Sábado, 15 de Noviembre de 2025

Balbino Lozano
Jueves, 23 de Mayo de 2024
BODA

Hace nueve años que se casó mi nieta Verónica

[Img #88921]El día de su boda disfruté de un día feliz viendo felices a todos los que allí estaban. hubo momentos muy emotivos, momentos muy alegres, momentos sorprendentes, momentos de los que desearía hablar, pero ocuparían  tantas páginas que no es este el momento y lugar. Sí deseo exponer lo que les dije a los novios en momento tan transcendente:


Si mi estado de ánimo me lo permite y la voz no me falla, quiero pronunciar unas palabras que, si bien van dirigidas a la NOVIA (a los novios), están dedicadas a aquella mujer que nos dejó hace dieciocho  años y que, si ahora no está aquí físicamente,  su espíritu está presente en todos los que la conocieron. Ella, desde el cielo, porque no puede ser desde otro lugar, estará disfrutando de este momento con toda la alegría que le proporcionaron siempre cuantos actos protagonizó Verónica.  Para tÍ  ROSARIO  nuestro recuerdo y nuestro cariño.


 Era un 18 de noviembre, cuando el otoño hacía caer abundantemente las hojas de los árboles, cuando estaba próximo a terminar el año 1.986 y como tiene que ser en cada ciclo estacional todo parecía terminar en aquel año;  pero la ciencia demuestra que nada acaba, que la materia no muere, sino que se transforma.


Ese día nacía una nueva vida que, desde el primer momento tuvo la virtud de ilusionar a todos cuantos la estábamos esperando.   Nacía nuestra primera nieta. Para nosotros había cambiado la Estación del año. Había llegado la Primavera en todo su esplendor. Luego llegarían mas Primaveras, nuevas ilusiones: MARTA, CARMEN;  pero Verónica era la primer nieta y nosotros comenzábamos a disfrutar de la existencia de una niña que iba a dar motivos para ilusiones, inquietudes, satisfacciones, orgullo y algún que otro susto por su temprana temeridad y afición al riesgo.


Cuando Verónica daba sus primeros pasos, a pesar de que su padre intentaba mantenerla en una burbuja de higiene y alejarla de todo peligro con el lógico deseo de preservar su integridad física, ella correteaba por el pueblo de Tardobispo rebuscando en todos los rincones y levantando todas la piedras a su alcance. Cuando le decíamos que debajo de aquellas piedras podía salir algún bicho , su contestación era: "Tendrá que vérselas conmigo!".


También, en sus primeros años, fuimos de vacaciones a Santander y en el hotel en que nos alojábamos prodigó sus alegres correrías escaleras arriba y abajo, recorriendo todos los rincones del edificio, metiéndose debajo de las mesas del comedor y haciéndonos correr detrás de ella, hasta que a mí me hizo exclamar:  "A esta niña no hay quien la aguante!".  Exclamación  que yo podía haber olvidado, porque la dije en un momento de desasosiego y con el natural susto por los riesgos que estaba  corriendo la niña con sus peligrosas idas y venidas;  pero su padre, con su prodigiosa memoria, me ha recordado alguna vez la dichosa frase.


Recuerdo también, con especial cariño, aquellos años de playa en Cullera. Como siempre, sin temor al riesgo, se metía en el agua como una verdadera sirenita. Menos mal que aprendió a nadar desde muy pequeña y era autosuficiente para mantenerse en el agua.


Esto de buscar el peligro siempre ha estado en su espíritu aventurero; incluso, no hace muchos años, se le ocurrió hacer "puenting" y se lanzó al vacío con el único fin de descargar tanta adrenalina como parece llevar dentro de ese escultural cuerpo.


Pero en su interior también hay otras muchas cosas buenas: Tiene muy buenos sentimientos, sufre con las calamidades que ve a su alrededor, disfruta con las alegrías de los demás, es cariñosa hasta el exceso (pienso yo),  con lo que su belleza interna es superior a todo lo bonita que se le ve por fuera.


Mira, Luis, con todo lo que he dicho de Verónica, y conste que me quedo corto,  te llevas una alhaja de mujer, una joya de muchos kilates, un bombón de especial dulzura y  - que no se me olvide - una mujer muy inteligente que siempre ha sabido lo que quiere.


 Que disfrutéis de vuestra unión buscando siempre, además de vuestra propia felicidad, la felicidad de todos los que estamos en vuestro entorno familiar.                           

 

Está perorata la solté el día de su boda, pero la recuerdo hoy, nueve años después,  con gran satisfacción y cuando puedo disfrutar también de tener a mi biznieto Alex que ya tiene más de cinco años.                       

Balbino Lozano

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