La invasión de los bárbaros, como una plaga de langosta

Cuentan los historiadores que los bárbaros del  norte de Europa, llegaron a la Península Ibérica como una plaga de langosta, arrasando todo cuanto encontraban a su paso.   Los suevos se apoderaron de la Lusitania sin encontrar apenas resistencia por parte del Imperio romano que ocupaba entonces la Hispania.

Hay algunas  versiones de que la civilización romana había muerto "asesinada por la barbarie", pero el profesor Francisco Tomás y Valiente comenta que la realidad no fue precisamente así, pues la caída del Imperio se debió en gran medida a su propia descomposición interna.

Si bien algunos pueblos bárbaros irrumpieron por los Pirineos ferozmente, destruyendo campos,  ciudades, monumentos y todo cuanto hallaron en su camino.  otros penetraron en España en virtud de acuerdos de ayuda militar concertados con las autoridades imperiales.

Vándalos, Alanos, Suevos y cien pueblos más salidos de las regiones septentrionales de Europa, unidos por instintos de rapiña y hambre, recorrieron a sangre y fuego los confines de la Hispania Ulterior y Citerior, sin que las cohortes romanas detuvieran aquella marcha de actos vandálicos y de brutal destrucción.

Los germanos, a diferencia de los hunos no eran nómadas,  buscaban aquí tierras donde asentarse.  Las autoridades imperiales llamaron a los visigodos para combatir con ellos contra los suevos especialmente.

A lo largo de todo el siglo IV y primeros años del V, mantuvo Roma relaciones constantes con los visigodos, incluso de ayuda militar.  Después del "foedus" del año 418, por el que los visigodos seguían comprometiéndose a ayudar militarmente a los romanos, hicieron varias incursiones al sur de los Pirineos para pacificar la Tarraconense y, sobre todo, para luchar contra los suevos.

A partir del año 547, un elevado número de familias de campesinos visigodos se asentaron definitivamente en parte de la Meseta Norte, en especial en la Tierra de Campos.

Según un texto de San Isidoro, debió darse una gran batalla entre católicos y arrianos, mandada por Leovigildo en el año 576, a mitad del camino entre Zamora y Salamanca.  Sabaria se define como territorio semiautónomo, entre los reinos suevos y visigodos , que ocuparía la zona entre Benavente y Sayago.  Dicha zona tenía acuñación de moneda propia, aun que esta parece crear una cierta confusión  con la "ceca" visigoda establecida en Semure, la actual ciudad de Zamora.

La localización de "Sarabia", se ha identificado con la actual Peñausende, en el camino de 632 millas que comunicaba Mérida con Caesaraugusta (Zaragoza).

Balbino Lozano