Sábado, 13 de Diciembre de 2025

Carlos Domínguez
Miércoles, 20 de Marzo de 2024
HABLEMOS

Ritos, desfiles… y otra espiritualidad

Desde Zamora

    Llegando nuestra Semana más digna, siempre dentro de la modestia que adorna a esta Zamora austera y provinciana, revivimos año a año, familia a familia y generación tras generación, el rito entrañable de la túnica, el caperuz y el hachón, todo aderezado con la pincelada genuina del Barandales. Rito que, en lo habitual y acostumbrado, no supone menoscabo de esa religiosidad popular, a medio camino entre el sentimiento y una pizca de faranduleo, en forma de sociedad, amistades y franca compañía. Sopas y…, allá por la madrugada larga del Viernes con las Copas, hasta cinco, paso y baile incluidos.

 

   Zamora y zamoranía en estado puro, aun por el breve lapso de unas horas o días, con nuestros hijos y nietos volviendo de pasada al hogar que les vio nacer, hoy huérfano de risas, carantoñas y jolgorio, camino, mucho nos tememos, del ocaso definitivo. Sin embargo, esa religiosidad ligera y a menudo festiva sin caer en la irreverencia, no debe ocultar el hecho de que nuestra Semana Santa lo es de Pasión, invitando a cultivar una espiritualidad honda, de acuerdo con misterios que fundan la creencia de mayor arraigo, también de mayor calidad teológica y antropológica de Occidente, inseparable de nuestra civilización romana y cristiana.

 

   Entonces, ¿por qué entre desfile y desfile, entre liturgia y liturgia, no reflexionar sobre  mensajes y enseñanzas de una tradición religiosa que, casi de forma espontánea, pervive en mentes y conciencias al compartir a lo largo de nuestras vidas un mismo acervo cultural? La sociedad moderna, adicta al hedonismo cutre y paniaguado del Bienestar, olvida irresponsablemente las grandes cuestiones no ya doctrinales sino morales, que atañen al fundamento de nuestra existencia. Pues, al final, el hombre es el ser llamado a “precursar la muerte”, como bien intuyó el filósofo en algunas de sus páginas más brillantes.

 

   Ahí lo dejo porque  empiezo a divagar, y hoy, para la mayoría, se trata de esperar el Viernes y su madrugada, con todo lo  que acompaña. En fin, zamoranos, otro año y el próximo que no falte.

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