Otra joya de Zamora, sus monumentos

Visitar los siete monumentos es una costumbre que suele practicarse en Semana Santa, sobre todo en ciudades pequeñas que siguen esa tradición ancestral; sin embargo, ahora, merced al acuerdo al que han llegado el consistorio y el Obispado de Zamora con la apertura de nada menos que trece iglesias en nuestra ciudad, la mayoría de ellas construidas en los albores del siglo XII, esta visita monumental podrá hacerse en cualquier época del año.

El hecho de recorrer los templos, adentrarse en ellos, imbuirse de su espiritualidad, contemplar ese románico presente en toda la urbe: naves, cruceros, columnas, retablos, rosetones, capiteles…; el frescor de la piedra que tapiza toda la iglesia y la devoción al contemplar imágenes que parecen mirarnos fijamente, invita a la reflexión, la introspección y el sosiego.

La apertura de estas joyas arquitectónicas permite que las disfrutemos por fuera y también por dentro, recorriendo cada espacio y descubriendo los múltiples rincones que las prisas suelen ocultar. Por otra parte, es un atractivo turístico añadido para dotar a Zamora de un espacio cultural que no podía pasar desapercibido con la única vista exterior.

Los zamoranos estamos orgullosos también de este patrimonio religioso que se extiende a lo largo de toda la provincia y cuya guinda la pone la catedral junto con las numerosas iglesias románicas por las que aún no nos han concedido la distinción de Patrimonio de la Humanidad, pese a que esta hermosa ciudad alberga la mayor concentración de templos románicos del mundo (National Geographic dixit).