
NUESTRA HISTORIA
Los conventos de las Claras en Zamora
En Zamora, la población religiosa siempre ha sido importante en cuanto al número de comunidades de las más diversas órdenes se refiere; pero, desde mi punto de vista (puede que sea una apreciación muy personal) las que gozan de mayor raigambre y tradición son las MONJAS CLARISAS.
He podido averiguar que, ya en el año 1229, en nuestra vieja ciudad amurallada, había un grupo de monjas que fueron precursoras de la Orden de Santa Clara. Parece ser que, en 1269, consecuencia de una riada, se afincaron en el Barrio de Olivares y allí permanecieron hasta 1586, año en que, de nuevo el Duero desbordado inundó el monasterio y tuvieron que buscarse otro nuevo domicilio.
Fue en aquel año de 1586 cuando pasaron a ocupar un edificio que habían tenido los monjes benedictinos en un lugar junto a la muralla que daba acceso a la ciudad por una puerta que, desde entonces conocimos como "Puerta de Santa Clara" y este fue el nombre con el que quedó también la Calle. Pasaron cerca de cuatrocientos años con las monjas de Santa Clara en este domicilio que las vinculó tanto a la historia de Zamora y a su estructura urbana, no en vano la Calle de Santa Clara es la más emblemática de la ciudad.
Llegó el año de 1951 y las Clarisas decidieron cambiarse de casa, porque "el viejo caserón de la Calle Santa Clara era húmedo y la ciudad lo había rodeado por completo". Le construyeron su nuevo Monasterio, junto a la Universidad Laboral, donde tienen su huerta, su iglesia, su residencia y todos cuantos servicios puedan requerir. Ellas se hicieron cargo del lavado de ropa de aquel centro docente y con esta función y otros trabajos, pienso yo, que han ido progresando en su ministerio.
El traslado de la Calle de Santa Clara al lugar donde ahora residen, Calle Miguel de Unamuno, 1, no cabe duda alguna que se hizo con la intervención, apoyo e incluso patrocinio de Carlos Pinilla que promocionó la creación del Monasterio lo mismo que había impulsado la creación de la Universidad Laboral de Zamora desde su cargo de Subsecretario del Ministerio de Trabajo. Carlos Pinilla Turiño, que había nacido en Cerecinos del Carrizal en 1912, falleció en 1991 y está enterrado en la Capilla del Monasterio de las Clarisas que él impulsó.
Estas monjas de Santa Clara, que en tiempos remotos no pudieron con las inundaciones que arrasaron su convento, siempre han tenido algo que ver con la meteorología, porque es tradición que, cuando va a haber una boda o alguna celebración familiar las gentes tengan la costumbre de llevar huevos a las Claras para pedir que no llueva ese día.
Balbino Lozano
En Zamora, la población religiosa siempre ha sido importante en cuanto al número de comunidades de las más diversas órdenes se refiere; pero, desde mi punto de vista (puede que sea una apreciación muy personal) las que gozan de mayor raigambre y tradición son las MONJAS CLARISAS.
He podido averiguar que, ya en el año 1229, en nuestra vieja ciudad amurallada, había un grupo de monjas que fueron precursoras de la Orden de Santa Clara. Parece ser que, en 1269, consecuencia de una riada, se afincaron en el Barrio de Olivares y allí permanecieron hasta 1586, año en que, de nuevo el Duero desbordado inundó el monasterio y tuvieron que buscarse otro nuevo domicilio.
Fue en aquel año de 1586 cuando pasaron a ocupar un edificio que habían tenido los monjes benedictinos en un lugar junto a la muralla que daba acceso a la ciudad por una puerta que, desde entonces conocimos como "Puerta de Santa Clara" y este fue el nombre con el que quedó también la Calle. Pasaron cerca de cuatrocientos años con las monjas de Santa Clara en este domicilio que las vinculó tanto a la historia de Zamora y a su estructura urbana, no en vano la Calle de Santa Clara es la más emblemática de la ciudad.
Llegó el año de 1951 y las Clarisas decidieron cambiarse de casa, porque "el viejo caserón de la Calle Santa Clara era húmedo y la ciudad lo había rodeado por completo". Le construyeron su nuevo Monasterio, junto a la Universidad Laboral, donde tienen su huerta, su iglesia, su residencia y todos cuantos servicios puedan requerir. Ellas se hicieron cargo del lavado de ropa de aquel centro docente y con esta función y otros trabajos, pienso yo, que han ido progresando en su ministerio.
El traslado de la Calle de Santa Clara al lugar donde ahora residen, Calle Miguel de Unamuno, 1, no cabe duda alguna que se hizo con la intervención, apoyo e incluso patrocinio de Carlos Pinilla que promocionó la creación del Monasterio lo mismo que había impulsado la creación de la Universidad Laboral de Zamora desde su cargo de Subsecretario del Ministerio de Trabajo. Carlos Pinilla Turiño, que había nacido en Cerecinos del Carrizal en 1912, falleció en 1991 y está enterrado en la Capilla del Monasterio de las Clarisas que él impulsó.
Estas monjas de Santa Clara, que en tiempos remotos no pudieron con las inundaciones que arrasaron su convento, siempre han tenido algo que ver con la meteorología, porque es tradición que, cuando va a haber una boda o alguna celebración familiar las gentes tengan la costumbre de llevar huevos a las Claras para pedir que no llueva ese día.
Balbino Lozano
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