OPINION
Zamora 10 hoy, sordos y mudos (II parte)
Mª Soledad Martín Turiño
Q
uienes nos dedicamos al noble oficio de la literatura, gustamos de jugar con las palabras, elegir las más adecuadas, repasarlas, cuidarlas y ofrecer un mensaje apropiado y siempre correcto; sin embargo, en ocasiones podemos errar, ya sea porque no disponemos de la información exacta, por ser demasiado críticos y faltos de imparcialidad o por pura perversidad. Este último nunca ha sido mi caso, pues considero que escribir es aportar, construir y que la elegancia y el buen gusto deben ser cualidades imprescindibles.
Decía Confucio que “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor.”, esto viene a colación del escrito que lleva este mismo título publicado en el día de hoy, quince de enero, y que me apresuro a modificar en la medida en que no quiero perjudicar a quien no se lo merece.
Culpaba en dicho artículo a Canto Marbán, cuyo cargo de gerente (o coordinadora) del grupo Zamora 10 ha ocupado tras Francisco Prieto, y lo hacía en relación con incontables llamadas y correos electrónicos a la sede del Grupo que no han sido respondidos desde hace varios meses; ese desinterés, esas llamadas sin respuesta, esa falta de información sobre los proyectos del Grupo, es lo que me llevó a pensar en la falta de responsabilidad que quien creía su representante, debía asumir.
Una llamada me ha dado la información que desconocía –y que no voy a reproducir, ya que considero personal- y me ha llevado a escribir estas líneas con objeto de exonerar de mis críticas a la que fuera su cabeza visible, la coordinadora Canto Marbán, ahora sé que inmerecidas, hacia ella y su equipo.
Dicho esto, insisto en que el Grupo Zamora 10, que formaron un puñado de personas con el único afán de encumbrar nuestra provincia, y de que progresara aceptando la colaboración de entidades financieras, empresariales, culturales y cualquiera que tuviera alguna propuesta que hacer, este grupo visto desde fuera, hoy parece más muerto que nunca. Nadie al otro lado del teléfono, varias dimisiones y un interés que ha decaído notablemente son los restos actuales que parecen quedar de este gran proyecto.
Se echa en falta una nota de prensa, una explicación, o un seguimiento público del estado de las iniciativas que están en marcha o en estudio; así que apelo, como zamorana e impulsora de uno de los proyectos, a que sea el presidente como máxima autoridad del Grupo quien dé esas explicaciones para que haya alguien al otro lado del ordenador, del teléfono y de la propia institución. Los zamoranos confiamos en Zamora 10 que nació como un soplo de aire fresco para una provincia olvidada; la continuidad y la ilusión deben seguir. ¡No nos dejen sin respuesta!
Q
uienes nos dedicamos al noble oficio de la literatura, gustamos de jugar con las palabras, elegir las más adecuadas, repasarlas, cuidarlas y ofrecer un mensaje apropiado y siempre correcto; sin embargo, en ocasiones podemos errar, ya sea porque no disponemos de la información exacta, por ser demasiado críticos y faltos de imparcialidad o por pura perversidad. Este último nunca ha sido mi caso, pues considero que escribir es aportar, construir y que la elegancia y el buen gusto deben ser cualidades imprescindibles.
Decía Confucio que “el hombre que ha cometido un error y no lo corrige, comete otro error mayor.”, esto viene a colación del escrito que lleva este mismo título publicado en el día de hoy, quince de enero, y que me apresuro a modificar en la medida en que no quiero perjudicar a quien no se lo merece.
Culpaba en dicho artículo a Canto Marbán, cuyo cargo de gerente (o coordinadora) del grupo Zamora 10 ha ocupado tras Francisco Prieto, y lo hacía en relación con incontables llamadas y correos electrónicos a la sede del Grupo que no han sido respondidos desde hace varios meses; ese desinterés, esas llamadas sin respuesta, esa falta de información sobre los proyectos del Grupo, es lo que me llevó a pensar en la falta de responsabilidad que quien creía su representante, debía asumir.
Una llamada me ha dado la información que desconocía –y que no voy a reproducir, ya que considero personal- y me ha llevado a escribir estas líneas con objeto de exonerar de mis críticas a la que fuera su cabeza visible, la coordinadora Canto Marbán, ahora sé que inmerecidas, hacia ella y su equipo.
Dicho esto, insisto en que el Grupo Zamora 10, que formaron un puñado de personas con el único afán de encumbrar nuestra provincia, y de que progresara aceptando la colaboración de entidades financieras, empresariales, culturales y cualquiera que tuviera alguna propuesta que hacer, este grupo visto desde fuera, hoy parece más muerto que nunca. Nadie al otro lado del teléfono, varias dimisiones y un interés que ha decaído notablemente son los restos actuales que parecen quedar de este gran proyecto.
Se echa en falta una nota de prensa, una explicación, o un seguimiento público del estado de las iniciativas que están en marcha o en estudio; así que apelo, como zamorana e impulsora de uno de los proyectos, a que sea el presidente como máxima autoridad del Grupo quien dé esas explicaciones para que haya alguien al otro lado del ordenador, del teléfono y de la propia institución. Los zamoranos confiamos en Zamora 10 que nació como un soplo de aire fresco para una provincia olvidada; la continuidad y la ilusión deben seguir. ¡No nos dejen sin respuesta!


















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.115