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Viví el 25 de abril de 1974
Francisco José Alonso Rodríguez    
   
	    
	
    
        
    
    
        
          
		
    
        			        			        			        
    
    
    
	
	
        
        
        			        			        			        
        
                
        
        El 25 de abril de 1974, una canción sirve de señal para el comienzo de una revolución que, entre claveles y abrazos, de manera pacífica, termina con alrededor de cuatro décadas de dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal. Aquel día comenzó una nueva etapa. La llamada Revolución de los Claveles fue un levantamiento militar y popular en Portugal debido a la ausencia del ejercicio de los derechos civiles de la población, la censura y al no poder participar en la elección de sus gobernantes: no se convocaba elecciones democráticas desde 1925, siendo esta una grave violación a los derechos civiles, es así como gracias a este movimiento popular Portugal se convirtió en un Estado democrático y de derecho y la vuelta a Portugal del cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
 
La amistad, podría decir casi familiar, en esos momentos con el Capitán Fernando José Salgueiro Maia, (joven militar de 29 años) me permitió hace 50 años estar a su lado en esos días Históricos para Portugal. Fernando José Salguero Maia. Era una persona integra tanto consigo mismo como con los que le rodeaban. Siempre contaba que de pequeño estuvo muy vinculado a su abuelo, le expresaba a su abuelo que quería ayudar a la gente y a Portugal, el abuelo le expresaba hijo pues hazte militar “y a si fue”.
 
Quiero en este 50 aniversario (sea la última vez que hable o escriba sobre este día Histórico para Portugal).  La figura de Fernando José Salguero Maia, quien capitaneó la columna de blindados que salieron de Santarém a 81,7 km de Lisboa, montó cerco a los ministerios, forzando al final de la tarde, la rendición de Marcelo Caetano en el Cuartel de Carmo, Salgueiro entro en el cuartel de la GNR, jugándose la vida, para apresar al dictador, a quien escoltó en un tanque hacia el aeropuerto, primera parada camino del exilio en Brasil a Marcelo Caetano al avión que le transportaría.
 
No podemos olvidar la frase para la historia que en la madrugada del 25 de abril de 1974 en la parada de la Escuela de Prácticas de Caballería de Santarém dice a sus soldados: “Señores míos, como todos saben, ha diversas modalidades de Estado. Los estados sociales, los corporativos y el estado al que hemos llegado. Así, en esta noche solemne, vamos a acabar con el estado al que hemos llegado. De forma que, quien quiera venir conmigo, vamos a Lisboa y acabemos con esto. Quien sea voluntario, que salga y forme. Quien no quiera salir, se queda aquí”. Los 240 soldados, formaron inmediatamente.  Después recorrieron los 81,7 km hasta Lisboa, para acabar con la dictadura. El capitán Fernando José Salgueiro Maia nunca aceptó ninguna prebenda y siguió en la carrera militar muriendo de cáncer en 1992 con el grado de Teniente Coronel.
 
Fernando José Salgueiro Maia fue un militar y demócrata de los pies a la cabeza. Considero que su papel había concluido con el cumplimiento de su misión en Lisboa aquel 25 de abril. Se había convertido, muy a su pesar, en incono popular de la “Revolución de los Claveles. La política y la jerarquía militar no perdona que al quien sea tan puro, tan sincero y tan leal a una idea. Fue discriminado y mal tratado al no querer pertenecer a ningún bando.
 
Hay que reconocer a Otelo Saraiva de Carvalho como el ideólogo del movimiento de las Fuerzas Armadas y del golpe. Él personalmente escogió “Granola, Vila Morena”, como contraseña del inicio definitivo de la insurrección del 25 de abril de 1974. Tanto a Otelo como a Salgueiro los traté con mucha frecuencia y les invité con asiduidad a venir a Madrid como conferenciantes.
 
Fueron días de felicidad popular los que se vivieron en Lisboa y en todo Portugal. El ya fallecido Gabriel García Márquez, escribió por aquellos días que en Lisboa “toda la gente habla y nadie duerme. Hay reuniones hasta altas horas de la noche, con luces encendidas hasta la madrugada. Si alguna cosa va a conseguir esta revolución es aumentar la factura de la luz”. La Revolución de los Claveles sin duda consiguió mucho más que eso (derechos sociales, libertades, fortalecimiento de un sector público que garantizaba un modo de vida digno y sobre todo un estado de derecho).
 
Es mi deseo y espero que Portugal recupere el espíritu del 25 de abril de 1974 que unos jóvenes capitanes románticos quisieron y soñaron para Portugal.
        
