Domingo, 21 de Diciembre de 2025

Carlos Domínguez
Lunes, 17 de Julio de 2023
HABLEMOS

Zamora, colonia eólica

Desde Zamora

[Img #80283] 

 

   Ha ocurrido por casualidad. Saliendo a disfrutar de mis paisajes cercanos, a  causa esta vez del humilde utilitario diésel y la recarga de su batería, el hecho es que, a las puertas de Andavías y luego más allá, uno se indigna ante el atropello perpetrado con nuestra emblemática Sierra de la Culebra, mancillada en sus otrora apacibles cumbres por la aberración ecologeta de los mal llamados parques eólicos, a día de hoy el mayor atentado a escala planetaria contra la vida y el medio ambiente sin olvidar el paisaje, en nombre del decálogo progresista con sus apocalípticas patochadas. No la menor la inmensa estafa del cambio climático.   

 

   Dicen, airean el drama de los incendios, acompañado de la lacra de la España vaciada. Quia; en primer lugar, dígase que del fuego, por catastrófico que resulte como sucedió poco ha en esta maltratada provincia, la naturaleza a no tardar se toma cumplida revancha, con la vuelta de jaras y encinas señoreando una tierra calcinada. Pero no cabe remedio ni desquite frente a la basura metálica que tachona con singular desvergüenza parajes entrañables, en razón de una vivencia que lo es de todos nosotros.

 

   Se publicita igualmente la letanía de la España vaciada, en el fondo vacía debido a la lógica de las cosas. Mas debería puntualizarse que: ¡de vaciada, nada! Zamora está llena, plena y rebosante de estafermos metálicos, para solaz y gestión de la élite política al alimón con un oligopolio empresarial bien dispuesto a la hora de practicar el culto a los dineros públicos y, si se tercia, al muy correcto evangelio verde-sandía. Todo en aras de un fructífero balance.

 

   Que nadie se engañe. La libertad en nuestro mundo, incluido el lejano de una olvidada provincia de la España interior, carece de alternativa en gran medida por falta de relevo generacional, a diferencia de lo ocurrido en otras épocas. Pero, de haberla, la vuelta de la libertad pasará por derribar y achatarrar cueste lo que cueste engendros y artificiales aerogeneradores, ni biodegradables ni reciclables, recuperando nuestros antaño límpidos horizontes. Y también por exigir responsabilidades políticas. Difícil, ¿verdad? Pues, pese a ello,  a  mirar el voto incluso raleando como ralea en el corazón de una Zamora cada vez más vacía, simplemente por emigrada en el legítimo anhelo de un futuro digno. ¿O no lo hicieron nuestros padres?

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