En este estado de cosas

La inercia continúa, las palabras se desvanecen, los hechos no se afrontan, no pueden tomarse decisiones importantes y todo eso repercute en que hay miles de españoles que esperan a que el Congreso reanude su actividad y se saquen de los cajones leyes y proyectos iniciados que deberían tener rápida aplicación. En este estado de cosas, es preciso acatar los plazos establecidos antes de una investidura, los posteriores si esta resulta fallida, los oportunos para dialogar con los partidos políticos previos a la investidura posterior y un largo etc. de trámites administrativos que nos están abocando a un desgobierno que aún puede durar varios meses más.

Esta situación, anacrónica en muchos sentidos, debería terminar cuanto antes, ya que no solo es perjudicial para nuestro país, sino que Europa nos observa y nos fiscaliza como buen garante de los dineros que destina a España. Por otra parte, el estado de estancamiento político que padecemos permite que algunos ministros de este gobierno en funciones (en número de veintidós) continúen en sus puestos sin plantearse dimitir, pese a que su descrédito vaya en aumento (caso de Irene Montero, proclamada ministra de Igualdad), y algún otro cuyo trabajo baldío ni se ve ni se nota.

Además, por si lo dicho no fuera suficiente, este impasse cuesta muy caro al país y sumamente molesto para los ciudadanos que no pueden ejercitar muchos de sus derechos, ya que la gestión del gobierno en funciones se limita tan solo al “despacho ordinario de los asuntos públicos”.

Por si esto fuera poco, cada día nos sonroja más la posibilidad de que el gobierno actual, con la penosa intervención de Yolanda Díaz gesticulando amigablemente con el prófugo Puigdemont, pacte cada uno de los requisitos que el catalanismo más radical le ha propuesto antes de sentarse a dialogar; de hecho, ya están buscando la manera de “encajar” dichos ofrecimientos mediante todo un juego de bolillos que fraguarán para contentar a sus socios.

Afortunadamente están surgiendo voces en muchos de los sectores de la política y la sociedad que denuncian este comportamiento de sumisión a cambio de una investidura para que el señor Sánchez repita gobernanza. Espero que, desde las filas del actual gobierno en funciones, se despojen de la prepotencia que les caracteriza y escuchen más allá de su propia sombra; que escuchen y reflexionen, porque no todo vale, ni todo es digno, y emprender o acatar estos planteamientos solo será la mecha que encienda a otros que sigan el mismo camino con la sola pretensión de fragmentar España.

Se atribuye al científico y escritor alemán George C. Lichtenberg la frase: “Cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”. ¡Ojalá no lleguemos a esa situación!