EL BECARIO TARDIO
Mentiras indigestas
Esteban Pedrosa
![[Img #81501]](https://eldiadezamora.es/upload/images/09_2023/9363_pedrosa.jpg)
No suelo creerme ni cuarto y mitad de esas noticias falsas, que vienen de a kilo y en forma de carne picada para que las digeramos mejor.
Sin alejarnos de nuestra carnicería patria, no hace falta buscar por los suburbios de nuestra geografía al mentiroso compulsivo -que los habrá a patadas-, ya que sus trolas no alcanzan ni a cortarnos la digestión; por lo que tenemos que ir más arriba, a esa carne de primera que puede influir en nuestros estómagos, si no sabemos cocinarla o nos la tragamos cruda.
No recuerdo por sus mentiras o verdades a Leopoldo Calvo Sotelo y, al igual que a Suárez, los mencionamos de soslayo en esta columna, ya que no podrían defenderse. Lo demás, es sabido, pese a que la memoria colectiva se alimenta, a veces, de carne de caballo o mal procesada y su digestión depende de nuestras preferencias políticas, tan arraigadas, que la carne de buen bocado no nos deja ver las vísceras.
Felipe González y los GAL, episodio con mazmorras incluidas y marcado con una X sobre el nombre del otrora “Isidoro”, de cuando su oposición franquista. Aznar y las armas de destrucción masiva que nunca existieron en el Irán de aquella época y que dieron paso a una guerra. Zapatero y sus brotes verdes, agostados ya antes de pronunciarlos y que no dieron ni para un plato vegetariano. Rajoy y sus bajadas de impuestos, que a la hora de la verdad fueron a la carta, con amnistías fiscales dirigidas a gentes más cercanas a los restaurantes de cuatro tenedores que a los habituales de fondas o posadas. Pedro Sánchez y sus famosos deshojes de margarita (“ahora, sí; ahora, no”) a la hora de juntarse o no con Pablo Iglesias, otro gran mentiroso de esta historia, que acabará sin que me dé tiempo a meter a todos lo que son y que comieron perdices.
Pecados o mentiras más significativos, que no llegan ni a ese cuarto y mitad de kilo de sus miserias, que traigo aquí, entre Negreiras y Rubiales, a la espera de que aparezca algún Pelirrojo para aumentar la carta o los comensales.
![[Img #81501]](https://eldiadezamora.es/upload/images/09_2023/9363_pedrosa.jpg)
No suelo creerme ni cuarto y mitad de esas noticias falsas, que vienen de a kilo y en forma de carne picada para que las digeramos mejor.
Sin alejarnos de nuestra carnicería patria, no hace falta buscar por los suburbios de nuestra geografía al mentiroso compulsivo -que los habrá a patadas-, ya que sus trolas no alcanzan ni a cortarnos la digestión; por lo que tenemos que ir más arriba, a esa carne de primera que puede influir en nuestros estómagos, si no sabemos cocinarla o nos la tragamos cruda.
No recuerdo por sus mentiras o verdades a Leopoldo Calvo Sotelo y, al igual que a Suárez, los mencionamos de soslayo en esta columna, ya que no podrían defenderse. Lo demás, es sabido, pese a que la memoria colectiva se alimenta, a veces, de carne de caballo o mal procesada y su digestión depende de nuestras preferencias políticas, tan arraigadas, que la carne de buen bocado no nos deja ver las vísceras.
Felipe González y los GAL, episodio con mazmorras incluidas y marcado con una X sobre el nombre del otrora “Isidoro”, de cuando su oposición franquista. Aznar y las armas de destrucción masiva que nunca existieron en el Irán de aquella época y que dieron paso a una guerra. Zapatero y sus brotes verdes, agostados ya antes de pronunciarlos y que no dieron ni para un plato vegetariano. Rajoy y sus bajadas de impuestos, que a la hora de la verdad fueron a la carta, con amnistías fiscales dirigidas a gentes más cercanas a los restaurantes de cuatro tenedores que a los habituales de fondas o posadas. Pedro Sánchez y sus famosos deshojes de margarita (“ahora, sí; ahora, no”) a la hora de juntarse o no con Pablo Iglesias, otro gran mentiroso de esta historia, que acabará sin que me dé tiempo a meter a todos lo que son y que comieron perdices.
Pecados o mentiras más significativos, que no llegan ni a ese cuarto y mitad de kilo de sus miserias, que traigo aquí, entre Negreiras y Rubiales, a la espera de que aparezca algún Pelirrojo para aumentar la carta o los comensales.

















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