        
    
       
            
    
        
        
	
    
                                                                                            	
                                        
                            
    
    
	
    
El 25 de abril de 1974, una canción sirve de señal para el comienzo de una revolución que, entre claveles y abrazos, de manera pacífica, termina con alrededor de cuatro décadas de dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal. Aquel día comenzó una nueva etapa. La llamada Revolución de los Claveles fue un levantamiento militar y popular en Portugal debido a la ausencia del ejercicio de los derechos civiles de la población, la censura y al no poder participar en la elección de sus gobernantes: no se convocaba elecciones democráticas desde 1925, siendo esta una grave violación a los derechos civiles, es así como gracias a este movimiento popular Portugal se convirtió en un Estado democrático y de derecho y la vuelta a Portugal del cumplimiento de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La amistad, podría decir casi familiar, en esos momentos con el Capitán Fernando José Salgueiro Maia, (joven militar de 29 años) me permitió hace 50 años estar a su lado en esos días Históricos para Portugal. Fernando José Salguero Maia. Era una persona integra tanto consigo mismo como con los que le rodeaban. Siempre contaba que de pequeño estuvo muy vinculado a su abuelo, le expresaba a su abuelo que quería ayudar a la gente y a Portugal, el abuelo le expresaba hijo pues hazte militar “y a si fue”.
Quiero en este 50 aniversario (sea la última vez que hable o escriba sobre este día Histórico para Portugal). La figura de Fernando José Salguero Maia, quien capitaneó la columna de blindados que salieron de Santarém a 81,7 km de Lisboa, montó cerco a los ministerios, forzando al final de la tarde, la rendición de Marcelo Caetano en el Cuartel de Carmo, Salgueiro entro en el cuartel de la GNR, jugándose la vida, para apresar al dictador, a quien escoltó en un tanque hacia el aeropuerto, primera parada camino del exilio en Brasil a Marcelo Caetano al avión que le transportaría.
No podemos olvidar la frase para la historia que en la madrugada del 25 de abril de 1974 en la parada de la Escuela de Prácticas de Caballería de Santarém dice a sus soldados: “Señores míos, como todos saben, ha diversas modalidades de Estado. Los estados sociales, los corporativos y el estado al que hemos llegado. Así, en esta noche solemne, vamos a acabar con el estado al que hemos llegado. De forma que, quien quiera venir conmigo, vamos a Lisboa y acabemos con esto. Quien sea voluntario, que salga y forme. Quien no quiera salir, se queda aquí”. Los 240 soldados, formaron inmediatamente. Después recorrieron los 81,7 km hasta Lisboa, para acabar con la dictadura. El capitán Fernando José Salgueiro Maia nunca aceptó ninguna prebenda y siguió en la carrera militar muriendo de cáncer en 1992 con el grado de Teniente Coronel.
Fernando José Salgueiro Maia fue un militar y demócrata de los pies a la cabeza. Considero que su papel había concluido con el cumplimiento de su misión en Lisboa aquel 25 de abril. Se había convertido, muy a su pesar, en incono popular de la “Revolución de los Claveles. La política y la jerarquía militar no perdona que al quien sea tan puro, tan sincero y tan leal a una idea. Fue discriminado y mal tratado al no querer pertenecer a ningún bando.
Hay que reconocer a Otelo Saraiva de Carvalho como el ideólogo del movimiento de las Fuerzas Armadas y del golpe. Él personalmente escogió “Granola, Vila Morena”, como contraseña del inicio definitivo de la insurrección del 25 de abril de 1974. Tanto a Otelo como a Salgueiro los traté con mucha frecuencia y les invité con asiduidad a venir a Madrid como conferenciantes.
Fueron días de felicidad popular los que se vivieron en Lisboa y en todo Portugal. El ya fallecido Gabriel García Márquez, escribió por aquellos días que en Lisboa “toda la gente habla y nadie duerme. Hay reuniones hasta altas horas de la noche, con luces encendidas hasta la madrugada. Si alguna cosa va a conseguir esta revolución es aumentar la factura de la luz”. La Revolución de los Claveles sin duda consiguió mucho más que eso (derechos sociales, libertades, fortalecimiento de un sector público que garantizaba un modo de vida digno y sobre todo un estado de derecho).
Es mi deseo y espero que Portugal recupere el espíritu del 25 de abril de 1974 que unos jóvenes capitanes románticos quisieron y soñaron para Portugal.




















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