MINISTERIO DE CULTURA
Urge un plan de restauración global de las murallas
Si Zamora fuese una ciudad catalana o vasca, el Gobierno ya habría diseñado un proyecto para restaurar lo que queda del recinto amurallado. Pero somos la cenicienta de Castilla y León y un lugar olvidado para el ejecutivo sanchista. Por cierto, el otro día los dos parlamentarios del PSOE por Zamora se jactaban de no sé qué de la autovía entre Zamora y la frontera lusa. Más relatos que nos llevan contando desde hace décadas los populares y los socialistas. No me creo nada. Soy un escéptico político y un ateo religioso. Cuando en España triunfa la mentira y su primo hermano el engaño y se enterró la verdad y su compañera de toda la vida, la sinceridad, no le vamos a pedir a estos políticos, que no son otra cosa que los comerciales del poder en provincias, que nos miren a los ojos y se expresen como hombres serios, como zamoranos antes que socialistas. Han perdido todo crédito a fuer de fabricar mentiras. Ya lo expresó Lenin, el San Pablo del marxismo, la mentira es un arma revolucionaria, aserto que también coparía otro sociópata, pero dándole otra versión más moderna, Goebbels, una mentira repetida mil veces se acaba por convertir en una gran verdad.
A lo que voy. Se ha derrumbado unas cuantas piedras de la muralla de la Ronda de Santa Ana, que lleva dejada de la mano del Estado desde hace décadas. Restaurarla le corresponde no al Ayuntamiento, sino al Ministerio de Cultura, que anunció, no ha mucho tiempo, que actuaría en una serie de tramos de la muralla. Aquí lo tragamos todo. ¿Cuándo? ¿Por qué no se restauran todos los kilómetros de muralla que todavía se mantienen en pie, aunque amenazando desprendimientos? ¿Por qué tenemos que tolerar los zamoranos que amamos nuestra historia que se arregle el recinto defensivo medieval como si fuera el pantalón de un niño pobre, de roto en roto, de descosido en descosido?
Paradoja política: Mientras el alcalde Guarido, desde que es el principal inquilino de la Casa de las Panaderas, ha laborado como una abeja obrera para liberar las murallas de la avenida de la Feria, los gobiernos centrales mantienen su indolencia hacia la historia.
Habría que redactar, si no está proyectado ya, un Plan Director de las Murallas de Zamora y que el alcalde lo remitiera al Ministerio de Cultura. Y no admitir más remiendos, como si nuestro muro defensivo fuese un balón de reglamento con el que juegan los niños del extrarradio.
También se vienen desprendiendo, con cierta regularidad -las pruebas son evidentes- materiales de Trascastillo, procedentes de los cuestos que sostienen las murallas del sur, las que dan olivares. La erosión castiga ese terreno, inclinado, cubierto por arboleda y cactus. Cualquier día quizá salten del sendero a la carretera, muy transitada, y se produzca un accidente grave de tráfico. Habría que realizar un estudio edafológico de ese terreno.
Los zamoranos y sus instituciones públicas no deberían guardar silencio en torno al cuidado de su patrimonio, que también es lo poco que va quedando de España. Si me apura, solo tenemos que no rechistar tras el juramento del obispo ante el Cristo de las Injurias. El resto del año, hay que exigir a los poderos públicos inversiones del Estado para que el legado medieval se conserva y se transmite a las nuevas generaciones. No seamos pusilánimes. No tengamos miedo a pedir lo que nos pertenece. El dinero público es de todos, aunque aquella vicepresidenta socialista afirmase que no era de nadie. Pobrecita.
Eugenio-Jesús de Ávila
Si Zamora fuese una ciudad catalana o vasca, el Gobierno ya habría diseñado un proyecto para restaurar lo que queda del recinto amurallado. Pero somos la cenicienta de Castilla y León y un lugar olvidado para el ejecutivo sanchista. Por cierto, el otro día los dos parlamentarios del PSOE por Zamora se jactaban de no sé qué de la autovía entre Zamora y la frontera lusa. Más relatos que nos llevan contando desde hace décadas los populares y los socialistas. No me creo nada. Soy un escéptico político y un ateo religioso. Cuando en España triunfa la mentira y su primo hermano el engaño y se enterró la verdad y su compañera de toda la vida, la sinceridad, no le vamos a pedir a estos políticos, que no son otra cosa que los comerciales del poder en provincias, que nos miren a los ojos y se expresen como hombres serios, como zamoranos antes que socialistas. Han perdido todo crédito a fuer de fabricar mentiras. Ya lo expresó Lenin, el San Pablo del marxismo, la mentira es un arma revolucionaria, aserto que también coparía otro sociópata, pero dándole otra versión más moderna, Goebbels, una mentira repetida mil veces se acaba por convertir en una gran verdad.
A lo que voy. Se ha derrumbado unas cuantas piedras de la muralla de la Ronda de Santa Ana, que lleva dejada de la mano del Estado desde hace décadas. Restaurarla le corresponde no al Ayuntamiento, sino al Ministerio de Cultura, que anunció, no ha mucho tiempo, que actuaría en una serie de tramos de la muralla. Aquí lo tragamos todo. ¿Cuándo? ¿Por qué no se restauran todos los kilómetros de muralla que todavía se mantienen en pie, aunque amenazando desprendimientos? ¿Por qué tenemos que tolerar los zamoranos que amamos nuestra historia que se arregle el recinto defensivo medieval como si fuera el pantalón de un niño pobre, de roto en roto, de descosido en descosido?
Paradoja política: Mientras el alcalde Guarido, desde que es el principal inquilino de la Casa de las Panaderas, ha laborado como una abeja obrera para liberar las murallas de la avenida de la Feria, los gobiernos centrales mantienen su indolencia hacia la historia.
Habría que redactar, si no está proyectado ya, un Plan Director de las Murallas de Zamora y que el alcalde lo remitiera al Ministerio de Cultura. Y no admitir más remiendos, como si nuestro muro defensivo fuese un balón de reglamento con el que juegan los niños del extrarradio.
También se vienen desprendiendo, con cierta regularidad -las pruebas son evidentes- materiales de Trascastillo, procedentes de los cuestos que sostienen las murallas del sur, las que dan olivares. La erosión castiga ese terreno, inclinado, cubierto por arboleda y cactus. Cualquier día quizá salten del sendero a la carretera, muy transitada, y se produzca un accidente grave de tráfico. Habría que realizar un estudio edafológico de ese terreno.
Los zamoranos y sus instituciones públicas no deberían guardar silencio en torno al cuidado de su patrimonio, que también es lo poco que va quedando de España. Si me apura, solo tenemos que no rechistar tras el juramento del obispo ante el Cristo de las Injurias. El resto del año, hay que exigir a los poderos públicos inversiones del Estado para que el legado medieval se conserva y se transmite a las nuevas generaciones. No seamos pusilánimes. No tengamos miedo a pedir lo que nos pertenece. El dinero público es de todos, aunque aquella vicepresidenta socialista afirmase que no era de nadie. Pobrecita.
Eugenio-Jesús de Ávila



















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.116