposición, respecto a políticas que no se comparten e instrumentadas por ejecutivos supuestamente mayoritarios, igual que autopostulados conforme a la entelequia de la lista más votada.
Si en aras de una coherencia que es su mejor credencial, Vox tiene que votar de acuerdo con la más elemental lógica parlamentaria contra el PP encabezando gobiernos regionales, o aspirando a hacerlo con otro nacional, no debería pensarlo dos veces. Avanzar en el pacto y el entendimiento desde la fortaleza de un proyecto compartido, es tarea inexcusable de la derecha. Mas no cuando el PP reivindica una especie de fielato sobre su obligado compañero de viaje, al carecer de mayorías efectivas. Por cierto, si hay que repetir elecciones, se repiten de acuerdo con la previsión de nuestro ordenamiento. ¡Y adelante López Miras!
Vox es partido con enorme responsabilidad, en tanto personifica las esperanzas de una parte nada despreciable del electorado, adscrito por ideario a los valores de defensa de la nación, la familia, la propiedad, la ley y las instituciones. Ello frente al asalto de una izquierda socialcomunista que, junto al separatismo, ha campado a sus anchas bajo la égida progresista, o valdría PSOE en cualquiera de sus marcas. Desde la felipista-guerrista a la zapaterista, con su aventajado y al presente cateado alumno.
Vox se halla a punto de defraudar al electorado. Que las encuestas son fruto de la manipulación, es algo que no necesita mayor comentario. Sin embargo, guste o no Vox podría retroceder en votos y escaños, compitiendo con el Sumar comunista de Yolanda Díaz. Y de ocurrir, ¿qué fallaría en el partido de Abascal, más aún teniendo en cuenta la oportunidad que ofrecen un PSOE y un sanchismo en franca bancarrota?
Vox estaba y está llamado legítimamente a participar en coaliciones de gobierno con el PP líder de la derecha. Pero no se trata de entrar por entrar, buscando cargos y poltronas. Tampoco de estar por estar. La cuestión es entrar y estar no por la titularidad de dos o tres consejerías de apaño, sino hacerlo en base a un programa claro, sobre el que debería versar cualquier convergencia y negociación de las fuerzas conservadoras. De no ser así, probablemente lo oportuno fuera quedar al margen de gobiernos tanto municipales como autonómicos, al objeto de mantener una línea consecuente, a materializar desde criterios sólidos en una labor de oposición, respecto a políticas que no se comparten e instrumentadas por ejecutivos supuestamente mayoritarios, igual que autopostulados conforme a la entelequia de la lista más votada.
Si en aras de una coherencia que es su mejor credencial, Vox tiene que votar de acuerdo con la más elemental lógica parlamentaria contra el PP encabezando gobiernos regionales, o aspirando a hacerlo con otro nacional, no debería pensarlo dos veces. Avanzar en el pacto y el entendimiento desde la fortaleza de un proyecto compartido, es tarea inexcusable de la derecha. Mas no cuando el PP reivindica una especie de fielato sobre su obligado compañero de viaje, al carecer de mayorías efectivas. Por cierto, si hay que repetir elecciones, se repiten de acuerdo con la previsión de nuestro ordenamiento. ¡Y adelante López Miras!
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