Divagaciones sobre la suerte

Hoy, es uno de esos días del año en los que más invocamos a la suerte, esa material, la que en realidad menos necesitamos pero a la que nos agarramos como si fuera la solución a todo. La Lotería de Navidad nos hace soñar con una vida mejor, llena de lujos y comodidades, pensando que si sale nuestro número, uno entre cien mil, estaremos el resto de nuestra vida felices como perdices, nosotros y los nuestros.  ¿Pero ese azar del destino nos traería la tan ansiada buena vida?

Hace unos días, uno de mis mejores amigos me contó un viaje que acababa de hacerse a las islas Canarias. Él buscaba un merecido descanso en unas islas en las que el 90 % de las veces está garantizado el buen tiempo, pero, por lo visto, le cayó la tormenta del siglo. Entre risas, me decía: “yo no sabré mucho de climatología, ahora de mala suerte lo sé todo”. Y tenía razón, porque la vida no siempre es justa con quien lo merece, y en concreto con él se ha ensañado en más de una ocasión.  Sin embargo, con el sentido del humor y el desparpajo que le caracterizan, se plantó el traje de baño y se tumbó a la sombra… porque de sol poco. Me lo contaba a carcajada limpia, y pienso yo… ¡qué buena suerte! No el temporal, claro, ni el resto de los baches con los que se ha encontrado en el camino, sino su actitud. Es una suerte tomarse la vida así, y para mí, por extensión, es una suerte tenerlo, o mejor dicho, sentirlo cerca. 

También hace poco, he tenido un desafortunado accidente casero que acabó en una lesión ocular en mi cornea, que además de unos dolores insoportables, me ha impedido la visión durante casi una semana, ¡qué gran suerte que fuera solo una semana! Porque de la mala suerte de sufrir un accidente tan tonto mejor ni hablamos… Pero suerte que pude parar, suerte que tuve quién me ayudara y suerte que me haya recuperado. Lo cual me recuerda que hoy también escucharemos ese cliché de “al menos tenemos salud” como premio de consolación. Así que yo cruzo los dedos para tener la suerte que me toque en esta ocasión, porque nunca se sabe, y últimamente parece que estoy en racha.