Domingo, 14 de Diciembre de 2025

Víctor Corcoba Herrero
Sábado, 19 de Agosto de 2023
COMPARTIENDO DIÁLOGOS CONMIGO MISMO

Verdades que nos alientan

Víctor Corcoba Herrero

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(Todo en esta vida debe dar fruto, no sólo palabras, sino realidades que nos reconduzcan y reencuentren con la certeza del pulso, después de haber tomado la iniciativa de la concreción del deseo, más allá de uno mismo, hasta sentir el renacimiento del espíritu).

 

 

 

I.- LA VIRGINIDAD DEL CAUCE PURÍSIMO,

CUBIERTA SOBRE LOS DÓCILES

 

La venerable Virgen de las vírgenes,

al situarse hacia la vida inmaculada,

obra de la intervención sobrenatural,

y de su espíritu cooperante virginal,

supo darse a Dios y en Dios hallarse.

 

José aceptó libre su papel de esposo,

y el cometido paterno hacia al Niño,

de conformidad con el deseo celeste:

tronco etéreo de unidad y de unión,

sostén de hogar y sustento de linaje.

 

Ambos fundaron la Sagrada Familia,

instituyeron el más valioso proyecto:

Ella amable, Rosa mística y Madre,

Él en asistencia, con amor de Padre,

elevados entre sí a la contemplación.

 

II.- LA EXALTACIÓN DEL VASO ESPIRITUAL,

CUBIERTA SOBRE LOS PENITENTES

 

La glorificación del cuerpo de María,

al gozo celeste como vaso espiritual,

es una verdad vertida por el Creador,

que ha de revertir en todos los hijos

de la Iglesia, arropados por su manto.

 

En la puerta del paraíso nos aguarda,

no se desespera en la inmortal espera,

y como espejo de rectitud nos invita,

a sumarnos a su resplandor viviente,

y a levantarnos en su voz iluminada.

 

La elevación es el punto de llegada,

la mística del encuentro de la lucha,

y por siempre el principio del gozo,

que germina de su amor a la estirpe;

a la obra salvífica de Jesús, la Cruz.

 

III.- LA CONFIANZA EN LA QUE ES REFUGIO,

CUBIERTA SOBRE LOS PECADORES

 

Caminamos orantes por el universo,

a la búsqueda del santuario beatífico,

acompañados por la Reina de la paz,

con una escucha intensa para oírnos,

y con la convicción de volver a Dios.

 

Esta tierra que nos entierra cada día,

y que todos necesitamos despojarnos

de ella, nos abre a la ventana eterna,

cerrándonos el aluvión de tormentos,

advirtiéndonos la dicha del Redentor.

  

Precisamos el Trono de la sabiduría,

la fibra de la Estrella de la mañana,

la aceptación de la voluntad divina,

para corregir nuestros torpes pasos,

poder salir de sí y entrar en el cielo.

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