PROGRESO
Alabada sea cualquier reivindicación por el progreso de Zamora
El sábado, de nuevo, por enésima vez, concentración de zamoranos y otros paisanos de León y Salamanca, antiguo Reino de León -¡qué bien nos habría venido una autonomía con las tres provincias leonesas!- para reivindicar la reapertura del ferrocarril Ruta de la Plata, en el que un servidor viajó ha mucho tiempo rumbo a Sevilla. Recuerdo que el PSOE la cerró, porque era deficitaria para el Estado. No pasó nada. Silencio. Después Aznar aseguró que regresaría a Benavente en tren. Todavía hay una Penélope de la ciudad de los Condes-Duques esperándole en el andén. El PP siempre ha hecho seguidismo con las medidas adoptadas y ejecutadas por los socialistas. Verbigracia: Mariano Rajoy.
Convencido estoy que, si el ferrocarril que unía a la Andalucía occidental, con Extremadura y las provincias del Reino de León, nunca fue económicamente rentable, tampoco lo sería ahora, en esta tercera década del siglo XXI. Al desmantelar estaciones y raíles, la inversión sería multimillonaria. Pero si Europa paga…
También, desde 1986, año del cierre, la despoblación de todas las provincias que atraviesa el añorado tren ha disminuido drásticamente. Ahora, casi 40 años después, todo el mundo tiene vehículo propio. No obstante, por pedir que no quede. Auguro que, de aprobarse esta nueva vía de ferrocarril, que se concluiría allá por el 2024, la despoblación de todas las regiones antes mencionadas alcanzaría el desierto demográfico.
Apuesto por esta nueva infraestructura, como también por la transformación en autovías de la N-122 entre la capital de la provincia y Portugal y la N-631, desde el cruce hacia Benavente hasta el Empalme con la A-66.
El cierre de los servicios ferroviarios causó un enorme daño económico y demográfico a nuestra ciudad. Vivián en Zamora casi mil funcionarios de Renfe con sus respectivas familias, que se fueron a otras ciudades, como Salamanca, más favorecidas por el ejecutivo felipista. Aquí, las huestes del PSOE local guardaron silencio. Prietas las filas. Lógico. El que se mueve no vuelve a salir en la fotografía. El PP tampoco se enfureció con esta decisión del Gobierno ni la enmendó cuando gobernó. Zamora no le importaba ni a tirios ni troyanos. Incluso tampoco a una mayoría de zamoranos reclamó ni lloró con esa decisión “liberaloide”, ni con otras medidas que descabellaron nuestra ciudad: Regimiento Toledo, Prisión Provincial, Universidad Laboral, reconversión agroganadera, Iberduero, Caja Zamora, Campsa, Banco de España…
Las decisiones políticas transforman la realidad económica y demográfica de cualquier ciudad y provincia. Zamora, durante la democracia, careció de un político con fuerza, que le susurrara al Gobierno, a todos, la importancia de invertir en nuestra tierra para desarrollarla. Maíllo fue la mano derecha o izquierda de Rajoy. Nada de nada. Carlos Romero hizo algo en su día. Añadamos a esa orfandad política de Zamora que los zamoranos somos gente dócil, domesticada, mayor, producto de esa apatía antropológica que nos define. Y comprenderemos por qué hemos llegado a esta miseria demográfica y económica. Loados sean, pues, los organizadores de esta concentración a favor de la reapertura de esta línea férrea, fijada para el día 25 de los corrientes. Ojalá tomemos conciencia de lo que somos y de lo que queremos ser.
Eugenio-Jesús de Ávila
Fotografía: Estado actual de la vía de tren de la Ruta de la Plata, tomado por la vegetación.
El sábado, de nuevo, por enésima vez, concentración de zamoranos y otros paisanos de León y Salamanca, antiguo Reino de León -¡qué bien nos habría venido una autonomía con las tres provincias leonesas!- para reivindicar la reapertura del ferrocarril Ruta de la Plata, en el que un servidor viajó ha mucho tiempo rumbo a Sevilla. Recuerdo que el PSOE la cerró, porque era deficitaria para el Estado. No pasó nada. Silencio. Después Aznar aseguró que regresaría a Benavente en tren. Todavía hay una Penélope de la ciudad de los Condes-Duques esperándole en el andén. El PP siempre ha hecho seguidismo con las medidas adoptadas y ejecutadas por los socialistas. Verbigracia: Mariano Rajoy.
Convencido estoy que, si el ferrocarril que unía a la Andalucía occidental, con Extremadura y las provincias del Reino de León, nunca fue económicamente rentable, tampoco lo sería ahora, en esta tercera década del siglo XXI. Al desmantelar estaciones y raíles, la inversión sería multimillonaria. Pero si Europa paga…
También, desde 1986, año del cierre, la despoblación de todas las provincias que atraviesa el añorado tren ha disminuido drásticamente. Ahora, casi 40 años después, todo el mundo tiene vehículo propio. No obstante, por pedir que no quede. Auguro que, de aprobarse esta nueva vía de ferrocarril, que se concluiría allá por el 2024, la despoblación de todas las regiones antes mencionadas alcanzaría el desierto demográfico.
Apuesto por esta nueva infraestructura, como también por la transformación en autovías de la N-122 entre la capital de la provincia y Portugal y la N-631, desde el cruce hacia Benavente hasta el Empalme con la A-66.
El cierre de los servicios ferroviarios causó un enorme daño económico y demográfico a nuestra ciudad. Vivián en Zamora casi mil funcionarios de Renfe con sus respectivas familias, que se fueron a otras ciudades, como Salamanca, más favorecidas por el ejecutivo felipista. Aquí, las huestes del PSOE local guardaron silencio. Prietas las filas. Lógico. El que se mueve no vuelve a salir en la fotografía. El PP tampoco se enfureció con esta decisión del Gobierno ni la enmendó cuando gobernó. Zamora no le importaba ni a tirios ni troyanos. Incluso tampoco a una mayoría de zamoranos reclamó ni lloró con esa decisión “liberaloide”, ni con otras medidas que descabellaron nuestra ciudad: Regimiento Toledo, Prisión Provincial, Universidad Laboral, reconversión agroganadera, Iberduero, Caja Zamora, Campsa, Banco de España…
Las decisiones políticas transforman la realidad económica y demográfica de cualquier ciudad y provincia. Zamora, durante la democracia, careció de un político con fuerza, que le susurrara al Gobierno, a todos, la importancia de invertir en nuestra tierra para desarrollarla. Maíllo fue la mano derecha o izquierda de Rajoy. Nada de nada. Carlos Romero hizo algo en su día. Añadamos a esa orfandad política de Zamora que los zamoranos somos gente dócil, domesticada, mayor, producto de esa apatía antropológica que nos define. Y comprenderemos por qué hemos llegado a esta miseria demográfica y económica. Loados sean, pues, los organizadores de esta concentración a favor de la reapertura de esta línea férrea, fijada para el día 25 de los corrientes. Ojalá tomemos conciencia de lo que somos y de lo que queremos ser.
Eugenio-Jesús de Ávila
Fotografía: Estado actual de la vía de tren de la Ruta de la Plata, tomado por la vegetación.

















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