ADMINISTRACIÓN
Tropiezos administrativos
Intentó colocar en la casa del pueblo los paneles solares, había subvenciones, Europa lo promovía... Le hablaron maravillas, con esa energía producida compensaría los gastos que en la ciudad se hacían. Nadie, después de un año todavía, había cobrado lo que el gobierno había prometido. Un barullo administrativo impedía que el desarrollo de la producción solar, especialmente adecuada en España, pudiera desarrollarse con la necesaria celeridad, pues nos cambia el clima y lo sufrimos día a día...
Ya persas y egipcios, más tarde romanos y chinos descubrieron que necesitaban
personas preparadas para gestionar los asuntos prácticos del gobierno, para ello, cada pueblo inventó modos de seleccionar a los más adecuados, diversos exámenes, como cuando hoy se hacen oposiciones. Esto evitaba que algunos cretinos, simplemente por haber nacido en familias de renombre, por considerarse de sangre noble, arruinaran a todos con su inoperancia. Milenios han demostrado que esto es lo más sensato y en los últimos siglos ha ido alcanzando de diversos maneras a casi todos los sectores en la gestión de los pueblos. Los generales antes eran duques o marqueses; hoy son profesionales. Los altos cargos en los ministerios -menos los ministros, que veces son los menos listos- son funcionarios que han estudiado para ello, judicaturas (antes labor de la nobleza), fiscalía, economía, medicina, educación... Con el tiempo han ido creciendo las ramas de los que han opositado y estudiado para desarrollar esas funciones, incluso incorporando asesores en biología, ingeniería, climatología...
Lo que no se esperaba era un crecimiento cancerígeno de estos cuerpos por medio de los administrativos que con manojos de leyes, cada vez más complejas, al final se hacen ineficientes, mientras excesivos trabajadores han de justificar su existencia embrollando los procesos.
Todos se quejan en todas partes de los excesos administrativos que lo complican todo y, en vez de ayudar, lastran las acciones y resultan ineficientes. A veces hay que podar el árbol para que crezcan más vigorosas las ramas importantes. Fabricantes de coches, empresarios, profesores y médicos, agricultores y ganaderos, quienes implantan las energías limpias, todos se quejan de las zancadillas que mil controles y necios protocolos ponen en las acciones que permitirían a la sociedad desarrollarse libremente. Pero la libertad está cada vez más amenazada, por las corrientes ideológicas actuales y por la burocracia, que la impide, entre marañas de normas, pues demasiadas actividades nos prohíben.
Hay que limpiar, desbrozar, liberar y dejar hacer en paz, evitar tantos controles, reducir el número de funcionarios que no funcionan y, por supuesto, de políticos, que provocan más problemas de los que arreglan.
Cada vez más, sobre todo en la campiña, se odia a la administración del estado por sus imposiciones. ¿Energía solar?
Tomó una copa de vino, hecho por el vecino, dos huevos de gallinas del lugar, salió al campo e hizo otro brindis al sol.
Ilia Galán
Ilia Galán
Intentó colocar en la casa del pueblo los paneles solares, había subvenciones, Europa lo promovía... Le hablaron maravillas, con esa energía producida compensaría los gastos que en la ciudad se hacían. Nadie, después de un año todavía, había cobrado lo que el gobierno había prometido. Un barullo administrativo impedía que el desarrollo de la producción solar, especialmente adecuada en España, pudiera desarrollarse con la necesaria celeridad, pues nos cambia el clima y lo sufrimos día a día...
Ya persas y egipcios, más tarde romanos y chinos descubrieron que necesitaban
personas preparadas para gestionar los asuntos prácticos del gobierno, para ello, cada pueblo inventó modos de seleccionar a los más adecuados, diversos exámenes, como cuando hoy se hacen oposiciones. Esto evitaba que algunos cretinos, simplemente por haber nacido en familias de renombre, por considerarse de sangre noble, arruinaran a todos con su inoperancia. Milenios han demostrado que esto es lo más sensato y en los últimos siglos ha ido alcanzando de diversos maneras a casi todos los sectores en la gestión de los pueblos. Los generales antes eran duques o marqueses; hoy son profesionales. Los altos cargos en los ministerios -menos los ministros, que veces son los menos listos- son funcionarios que han estudiado para ello, judicaturas (antes labor de la nobleza), fiscalía, economía, medicina, educación... Con el tiempo han ido creciendo las ramas de los que han opositado y estudiado para desarrollar esas funciones, incluso incorporando asesores en biología, ingeniería, climatología...
Lo que no se esperaba era un crecimiento cancerígeno de estos cuerpos por medio de los administrativos que con manojos de leyes, cada vez más complejas, al final se hacen ineficientes, mientras excesivos trabajadores han de justificar su existencia embrollando los procesos.
Todos se quejan en todas partes de los excesos administrativos que lo complican todo y, en vez de ayudar, lastran las acciones y resultan ineficientes. A veces hay que podar el árbol para que crezcan más vigorosas las ramas importantes. Fabricantes de coches, empresarios, profesores y médicos, agricultores y ganaderos, quienes implantan las energías limpias, todos se quejan de las zancadillas que mil controles y necios protocolos ponen en las acciones que permitirían a la sociedad desarrollarse libremente. Pero la libertad está cada vez más amenazada, por las corrientes ideológicas actuales y por la burocracia, que la impide, entre marañas de normas, pues demasiadas actividades nos prohíben.
Hay que limpiar, desbrozar, liberar y dejar hacer en paz, evitar tantos controles, reducir el número de funcionarios que no funcionan y, por supuesto, de políticos, que provocan más problemas de los que arreglan.
Cada vez más, sobre todo en la campiña, se odia a la administración del estado por sus imposiciones. ¿Energía solar?
Tomó una copa de vino, hecho por el vecino, dos huevos de gallinas del lugar, salió al campo e hizo otro brindis al sol.
Ilia Galán
Ilia Galán


















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.115