DENUNCIA
Las zonas oscuras en las calles de la ciudad.
Hasta la luz está mal repartida, sobrando en unas zonas para faltar en otras.
Hace unos días un grupo político se hacía eco de las quejas de los vecinos de un par de calles de las consideradas principales de la ciudad porque las ramas de los árboles tapaban las farolas, con lo cual la iluminación no llegaba convenientemente a la zona donde se pretende, evidentemente calzada y aceras. Razón no les falta, pero también debe de tenerse en cuenta, que en una situación similar se encuentran otras vías y parques de la ciudad, que no están tan céntricas pero por donde también transitan, en menor número, coches y peatones. Que esta situación, produce inseguridad y que por el estado de ciertas calles, haya que caminar mirando al suelo para no tropezar resulta más que evidente.
No hace tanto otra formación de aquí, llevaba en su programa electoral que se debería de realizar un mapa lumínico, para corregir las deficiencias que sufren algunas calles, mientras que en otras sobra luz de noche. Habría que preguntarse, si tan mal iluminados estamos en esta ciudad, cuando desde los grupos políticos se interesan por este asunto.
Para empezar las farolas se colocaron y se siguen colocando respondiendo a un criterio de distancia, distribuyendo los puntos de luz a determinados metros unos de otros, dependiendo de las características de la vía. Es evidente que si coincide junto al tronco de un árbol, restará luz desde un principio o tal vez lo haga cuando la copa adquiera un gran crecimiento. Poco que hacer, esperar que la caída de la hoja resuelva la situación para todo el invierno, con la certeza de que llegando la primavera, la problemática vuelva a repetirse. Pero no solo los árboles son los causantes de las deficiencias lumínicas. En algunas calles, se instalaron farolas de doble brazo, uno de ellos orientada hacia la calzada y el otro hacia el lado opuesto. Paralelamente, se colocaron otros postes repartidos por la acera y solo para dar luz a esta. En el momento de poner el sistema en marcha se comprobó que sobraba luz, tomando la decisión de dejar sin encender varios puntos, que generalmente coinciden con los lineales de las aceras. Pero como esa no era la intención inicial, el resultado de no encender algunas farolas alternativamente, no proporciona una homogeneidad lumínica, creando grandes carencias, en zonas que se quedan literalmente a oscuras, mientras en otras hay de sobra. El remedio, casi todo lo tiene, pasa por intervenir en esos puntos sombríos o dejarlos como están, en la solución conservadora alguien ya había pensado.

Hace unos días un grupo político se hacía eco de las quejas de los vecinos de un par de calles de las consideradas principales de la ciudad porque las ramas de los árboles tapaban las farolas, con lo cual la iluminación no llegaba convenientemente a la zona donde se pretende, evidentemente calzada y aceras. Razón no les falta, pero también debe de tenerse en cuenta, que en una situación similar se encuentran otras vías y parques de la ciudad, que no están tan céntricas pero por donde también transitan, en menor número, coches y peatones. Que esta situación, produce inseguridad y que por el estado de ciertas calles, haya que caminar mirando al suelo para no tropezar resulta más que evidente.
No hace tanto otra formación de aquí, llevaba en su programa electoral que se debería de realizar un mapa lumínico, para corregir las deficiencias que sufren algunas calles, mientras que en otras sobra luz de noche. Habría que preguntarse, si tan mal iluminados estamos en esta ciudad, cuando desde los grupos políticos se interesan por este asunto.
Para empezar las farolas se colocaron y se siguen colocando respondiendo a un criterio de distancia, distribuyendo los puntos de luz a determinados metros unos de otros, dependiendo de las características de la vía. Es evidente que si coincide junto al tronco de un árbol, restará luz desde un principio o tal vez lo haga cuando la copa adquiera un gran crecimiento. Poco que hacer, esperar que la caída de la hoja resuelva la situación para todo el invierno, con la certeza de que llegando la primavera, la problemática vuelva a repetirse. Pero no solo los árboles son los causantes de las deficiencias lumínicas. En algunas calles, se instalaron farolas de doble brazo, uno de ellos orientada hacia la calzada y el otro hacia el lado opuesto. Paralelamente, se colocaron otros postes repartidos por la acera y solo para dar luz a esta. En el momento de poner el sistema en marcha se comprobó que sobraba luz, tomando la decisión de dejar sin encender varios puntos, que generalmente coinciden con los lineales de las aceras. Pero como esa no era la intención inicial, el resultado de no encender algunas farolas alternativamente, no proporciona una homogeneidad lumínica, creando grandes carencias, en zonas que se quedan literalmente a oscuras, mientras en otras hay de sobra. El remedio, casi todo lo tiene, pasa por intervenir en esos puntos sombríos o dejarlos como están, en la solución conservadora alguien ya había pensado.






















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