Domingo, 16 de Noviembre de 2025

Manuel Herrero
Miércoles, 13 de Diciembre de 2023
DENUNCIA

¿Para cuándo la botellita para los orines humanos?

Se exige que los propietarios rocíen agua con vinagre sobre las micciones de sus perros, mientras los humanos los hacen impunemente en cualquier pared.

La última ocurrencia de nuestra ayuntamiento, es facilitar a los propietarios de los perros un kit con unas bolsas para recoger los excrementos y un spray que rellenar con agua y vinagre para rociar sobre los orines de los perros. El coste de la entrega es menor que el último impuesto por tener mascota, con lo cual queda sobradamente pagado.   Efectivamente el líquido, neutraliza el olor y a falta de secado minimiza algunos de los efectos de las micciones, aunque a decir verdad, con ello se aumenta la cantidad de líquido, y por tanto se agravan los simpes inconvenientes que una simple meadita ocasiona, la más pequeña con bajas temperaturas puede causar resbalones.

 

 Estupendo, pero bastante perores por cantidad y porque apuntan a fachadas, puertas de viviendas y de garajes, que producen evidentemente cierta corrosión, son las de los humanos. Cada fin de semana, aparecen las regateras de las descargas de chicos y chicas, salpicando todas las calles del casco antiguo. Podrían de la mima manera, obligar a los meones y meonas en las calles a llevar su particular botellita para que los vecinos, no tengamos que soportar, esos nauseabundos olores nada más abrir la ventana o a la salir a la calle. Porque aunque pasa, que lo hace de vez en cuando, en los sitios céntricos a diario, la maquina limpiadora de poco sirve. Al servirse de recovecos, para soltar el líquido, como contenedores esquinas o entre coches, no hay espacio para que pase la barredora y cumpla con su cometido, con lo cual allí queda. Sin contar que como las micciones de caballero se hacen en las fachadas, allí no hay máquina que limpie.

 

            La campaña de entrega de los útiles de limpieza va acompañada de otra que pretende reeducativa, con un eslogan de arriba las patas, con foto de un perro levantando sus manos. Por las mimas razones, bastante más poderosas, deberían de realizar un campaña indicando a los jóvenes que hacen sus necesidades en las calles, de las problemática que están causando, contaminación aparte, los malos olores de la zona antigua se deben en parte a estos excrementos líquidos, alguno sólido y vomitonas que dejan su huella, entre los vecinos y entre el turismo que se lleva el recuerdo de lo mal que huele la ciudad.

 

            Cargar las culpas de que por los efectos, puede que influya algo, de los orines se deteriora el mobiliario urbano roza el absurdo, por paralelismo las de los humanos también lo hacen. Poner como ejemplo una farola de Fray Toribio, afectada por la corrosión parece una burla. Otras en el inicio de la carretera de Villalpando  están en un estado de oxidación avanzada en su parte inferior, demuestrando que las causas pueden ser otras, por no se una zona de paseo de perros ni siquiera de personas. Y, para corrosión pero en estado avanzado como adelantamos en esta sección la del puente de Hierro, pueden culpar incuso multar a la lluvia y la humedad del río, pero más vale que le proporcionaran una buena mano de pintura. 

 

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