Las instituciones como futura salvaguarda

   Deplorable a simple vista, por mendicante en un caso y entreguista en otro, la estrategia del PP y Vox que sin duda perdieron las elecciones sencillamente por la práctica imposibilidad de formar gobierno, pudiera resultar acertada a medio plazo. La actuación de las fuerzas conservadoras se caracteriza a día de hoy por un respeto escrupuloso a la legalidad, de acuerdo con lo preceptuado en términos constitucionales. A lo que parece, Feijóo tiene intención de presentarse a la investidura y, es más, debe hacerlo cumpliendo con el requisito previo del mandato del Jefe del Estado, igual que, llegado el momento, con el del debate y votación en sede parlamentaria. Por idéntica razón, Vox acierta ofreciéndose a no obstaculizar  la muy improbable mayoría del candidato popular, algo que, a fin de cuentas, es generosidad sin el menor coste.

   No tardando, el previsible gobierno de Sánchez y la extrema izquierda en alianza con el separatismo llevará este país a una crisis que lo será de sistema y régimen, ante la cual la única salida, de haberla, pasará por la fortaleza de las instituciones y las altas magistraturas del Estado, desde el compromiso inequívoco en defensa de la legalidad. Ello acudiendo a todos los recursos legalmente necesarios. De ahí que la moderación y el respeto a los cauces establecidos representen un buen aval para quienes habrán de contar con tales apoyos, en una tarea que rebasará ampliamente la mera gestión de la cosa pública. Administración, sí, pero también mucho más. Y no vendría mal que unos y otros fueran haciéndose a la idea.